Por Oscar Herreros Usher.
El pasado martes 21 de noviembre, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) lanzó un comunicado intentando justificar su actitud entreguista al firmar junto con otras centrales de la misma calaña un «acuerdo» que es repudiado por una gran cantidad de sindicatos, asociaciones de jubilados y organizaciones sociales y políticas, muchas de ellas aglutinadas en el Frente Sindical y Social.
El comunicado de la CUT contiene una serie de inexactitudes que demuestran que su dirigencia no ha profundizado en el asunto y se ha limitado a decir «sí, señor» ante quien es su amo desde hace mucho tiempo, es decir, el gobierno de turno. Veamos qué tan así es.
El primer párrafo del comunicado es apenas una introducción pero se refiere al «tema del Acuerdo Proyecto de ley de SÚPER INTENDENCIA«, cuando lo que en realidad firmó la CUT es un «Acuerdo sobre la reforma de la seguridad social en la República del Paraguay«. Y para que se vea que todo se hizo con desprolijidad y a las apuradas, entre gallos y medianoche, el documento firmado lleva como acápite lo siguiente: «Propuesta de acuerdo para validación con gremios de jubilados«, que en su oportunidad no fue validado sino rechazado por los jubilados.
Eso sí, en el punto 7 del Acuerdo, el Poder Ejecutivo se compromete a presentar en el plazo de 30 días un proyecto de ley «Por el cual se reglamenta el rol supervisor del Estado a las entidades de jubilaciones y pensiones en cumplimiento del artículo 95 de la Constitución de la República«. Ese proyecto de ley «forma parte del presente Acuerdo como Anexo I» y «cuya redacción es el resultado del consenso alcanzado entre las Partes firmantes«. Cabe preguntar ¿tuvo la CUT a la vista y firmó ese Anexo I?
Dice el segundo párrafo del comunicado «El 1er proyecto remitido al Parlamento Nacional por el Poder Ejecutivo fue rechazado … «. Lo que no es verdadero, ya que el primer proyecto de ley fue presentado el 31 de julio de 2023 por los senadores Silvio Ovelar, Dionisio Amarilla, Hermelinda Ortega y Arnaldo Samaniego, y continúa en la Cámara de Senadores pendiente de tratamiento, sólo hace falta que las comisiones legislativas pronuncien algún dictamen y se lo incluya en el orden del día de alguna sesión ordinaria.
Hay un detalle sumamente sospechoso. En las primeras versiones del Acuerdo que posiblemente haya sido discutido entre el gobierno y los representantes de las centrales obreras, el punto 9 está redactado de la siguiente manera:
Cumplimiento de obligaciones de seguridad social previstas en las leyes vigentes: el Poder Ejecutivo se compromete a la inclusión del aporte estatal del 1,5 % previsto en las leyes pertinentes del INSTITUTO DE PREVISIÓN SOCIAL (IPS) a partir del Presupuesto General de la Nación (PGN) correspondiente al Ejercicio 2025 y, adicionalmente, los Ministerios de Economía y Finanzas y del Trabajo, Empleo y Seguridad Social realizarán los estudios pertinentes, durante los años 2023 y 2024 para iniciar el pago del saldo de la deuda histórica pendiente, de manera gradual a partir del ejercicio 2025.
Pero en el Acuerdo firmado la redacción es la siguiente:
Cumplimiento de obligaciones de seguridad social prevista en la leyes vigentes: el Poder Ejecutivo se compromete a evaluar por parte de los Ministerios de Economía y Finanzas y del Trabajo Empleo y Seguridad social la inclusión del aporte estatal del 1,5 % previsto en las leyes pertinentes del Instituto de Previsión Social (IPS) en los próximos ejercicios fiscales conforme a la disponibilidad presupuestaria.
Del compromiso de incluir el pago del aporte estatal del 1,5 % a partir del año 2025 y de iniciar el pago de la histórica deuda pendiente a partir de ese mismo año, se pasa a una vaga evaluación de la posibilidad de realizar el pago del aporte estatal (no así de la deuda) a partir de algún impreciso próximo ejercicio fiscal y sujeto a la disponibilidad presupuestaria. Como se dice, hasta las calendas griegas, en latín Ad calendas graecas, para indicar que una cosa no se realizará nunca (ya que en Grecia no existían las calendas referidas a la división del mes romano).
Todo lo anterior permite deducir que la dirigencia de la CUT junto con las de otras cúpulas sindicales traidoras y entreguistas firmaron como se dice, a ojos cerrados, dejando en evidencia su nulo compromiso con la defensa de los intereses de la clase trabajadora.
Son tan clamorosas las inexactitudes y discrepancias con la realidad contenidas en el comunicado que cabe la duda si se deben a ingenuidad (lo que inhabilita a la dirigencia para cualquier negociación ya sea con el gobierno o con las patronales) o a malicia (lo que confirmaría una actitud traidora hacia las y los trabajadores). Nos inclinamos a pensar lo segundo porque gente tan boba no podría sostenerse durante tantos años dando la espalda a las bases sindicales.
Ilustración de inicio extraída de Internet.
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