Análisis | Por Arturo Babushkin

A poco más de un año de haber asumido la primera magistratura del país, el presidente Santiago Peña Palacios ratificó su compromiso con las patronales explotadoras al anunciar el pasado jueves 12 de septiembre que pretende eliminar derechos laborales establecidos en el Código del Trabajo, consumando así uno de los deseos más largamente anhelados por los empresarios: la flexibilización laboral y la mayor precarización de las condiciones de trabajo que les garantice una mayor acumulación a costa del trabajo ajeno.

Peña hizo el anuncio ante un auditorio de empresarios reunidos en la vigésima edición de la Expo Negocios 2024, y fue claro y categórico al señalar que en unos días más presentará ante el Poder Legislativo un proyecto para modificar la ley N° 213/1993 “Que establece el Código del Trabajo”. Este anuncio encontró rápido respaldo de parte del titular del Congreso, el senador colorado cartista Basilio “Bachi” Núñez, quien indicó que pedirá a los líderes de bancada y presidentes de comisiones parlamentarias la convocatoria para el estudio del anteproyecto de ley de flexibilización y precarización laboral, aclarando que el mismo aún no llegó a ese cuerpo colegiado.

Pero la Ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Mónica Recalde, fue aún más explícita al señalar que quieren presentar la propuesta de varias modificaciones para finales de este año, para lo cual convocó a profesionales del derecho laboral, principalmente ligados a las patronales explotadoras, a la primera mesa de trabajo impulsada por el gobierno en el marco de lo que denominan Modernización del Código del Trabajo: Avanzando hacia el Trabajo Decente y el Mejoramiento de la Productividad Nacional, lo que nos hace presumir que el ejecutivo ya cuenta con un anteproyecto de flexibilización laboral elaborado a la medida de las exigencias de las patronales y en detrimento de la clase trabajadora.

Con mayorías en ambas cámaras del Congreso Nacional, el gobierno de las patronales podrá modificar sin ningún obstáculo aparente todas las modificaciones que le aseguren al empresariado nacional y a las multinacionales extranjeras explotar al máximo al trabajador paraguayo, abaratando el costo de la fuerza de trabajo, por lo que les urge modificar y eliminar derechos laborales del Código del Trabajo para, según nos quieren hacer creer, “atraer” inversiones y generar 500.000 puestos de trabajo, promesa de campaña electoral del presidente Peña, lo cual no deja de ser más que pura falacia.

Si bien es cierto que la gran mayoría, aproximadamente 70% de las trabajadoras y los trabajadores paraguayos, somos víctimas de explotación, incumplimiento y violación de los derechos laborales establecidos previamente, con esta propuesta el gobierno pretende blanquear estos abusos de los empleadores, eliminando y restando derechos para igualarnos por abajo a todos los trabajadores paraguayos. No es verdad que esta propuesta sea beneficiosa para la clase trabajadora paraguaya, todo lo contrario, porque si fuera así, impulsarían los resortes legales existentes para que el Ministerio de Trabajo y el Instituto de Previsión Social (IPS) controlen y fiscalicen a las empresas para que cumplan con lo que la ley exige: el pago del salario mínimo legal vigente a todos los trabajadores; el cumplimiento de la jornada ordinaria de trabajo efectivo de 8 horas diarias y 48 horas semanales; el registro al seguro social obligatorio IPS; pago de bonificación familiar; pago de horas extras; pago por insalubridad, para aquellas labores que expongan a los trabajadores a condiciones peligrosas; el cumplimiento del pago adicional por trabajo nocturno; el pago doble por trabajo los días domingos y feriados; vacaciones pagas; el cumplimiento de los permisos por lo motivos establecidos en el Código del Trabajo, jubilación digna, etc. Pero no, al gobierno de las patronales le es más fácil restar y sacarnos derechos y conquistas laborales antes que cumplir con la ley del trabajo vigente.

