Análisis | Por Oscar Herreros Usher


Hace algunos días, en un grupo formado por antiguos compañeros de colegio en una red social, uno de ellos publicó un meme, la imagen que encabeza este texto. Pensé en responderle, pero como estaba muy atareado se me pasó la oportunidad. Esas respuestas deben darse de inmediato, ya que la memoria en las redes sociales es fugaz (esta es la principal estrategia de los dueños de las plataformas para no permitirnos pensar). De todos modos no resisto las ganas de compartir lo que pensé.

Estimado compañero:
Escribo esto en relación al meme que publicaste en nuestro grupo. Es obvio que la intención es que quienes lo vean lleguen a la conclusión de que el comunismo produce hambre y pobreza en la población. Estoy convencido de que vos creés que la cosa es así, porque si no, no hubieras publicado el meme.
El problema es que con esa publicación habrás causado un daño a los compañeros del grupo. Es un daño, porque convencer a otro de algo falso, es decir, engañarlo, hace que luego actúe de forma equivocada, con consecuencias indeseables.
Ahora me toca a mí demostrar que lo que afirma el meme es falso, y la mejor manera de hacerlo es mirar la realidad (que es la única verdad, he’i Aristóteles), histórica en este caso. Y, aunque parezca innecesario reiterarlo, lo verdadero es lo contrario a lo falso.

¿Y por cuáles medios buscamos la realidad, sus datos? Si lo hacemos por Google iremos por mal camino, ya que este buscador sufre de un descarado sesgo (el algoritmo que le dicen) debido a los intereses ideológicos procapitalistas de sus dueños. Sugiero que realicemos las búsquedas utilizando DuckDuckGo, que es más lento pero bastante más imparcial en comparación.

En primer lugar: definir el nivel de pobreza con base en la cantidad de dinero del que uno dispone para vivir diariamente es una deshonesta impostura. Dos personas pueden disponer de la misma cantidad de dinero, pero sus niveles de vida no serán iguales si una de ellas tiene acceso gratuito a salud, vivienda, educación, transporte y la otra no.
Tomaré como ejemplo un solo caso histórico, el de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), creada pocos años después de la Revolución de Octubre (1917). En la URSS no había pobres, ya que el Estado distribuía equitativamente los ingresos entre los ciudadanos y les proporcionaba las mismas ayudas gratuitas (vivienda, servicios médicos, educación, empleo, pensiones, ayudas económicas a discapacitados, huérfanos y madres solteras). No había hambre, desempleo ni personas sin hogar a finales de la URSS. La educación, incluida la educación superior y de posgrado, y los servicios médicos eran gratuitos para todos. Los niveles de vida eran más bajos que los estándares promedio en los países occidentales más ricos (‘promedio’ es importante, debido a la alta desigualdad en Occidente), pero no había pobreza real. En Rusia en los años 90, después de la disolución de la URSS y el retorno de la economía de mercado, o sea, del capitalismo, la pobreza volvió a ser un fenómeno generalizado y fue especialmente dura en Siberia y el Norte.
La información que sigue es un extracto del artículo titulado “El nivel de vida en la Unión Soviética”, recogido del blog de las Memorias de Morrison, que indica la fuente de cada dato que presenta. Es decir, es posible comprobar cada una de sus afirmaciones.
El mejoramiento del nivel de vida de los soviéticos, tras la Revolución de Octubre y tras la implantación de una economía planificada, se puede observar mediante la evolución del índice de desarrollo humano (IDH). (El IDH emplea cuatro indicadores: la esperanza de vida al nacer, la alfabetización de los mayores de 15 años, la tasa de escolarización y el PIB per cápita. El índice abarca números entre el 0 y 1. Cuanto más cercano al 1, mejor nivel de vida).
En 1913, último año del que tenemos datos de Rusia durante el zarismo, el IDH de Rusia era de un 0,12. Esta cifra representaba un 31,58% del nivel de Nueva Zelanda, un país con un IDH históricamente alto, que en 1913 era 0,38. En 1970, el IDH de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia) era de 0,5, una cifra 4,2 veces mayor que en 1913 y un 92,59% del nivel de Nueva Zelanda, que en ese año tenía un IDH de 0,54. Tras la adopción de una economía de mercado por parte de Rusia, el IDH cayó hasta un 0,48 en 1995. En 2010, el IDH de Rusia era el mismo que en 1990, veinte años atrás.
Durante el zarismo, en 1905, en Rusia el 1% más rico poseía el 17,99% del ingreso total, este porcentaje alcanzó un mínimo histórico del 3,45% en 1980 durante el socialismo y volvió aumentar hasta un 20,24% en 2015, tras la adopción del capitalismo.
El coeficiente de Gini (es el indicador que se utiliza con más frecuencia para medir el grado de desigualdad en la distribución del ingreso en un país; es un número entre 0 y 1, donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad: todos tienen los mismos ingresos) en Rusia pasó del 0,55 en 1905 con el zarismo, al 0,28 en 1988 con el socialismo y volvió a aumentar con el capitalismo al 0,55 en 2015.
La Unión Soviética llevó a cabo una política de estabilidad de precios. Gracias a esto, entre 1960 y 1981, el índice de precios de consumo (IPC) aumentó de media un 1,52% anual en la URSS, frente a un 7,52% anual que aumentó en los EEUU.
Entre 1956 y 1976, se construyeron en la URSS 44 millones de nuevas viviendas, más que en ningún otro país del mundo. Entre 1981 y 1985 se construyeron 10.028.000 pisos. El tamaño medio de los apartamentos soviéticos pasó de 42,3 metros cuadrados en 1960 a 56,4 metros cuadrados en 1985. La construcción de viviendas en Rusia, por parte de empresas estatales y otras organizaciones, alcanzó su máximo histórico en 1987, y tras la adopción del capitalismo por parte de Rusia, la producción de viviendas se desplomó, siendo la producción de viviendas en 2014 aún menor que en 1969.
El precio de los alquileres de los apartamentos estatales permaneció invariable desde 1928 en la URSS. En 1985, de media, las familias soviéticas gastaban un 3% de sus ingresos en el alquiler, frente al entre 20% y 30% que gastaban los estadounidenses y británicos.

