Paraguay | Adelante!


La policía del cartismo no necesita base teórica ni evidencia científica para justificar sus prácticas represivas, eso lo sabemos sobradamente. Y el giro autoritario viene presentándose de forma cada vez más desvergonzada; por ejemplo, hoy amanecimos con la noticia de que la Policía Nacional revisará el documento de identidad personal y las mochilas en los colectivos, todos los días y de forma aleatoria. 

La excusa son los niveles de criminalidad (robos, hurtos, etc.) en el área metropolitana y otros departamentos. La ley que fue derogada con la “modernización” de la Policía no permitía estos controles aleatorios sino salvo excepcionalidades dispuestas por la propia normativa, la medida que será aplicada ahora descansa sobre la arbitrariedad de un órgano represivo estatal heredero del stronismo. 

Sobre estas nuevas medidas a ser tomadas por la Policía, el comisario principal Milciades Vega, que ofició de vocero de la institución en distintos medios el día de hoy, dijo que “para que te subas con capucha o (sic) algunos con tapaboca… te da para pensar mal y no hace tanto frío para que sea tanto andar así…” —Para este comisario principal ellos “tienen que hacer lo que tienen que hacer”. 

A este respecto, el Partido Comunista Paraguayo (PCP) y su Juventud advirtieron de que esta ley de “modernización” no tenía que ver con la seguridad de la clase trabajadora sino que es parte de un programa represivo y autoritario propio de un régimen narco-mafioso: “Las requisas masivas y barreras están ahora legalizadas bajo criterios totalmente subjetivos y discrecionales, sin necesidad de autorización judicial, con el único pre requisito de “comunicación” al ministerio público, no de orden judicial.

La generalidad y la ambigüedad es la premeditada y fundamental carencia de esta nueva Ley DE REFORMA Y MODERNIZACIÓN DE LA POLICÍA NACIONAL. Siguiendo con los ejemplos: ¿Quién determina la “existencia de motivos” para una identificación? La Policía Nacional. Esto es simplemente legalizar el criterio racista y clasista de “portación de rostro” utilizado de facto desde siempre, bajo el paradigma lombrosiano de criminalidad. Sigue la misma lógica de las leyes represivas, como la (inconstitucional) Ley Antiterrorista (2010), que en la ambigüedad premeditada habilitan la interpretación libre de los funcionarios y agentes del “orden”. Esta ley está organizada para criminalizar y reprimir a la población descontenta. No hay dinero y las reformas en el Estado se realizan para igualar por abajo a la clase trabajadora. Se trata de dejarnos sin derechos, y si protestamos contra las injusticias, criminalizarnos y reprimirnos. No se trata de una “institucionalización”. Es parte del simulacro legal-institucional de un país dirigido por narcomafiosos y corruptos, donde se aplica y viola la ley para el beneficio de los que se siguen enriqueciendo con el fraude y el crimen, la mayor de las veces coincidiendo y algunas pocas confrontando con los intereses norteamericanos”.

La clase trabajadora paraguaya tiene que soportar jornadas larguísimas de explotación laboral, de apenas llegar a fin de mes y de bancar el terrible transporte público para llegar a su casa, ahora además tendrá que aguantar la prepotencia de una Policía que ahora tiene la posibilidad de considerar criminal a cualquier persona que le parezca sospechosa con base en sus conocimientos de la teoría lombrosiana (decadente y superada). 

¿Tapaboca o capucha? ¿Trabajador/a? No, ¡criminal que viaja en colectivo!