Cabe recordar que los derechos laborales se han conquistado, a lo largo de procesos históricos que se forjaron con innumerables y largas luchas en todo el mundo, que no pocas veces significaron represión, persecución, prisión, torturas, exilio, desapariciones, ejecuciones y muerte para aquellos que se atrevieron a levantar su voz a favor de sus derechos laborales. La historia de las luchas obreras así lo corroboran, como fue el caso de las ejecuciones en la horca de líderes sindicales en la ciudad estadounidense de Chicago a finales del siglo XIX, por reclamar la jornada de 8 horas de trabajo, conquista reconocida en la inmensa mayoría de los países del mundo hasta nuestros días, incluyendo el nuestro. Este suceso histórico para la clase trabajadora dio origen a la conmemoración del 1° de mayo como “Día Internacional de los Trabajadores”, que recordamos todos los años en todo el mundo como jornada de lucha, de protesta y de defensa de las conquistas de los derechos de la clase trabajadora. A propósito de esta conquista de la jornada de 8 horas de trabajo, Friedrich Engels, escribió en 1890 en el prefacio de la edición alemana de El manifiesto comunista:

Pues hoy en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh, si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!.

En Paraguay, alentados por los hechos de Chicago de 1886, a inicios del siglo XX, el movimiento obrero hizo sentir sus reclamos con diversas reivindicaciones, el principal reclamo era la jornada laboral de 8 horas, ya que por entonces debían soportar jornadas de 12, 14 o incluso 20 horas de trabajo. También reclamaban la libertad de organización, salarios justos y dignos y el repudio a las condiciones de explotación en los yerbales.

Hoy, la clase trabajadora paraguaya se encuentra amenazada por el avance de las políticas de ajuste estructural impulsadas por el Fondo Monetario Internacional y ejecutadas por el gobierno cartista narcomafioso, en un contexto global y regional favorable a la burguesía, a los grupos de poder económicos más voraces, a los políticos de ultraderecha, libertarios y fascistas, profundamente antipopulares y antidemocráticos, que están decididos a eliminar de un plumazo los derechos conquistados a sangre y fuego por la mayoría trabajadora.

El capital financiero internacional, con el complejo militar industrial belicista y destructor de la naturaleza, necesita de gobiernos sometidos a sus agendas empobrecedoras y expoliadoras, con trabajadores más precarizados y desarticulados para que no opongan resistencia alguna a la hora de llevar adelante sus políticas de ajuste a favor de las patronales explotadoras, para que siga aumentando la deuda externa y privatizando nuestros recursos estratégicos.

Amplia unidad de acción para hacer frente al gobierno de las patronales mafiosas

Entre las Resoluciones Generales del 9° Congreso Nacional del Partido Comunista Paraguayo, del 7 de julio de 2021, apostamos por la unidad amplia y profunda entre las mayorías trabajadoras en función a nuestros objetivos, por la construcción del socialismo. Aquel llamamiento y las resoluciones adoptadas hace poco más de tres años hoy cobran urgente vigencia y nos convocan a redoblar esfuerzos por ir concretando una amplia unidad con todos los sectores de trabajadores, organizados o no, independientes, formales e informales, del sector público y privado, estudiantes, jubilados, campesinos e indígenas, para hacer frente a las pretensiones del gobierno narcomafioso de las patronales de eliminar derechos y conquistas históricas de la clase trabajadora.

En ese mismo sentido, el editorial de nuestro periódico, Adelante! del 22 de julio pasado, decíamos que: «Solo la organización independiente, honesta, creativa y valiente de las mayorías trabajadoras tiene posibilidades de enfrentar la crisis defendiendo y recuperando los derechos que nos corresponden. Otra propuesta que no sea la de juntarnos, organizarnos y ser miles defendiendo nuestros derechos, seguirá favoreciendo la miseria de la mano de la ilusión”. Por lo que, en coherencia con nuestra línea política de aportar y contribuir a una amplia unidad de acción, nuestros esfuerzos y energías seguirá siendo el de apostar por la concreción de la misma, más amplia aún de la nutrida y representativa multitud que acudió a la convocatoria del Frente Sindical y Social en la histórica movilización del 1° de mayo de este año, o las movilizaciones en contra de la nefasta ley de Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones, en diciembre de 2023.

La única posibilidad que tenemos las trabajadoras y los trabajadores de frenar el intento patronal de modificar el Código del Trabajo es con movilizaciones masivas y conscientes. La agenda impuesta al Paraguay por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, lo está ejecutando a rajatabla el gobierno narcomafioso de Horacio Cartes y su títere Santiago Peña, y para enfrentarlo y detenerlo es necesaria una amplia unidad de acción de las trabajadoras y los trabajadores paraguayos.

Referencias