La alimentación de los soviéticos mejoró considerablemente desde 1913, llegando a ser, según consideraciones de la FAO, la séptima mejor del mundo a mediados de los años ochenta. Según la CIA (1983) los soviéticos y estadounidenses consumían una cantidad de alimentos parecida, pero, la dieta soviética era algo mejor.
En 1913, con el zarismo, el consumo calórico per cápita de los rusos era de 2.109 kilo calorías diarias, pasando a 3.182 kilo calorías diarias en 1990, un 150,88% más. Tras la adopción de una economía de mercado por Rusia el consumo calórico por persona pasó a ser de 2.471 kilo calorías en 1998, un 77,66% del nivel de 1990.
Otro de los logros del socialismo en la URSS, fue la sanidad pública. La asistencia médica era totalmente gratuita. En 1770 la esperanza de vida en el Imperio Ruso era de 29 años, frente a los 34,3 años de la media europea, una diferencia de 5,3 años. Para 1913 la diferencia con Europa aumentó hasta los 10,4 años, teniendo el Imperio Ruso una esperanza de vida de 36,4 años. Desde entonces, y tras la implementación de un sistema de salud estatal por Nikolai Semashko, la esperanza de vida aumentó hasta los 56,1 años en 1950, y hasta los 68,8 años en 1973, a nivel europeo la esperanza de vida media era de 70,8 años. Es decir, que entre 1913 y 1973, la esperanza de vida aumentó en 32,4 años, casi se duplicó. Tras la adopción de una economía de mercado, la esperanza media de los Estados post soviéticos, se redujo considerablemente, siendo en el año 2000, 10 años después, 2,74 años inferior al nivel de 1990. En el año 2009 la esperanza de vida en los Estados post soviéticos era aún inferior al nivel de 1990. Para 2015 la esperanza de vida en estos Estados era de 70,56 años.
En 1913, con el zarismo, 269 de cada 1.000 infantes, morían antes de llegar al año de vida. Para 1985, esta cifra había descendido hasta 22 de cada 1.000. Esto supone que, en 72 años, la tasa de mortalidad infantil se redujo en más de 12 veces.
Entre 1913 y 1969 el número de camas de hospital en la URSS se multiplicó por 8,15 veces, pasando de 1,3 camas, por cada 1.000 habitantes, en 1913, con el zarismo, a 10,6 camas en 1969. En 1970 había en la URSS 10,6 camas por cada 1.000 personas, frente a las 8,2 de los EEUU. En 1970 la URSS tenía la mayor proporción de médicos por habitante del mundo, contando con 23,8 médicos por cada 10.000 personas, frente a los 15,8 de los Estados Unidos.

Un dato adicional, en el que no profundizaré: el 25 de febrero de 2021, el presidente chino Xi Jinping declaró en Beijing de manera oficial que China eliminará finalmente la pobreza absoluta en las áreas rurales. Según la línea de pobreza del Banco Mundial de $ 1,9 por persona al día, en 1981, se registraban en China 878 millones de pobres y la incidencia de pobreza era del 88,3 %. En 2015, ese número había descendido hasta los 9,7 millones de personas, con una incidencia del 0,7 % (Base de datos del Banco Mundial). ¿Cómo seguir sosteniendo que el comunismo es una fábrica de pobres? Para terminar, permitime decirte que es el capitalismo el que necesita que existan pobres y desempleados.

Dice el patrón, el capitalista: «¿Estás disconforme con tu salario? Mirá que ahí afuera hay una larga fila de gente que aceptaría tu puesto de trabajo incluso por un salario menor que el tuyo».

Estimado compañero: Espero haber contribuido a desmontar la mentira que una con una frase busca ocultar la verdad. Un abrazo fraterno.

A continuación cuatro textos que lo explican con claridad