Análisis | Por Oscar Herreros Usher


Me he encontrado con otro meme anticomunista, esta vez no en mi grupo de ex compañeros en las redes sociales. He investigado y este meme anda circulando en diversas versiones. Y, como el anterior, viene cargado de falsedades y mentiras. Voy a desmenuzar frase a frase.

Expropiale media habitación. Es, creo, de todos conocido que una de las formas de meter miedo al comunismo es el cuento de que te van a quitar todas tus cosas, todas tus propiedades personales. Van a meter a vivir en tu casa a una familia entera de pobres, te van a quitar tu auto, van a repartir tu ropa, ni qué hablar de tu celular, etc.

         Es una burda tergiversación sobre el asunto de la propiedad privada. Cuando los comunistas hablan de expropiación se refieren a los medios de producción, no a las cosas de uso personal.

         En el capitalismo podemos distinguir, a grandes rasgos, dos grupos de personas: los propietarios, que llamaremos capitalistas o clase capitalista, de los medios de producción (la tierra, las fábricas, las maquinarias, los vehículos de transporte, camiones, trenes, aviones, barcos de carga) y los que no poseen esos medios de producción, sino solo su fuerza de trabajo, a los que llamaremos trabajadores o clase trabajadora. Debido a esta situación y para subsistir, los trabajadores no tienen más remedio que vender su fuerza de trabajo a los capitalistas. La producción de bienes y de servicios ocurre cuando la fuerza de trabajo (de los trabajadores) se aplica sobre la materia prima (comprada por los capitalistas) mediante los medios de trabajo (de propiedad de los capitalistas).

         El precio que el capitalista paga al trabajador por su fuerza de trabajo es el salario, que este usa para subsistir, para renovar su fuerza de trabajo y para reproducirse, es decir, para generar nuevos trabajadores. Es necesario hacer notar que generalmente el salario pagado apenas da para eso. Esto se puede constatar observando la realidad en nuestro propio país: ¿puede un trabajador que gana el salario mínimo salir de la pobreza teniendo que alimentar, vestir, dar techo, educar, cuidar de la salud de sí mismo y de su familia? El que tenga ojos para ver que vea.

         Es cierto, el capitalista paga al trabajador por su fuerza de trabajo. ¿Con qué dinero? Con el que obtuvo de la venta de lo que el trabajador produjo. Pero el salario pagado es solo una pequeña parte de la producción del trabajador, la mayor parte se la queda el capitalista. Un estudio realizado en 2012 por investigadores de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) nos muestra lo ínfimo que el capitalista paga al trabajador y la enormidad de su ganancia: «un trabajador que gana el salario mínimo en México genera el valor de su sueldo con solo laborar 9 minutos; lo que produce en el resto de su jornada de trabajo (7 horas con 51 minutos), se queda en las arcas del gobierno y las empresas«. Según nos cuentan estos números, la relación laboral en el modo de producción capitalista solo puede recibir un nombre: explotación, una palabra muy desagradable para quienes cantan las maravillas del capitalismo y de paso crean memes como el que estamos comentando.

         A partir de la situación descrita más arriba se puede deducir que todos los bienes, todos los servicios, o sea, toda la riqueza que existe en una sociedad es o ha sido producida por la clase trabajadora. La clase capitalista no produce nada. La materia prima no puede ser transformada en mercaderías sin la fuerza de trabajo de los trabajadores, por más fábricas o más potentes máquinas tengan los capitalistas. Es más, la materia prima que el capitalista dice que aporta ha sido extraída de la naturaleza por los trabajadores, las fábricas han sido construidas por trabajadores, las máquinas han sido producidas por trabajadores.

         Más sobre la relación entre capital y trabajo se encuentra en «El Capital, crítica de la economía política» de Karl Marx. Claro que este es un libro gordo; se puede comenzar a investigar con una obra mucho más breve del mismo autor, Salario, precio y ganancia.

A la hora de comer, le das la mitad. Que el comunismo produce hambre y pobreza es un tema recurrente. Para desmentirlo, basta examinar lo que ocurría en la Unión Soviética. Este asunto ya lo he tratado en un artículo anterior. Vuelvo a transcribir un breve párrafo de la página web El nivel de vida en la Unión Soviética, todas cuyas afirmaciones están bien documentadas; esa página web trae referencias para cada uno de los datos que aporta, de modo que es posible comprobarlos en las fuentes.

La alimentación de los soviéticos mejoró considerablemente desde 1913, llegando a ser, según consideraciones de la FAO, la séptima mejor del mundo a mediados de los años ochenta. Según la CIA (1983) los soviéticos y estadounidenses consumían una cantidad de alimentos parecida, pero, la dieta soviética era algo mejor.

