Editorial del 22 de julio de 2024

Hoy es 22 de julio, fecha muy difícil para buena parte de la clase trabajadora. Normalmente, una mayoría trabajadora sufre las últimas dos semanas de cada mes, porque no le alcanzan sus ingresos hasta el siguiente cobro. La situación de quienes sobreviven de lo que ganan cada día es similar, porque esa mayoría, al no tener dinero, compra menos.

Hace un buen tiempo que millones de trabajadoras y trabajadores sufrimos esta situación en nuestro país, en la región y en el mundo. Los países, a través de sus Estados, no promueven políticas públicas para generar igualdad de condiciones y garantizar los derechos a la alimentación, la salud, la vivienda, el transporte público.

En el caso paraguayo, el cartismo stronista lidera los intereses de grandes empresarios, banqueros y terratenientes. Y para continuar con su liderazgo sin que las mayorías trabajadoras se manifiesten para exigir justicia, nos ilusionan. El informe del presidente Santiago Peña es eso: la ilusión como maquillaje de la miseria que nos rodea y desde donde gobiernan multimillonarios cuyo objetivo es seguir con privilegios a costa de nuestro mal vivir. Y para lograrlo nos dividen, nos ilusionan y construyen una cultura individualista y consumista que no se cuestione el injusto orden en el que vive o que, si se cuestiona, concluya en que no se puede cambiar esto, que no hay posibilidad y que entonces hay que acostumbrarse y luchar cada uno para sí.

Juntarnos para ver cómo defender y recuperar nuestros derechos, los que nos merecemos. Esta es la tarea ineludible. Y la única salida es organizarnos y trabajar para ser cientos, miles en defensa de derechos. No hay otro camino.

La crisis es muy grande. Es mundial. Y los organismos internacionales buscan descargar todo el costo sobre los hombros y las espaldas de las mayorías trabajadoras. Para eso están en el país la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva (mucho más turbia que cristalina a la hora de expresar los verdaderos intereses que defiende), y el Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn. Así como para seguir viendo cómo dominarnos mejor, empobrecernos como pueblo y depredar y utilizar todos nuestros recursos naturales y económicos, están las tropas norteamericanas que ingresaron recientemente a nuestro país por aprobación de los politiqueros del Senado.

El discurso de las patronales en todo el mundo es que estamos en una crisis, que no hay dinero y que se tienen que reducir los gastos públicos. Y esto significa retirar derechos a la clase trabajadora. Para ellos, los «gastos» a reducir son la estabilidad laboral, el pago de horas extras, los servicios públicos como salud, educación, seguro de desempleo, los sistemas públicos de pensiones y jubilaciones y, en general, todas las coberturas que se encaminen hacia la generación de igualdad de oportunidades.

Bajo la lógica de «el que quiere, puede», «el pobre es pobre porque quiere», «cada uno para sí», del «sálvese quien pueda», pretenden que toda la población trabajadora quede sin derechos laborales, igualando por abajo. En vez de eliminar la precarización laboral y el trabajo informal, pretenden que toda la clase trabajadora sea informal y que cada persona, cada familia, resuelva sus problemas, bajo otra lógica muy injusta y cruel, que es conocida como «la ley del más fuerte», como si fuese que el lugar y las condiciones económicas, sociales y culturales en las que nacemos están resueltas por un sistema de salud, educación, vivienda, transporte, justicia y paz social que garantiza la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de los talentos y las capacidades de todas y todos.

Nos ilusionan y nos impulsan a corrompernos para sobrevivir y mejorar nuestra calidad de vida. Mientras, ellos siguen cocinando las grandes obras para sus empresas, malversan fondos de municipalidades (tal es el caso de Nenecho en Asunción), llenan de nepobabys la función pública, roban nuestro dinero que ingresa al Estado como impuestos, suben los precios de alimentos, de combustible, imponen un criminal sistema de salud pública que cada vez funciona peor, así como un sistema educativo público muy malo, un transporte público peor. Así. Completito. Y sin embargo, colocan como verdadero problema al comunismo, a la izquierda. Y sobre esto último, gracias a que son los dueños de los medios de comunicación y tienen mucho poder económico, mucha gente trabajadora cree que quienes defendemos un proyecto liderado por las mayorías trabajadoras y sin explotadores parásitos, somos el enemigo del Paraguay y de la humanidad.

Por eso hablamos de ilusión y miseria infinita de la mano de las direcciones políticas de las patronales. Sobre todo la dirección del Partido Colorado, pero también la del Partido Liberal, la de Patria Querida y otros.

Solo la organización independiente, honesta, creativa y valiente de las mayorías trabajadoras tiene posibilidades de enfrentar la crisis defendiendo y recuperando los derechos que nos corresponden. Otra propuesta que no sea la de juntarnos, organizarnos y ser miles defendiendo nuestros derechos, seguirá favoreciendo la miseria de la mano de la ilusión.

Foto de portada: Daniel Ñamandú.