Opinión | Por Oscar Herreros Usher
En una entrevista en Radio Ñandutí el ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, también consejero de Itaipú, planteó la posibilidad de eliminar el salario mínimo en Paraguay. El video de la entrevista fue publicado en la red social X y se puede visualizar aquí. Dijo el ministro:
Lo que se quiere buscar y todos queremos es que el paraguayo cada vez gane más. No que gane este salario mínimo que, entre paréntesis, ya es luego bajo, 2.800.000. Quién vive con 2.800.000, nadie vive bien. ¿Sabe cómo se mejora el salario mínimo? En el futuro eliminar salario mínimo. No hay salario mínimo en Suecia, Noruega, ni uno de estos países.
Flexibilizar, porque al flexibilizar las empresas del mundo van a decir: es un país espectacular. Las empresas, el empleador va a decir: acá hay energía, acá ya hay grado de inversión, acá ya hay logística, se invierte en infraestructura y tiene reglas laborales flexibles, acá quiero estar.
Entonces vamos a ganar un mejor salario por el lado de la demanda por la mano de obra. Más empresas, más demanda. Entonces que se peleen las empresas por contratarte. Y que el salario mínimo impuesto por ley sea anecdótico; se eliminó en Paraguay el salario mínimo.
Cuando vos buscás en internet y mirás los países que no tienen los salarios mínimos, son los que mejor pagan el salario.
Nosotros tenemos que ganar esa pelea a través de la demanda, Que vengan las empresas a Paraguay, que se peleen todos por la mano de obra y ahí aumenta.
Se ve que el ministro no hizo más que repetir tópicos tomados de algunos de esos gurús libertarios que mal leyeron, y de segunda mano, algo de la «Escuela austríaca», tan de moda últimamente. Un simple análisis de la realidad, la nuestra y también la de otros países del Sur Global, demostrará lo descaminado que anda su excelencia, el señor ministro.
En nuestro país y desde hace más de dos décadas la mayor parte de la inversión extranjera se ha realizado bajo el régimen de maquilas de exportación. Además de las fabulosas ventajas tributarias lo que más atrae a las empresas maquiladoras es el bajo costo laboral. Si esto último es el gran atractivo, es contradictorio afirmar que las empresas, para obtener mano de obra, competirán entre si ofreciendo mejores salarios. A continuación transcribo algunos pasajes del trabajo de Gloria Silvana Agüero Morel titulado Un breve análisis de la maquila en Paraguay:
Se menciona que la industria maquiladora no es un modelo recomendado, según investigaciones, para adoptar como una salida para el desarrollo industrial de una nación, porque este emprendimiento está interesado en maximizar sus ganancias, en ningún aspecto busca el bienestar de los trabajadores ni la situación económica y social del país en cual decide instalarse.
La intención de los inversionistas extranjeros por fabricar en Paraguay respecta únicamente por los beneficios que convidan a las empresas interesadas, por rentabilidad adecuada a un método fiscal más favorable, un estatuto laboral más flexible y menos riguroso, energía barata y otros beneficios que incentivan a los inversionistas extranjeros a invertir en Paraguay.
Además, en Paraguay, el costo de la mano de obra es bajo, tanto por los bajos salarios como por la baja protección social cuyo financiamiento recae en las empresas.
Uno de los componentes que aporta considerablemente al abaratamiento de la fuerza de trabajo en Paraguay es la menor protección social para los trabajadores paraguayos. Por ejemplo, el Código Laboral, en Brasil, estipula que el trabajador brasileño tiene derecho a 30 días de vacaciones después de completar el primer año de contrato en la empresa. Por otro lado, en Paraguay, el trabajador tiene derecho a los 30 días seguidos de vacaciones a partir de 10 años de antigüedad en la empresa; aquel que tenga entre 5 a 10 años de antigüedad tiene derecho a 18 días seguidos y aquel trabajador con menos de 5 años de antigüedad tiene solamente 12 días de vacaciones por año. Al analizar los dos países, se puede ver que los trabajadores paraguayos con cinco o menos años de antigüedad trabajan más, o sea, trabajan 14 días más que el trabajador brasileño.
Se comprende que la maquila se presenta únicamente como un modelo industrial de explotación, sin la intención de colaborar con la realidad económica y social de los países.
Obviamente, las maquiladoras brasileñas, -y las de otros orígenes- que se instalan en Paraguay no vienen a ofrecer mejores condiciones laborales, salario incluido, que las que existen en sus respectivos países. Es la lógica del capital, simple y llana, maximizar ganancias mediante la reducción de costos de producción, especialmente el costo de la fuerza de trabajo.
Por otra parte, las prácticas de las maquiladoras, que cuentan con la complicidad de las autoridades gubernamentales (MIC, MTESS, etc.), no se diferencian de las de empresas locales: explotación de las y los trabajadores, condiciones insalubres e inseguras del local de trabajo, incumplimiento de las leyes laborales y supresión de los derechos sindicales. Como muestra tres artículos periodísticos: Gobierno apaña irregularidades y denuncias contra las maquiladoras, Empleados denunciaron a maquiladora por no pagarles salarios, aguinaldo e IPS, Maquiladora Hoahi obtiene reconocimiento pese a las denuncias de explotación laboral.
Flexibilizar, esa es la palabra clave, que no significa otra cosa que desmontar al máximo los derechos laborales y sindicales de las y los trabajadores. Flexibilizar, ese es el objetivo del programa que el gobierno actual está llevando a cabo mediante una serie de leyes que el Poder Legislativo aprueba a tambor batiente. Flexibilizar, ese es el pacto del gobierno anterior con los organismos de dominación del imperialismo, es decir, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El ministro, como la mayoría de nuestras autoridades nacionales y las élites a las que sirven, conoce muy bien la realidad económica, laboral y social en que estamos sumergidos los que formamos el grueso de la población. Al mismo tiempo es consciente del plan del capital para nuestro país y de su rol para llevarlo a cabo. La declaración del ministro es lo que se llama un «globo de ensayo» para evaluar los riesgos y las posibilidades de éxito de los nuevos ataques de la clase dominante. Si todo se reduce a un escándalo mediático y en las redes sociales, si no se da una respuesta enérgica de parte de las organizaciones de la clase trabajadora, significa que podrán continuar con tranquilidad con las etapas que siguen en su plan de desmontar los derechos laborales y sindicales que aún siguen en pié.
El desafío que se nos presenta como clase es esclarecer las mentes de la gran masa trabajadora, unirnos por sobre las diferencias que existen entre nosotros, organizarnos y llevar adelante, en todos los terrenos, la lucha necesaria y urgente para defender nuestros derechos y conquistar aquellos que aún carecemos.