En 1913, con el zarismo, el consumo calórico per cápita de los rusos era de 2.109 kilo calorías diarias, pasando a 3.182 kilo calorías diarias en 1990, un 150,88% más. Tras la adopción de una economía de mercado por Rusia el consumo calórico por persona pasó a ser de 2.471 kilo calorías en 1998, un 77,66% del nivel de 1990.

Quitale el móvil. No sé a qué viene eso de que los comunistas te van a quitar tu teléfono móvil, que es un objeto de uso personal. Es más, fue un ingeniero electrónico soviético y otros de los países de la Europa del Este quienes inventaron y desarrollaron comercialmente el teléfono móvil. Lo que sigue fue extraído de Wikipedia:

[Leonid Ivánovich Kuprianóvich] en 1957, presentó el modelo de teléfono móvil LK-1. El aparato disponía de una estación base y un teléfono portátil con un alcance de entre 20 y 30 km con un peso de 3 kg y con una duración de batería de entre 20 y 30 horas. Este fue la base para la investigación que Leonid Kuprianóvich comenzó el año siguiente en el Instituto de Investigación Científica de Vorónezh. De esta investigación y desarrollo surgió el «Altái» que fue distribuido comercialmente en 1963 llegando a estar presente en más de 114 ciudades de la Unión Soviética, dando servicio a hospitales y médicos. El sistema se extendió por otros países de Europa del Este como Bulgaria quien lo mostraría en la exposición internacional Inforga-65.

En 1961, presenta el APN, un teléfono que cabe en la palma de la mano y que pesa 70 g con un alcance de 80 km.

En la presentación a la prensa, Leonid Kuprianóvich dijo que en la URSS estaba prevista la producción de este dispositivo. También informó sobre los planes de construcción en Moscú de diez estaciones de base para la creación de una red de comunicación móvil. La primera estación en Moscú se había previsto construir en el área de Mazílovo.

En 1965, la empresa búlgara «Radioelektrónika» desarrolló, basándose en las patentes de Leonid Kuprianóvich, el sistema que daba servicio hasta 15 clientes móviles y tenía su estación base conectada a la red telefónica. El sistema búlgaro fue presentado en Moscú en la exposición Inforga-65.

En 1966, la empresa búlgara presentó unos teléfonos móviles llamados RAT-05 y ATRT-05 que trabajaban con la estación base RATTs-10. Este sistema fue comercializado. Tras un trabajo conjunto con investigadores e ingenieros de la Unión Soviética, se desarrolló el sistema denominado «Altái» que se instaló inicialmente en los coches oficiales del gobierno soviético y luego se extendió por todos los servicios públicos.

         Una lectura atenta a lo anterior permite dar cuenta de que en el sistema soviético (comunista) un avance tecnológico se ponía prioritariamente a disposición de los organismos de servicio público, de modo que toda la población se beneficiara al menos indirectamente a través de la mejora de la eficiencia de esos servicios. Solo posteriormente, cuando la demanda de esos organismos estuviera satisfecha, se comercializaba para consumo personal privado, individual.

Dale vales para reclamar comida. Te quieren hacer creer que la única forma de conseguir comida bajo el comunismo es a través de esos vales. Te ocultan que esos vales sirven para garantizar que todos tengan acceso a comida, al menos lo mínimo necesario. Es una de las maneras en que gobiernos comunistas, el de la Revolución Cubana, por ejemplo, protegen el acceso a la alimentación del pueblo, en ese caso para proteger de los desbastadores efectos del criminal bloqueo impuesto a la isla por parte del imperialismo yanqui desde hace más de 6 décadas; bloqueo que cada año la Asamblea General de Naciones Unidas insta a levantar con abrumadoras votaciones con no más de tres o cuatro votos en contra que siempre son de Estados Unidos y de Israel, Estado que está llevando a cabo un horrible genocidio contra el pueblo palestino con bombardeos diarios y muertes por inanición y frío.

         Ni hace falta que sean gobiernos comunistas, apenas de izquierda como la Revolución Bolivariana en Venezuela a través de las cajas CLAP que incluyen un conjunto de alimentos que se entregan empaquetados a un costo muy bajo. O tan solo progresistas como los anteriores gobiernos argentinos peronistas mediante el programa Alimentar, un instrumento que entrega el Estado para que todos accedan a la canasta básica alimentaria y está dirigido a padres con hijos de hasta 17 años de edad inclusive que reciben la AUH (Asignación Universal por Hijo), también a embarazadas a partir de los 3 meses que cobran la asignación por embarazo, personas con discapacidad que reciben la AUH, madres con 7 hijos o más que perciben pensiones no contributivas.

Para vestir nada de marcas. Quizás lo más prudente, así ese padre o esa madre sustrae al chico o la muchacha del consumismo hedonista a que nos invita el capitalismo. Además, esas ropas y calzados de marca son producidos por multinacionales en fábricas que montaron en países del Sur Global (aquí se incluyen algunas maquilas instaladas en nuestro país) que sobreexplotan a sus trabajadores con extenuantes jornadas laborales, con salarios miserables, con ínfimos derechos laborales y sindicales, sin seguridad social, precarizados al extremo.

Y le decís que vos como líder supremo suyo podés ser bien capitalista. Es un intento de desprestigiar a líderes y gobernantes comunistas, haciendo creer que ellos son millonarios mientras el pueblo pasa penurias. Viene a cuento el siguiente hecho histórico que fue informado por un gran número de diarios del mundo, incluso alguno de nuestro país.

         En el año 2006 la revista Forbes publicó un informe con la lista de los 10 gobernantes más ricos del mundo. Entre ellos figuraba en séptimo lugar Fidel Castro a quien se le atribuía una fortuna de 900 millones de dólares. En la lista estaban también las reinas Isabel de Inglaterra con 500 millones y Beatriz de Holanda con 270 millones.

         Para calcular la riqueza del Comandante la revista Forbes recurrió a un absurdo y poco serio procedimiento. Cargó a su cuenta personal el valor de varias corporaciones estatales, ya que supuestamente él era quien las controlaba, también una serie de edificios públicos como el Palacio de Convenciones e incluso las ganancias que generaba la venta de diversas vacunas de investigación, desarrollo y elaboración cubana.

         Fidel, bastante enojado, rebatió a la revista en una alocución pública transmitida por radio y televisión. Algunas de las palabras que pronunció son las siguientes:

Resulta tan ridículo atribuirme una fortuna de 900 millones, sin herederos. Yo puedo preguntar, ¿para qué quiero el dinero si voy a cumplir 80 años?, ¿para qué quiero el dinero si no lo quise antes? Y, ¿dónde están los herederos?

Tener esa fortuna sería indigno y una traición a generaciones enteras, a los muertos, los que murieron en Granma, en Girón, en Escambray.

Los emplazo a todos, en primer lugar al presidente [George W.] Bush, el ladronzuelo ese, a la CIA, a los 33 organismos de inteligencia de Estados Unidos y a los miles de bancos del planeta.

Si lo prueban, no hace falta que preparen más planes y transiciones ni tonterías de ese tipo. Si ellos prueban que yo tengo una cuenta en el exterior de 900 millones, de un millón, de 500 mil, de 100 mil, de un dólar, yo renuncio al cargo y a las funciones que estoy desempeñando.

Busquen a todos los bancos del mundo… búsquenme un testaferro, búsquenme una cuenta, búsquenme un dólar.

Querían apartarme de la revolución, no han podido. Prueben esto que han dicho.

         Demás está añadir que nadie probó nada y que, después de las palabras del Comandante, las noticias sobre el informe Forbes desaparecieron de diarios, radios y televisiones como por arte de magia.

         Conviene agregar un par de datos interesantes. Oficialmente Fidel ganaba ese año unos 900 pesos cubanos (36 dólares) y no hay pruebas de su participación en las empresas que Forbes citó en su informe. No era la primera vez que esa revista de circulación mundial incluía a Fidel Castro en su lista de millonarios. El año 2005 estimó la fortuna del líder cubano en 550 millones de dólares, y en 2004, en 150 millones. Si le creemos a Forbes debemos aceptar también que Fidel es un genio de las finanzas haciendo crecer su fortuna personal de manera tan rápida, ni Elon Musk es tan hábil.

         Antes de terminar me permitiré decir que el peor error que ese padre, que quiere reformar a su hijo que quiere ser comunista, podría cometer es quitarle su móvil. Es muy probable que la chica o el muchacho desprovisto de su celular se ponga a leer libros y, como quiere ser comunista, es casi seguro que buscará libros de Marx (Manifiesto comunista, El Capital, El 18 Brumario, Las luchas de clases en Francia) o de Lenin (¿Qué hacer?, El imperialismo, El estado y la revolución) o de tantos otros autores (Socialismo o barbarie, Los cuadernos de la cárcel de Gramsci, Historia y conciencia de clase) y un interesante etcétera. Estos anticomunistas autores de memes anticomunistas son realmente brutos, dan consejos contraproducentes.