Editorial del 14 de octubre de 2024


Miles de personas en las calles. El viernes 11 de octubre se realizaron movilizaciones en distintos lugares del país. El Frente Sindical y Social movilizó a diversas organizaciones en varios Departamentos del país y tuvo una movilización central en Asunción, frente al Instituto de Previsión Social (IPS) y luego frente al Ministerio del Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS). Además, se desarrollaron movilizaciones de pueblos indígenas y hubo una Audiencia Pública en el Parlamento sobre la ley del Registro Unificado Nacional. Todas las reivindicaciones y las luchas buscan parar el proyecto de saqueo liderado por el cartismo en nuestro país, tutelado por las patronales extranjeras a través del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos internacionales que buscan profundizar el control de los recursos naturales y de la clase trabajadora que existe en el Paraguay.

La gran tarea es movilizar a esas miles de personas que salieron el pasado viernes. Hacemos especial mención a los jubilados que luchan por su jubilación y la salud. Es necesario seguir caminando juntos hacia encuentros informativos, unitarios y organizativos en fábricas y empresas, en barrios, en comunidades, en todo el país, para preparar otras movilizaciones que vayan creciendo en la capacidad de exigir nuestros derechos y —si las patronales y su gobierno no paran con su plan de saqueo, explotación y exclusión— parar el país hasta que la voz de las mayorías se respete.

Necesitamos una pueblada creativa, masiva y valiente. Una pueblada organizada que combine Huelga General, paros, cierres de ruta, toma de instituciones y diversas formas de presión que servirán de aprendizaje para las mayorías trabajadoras y para los explotadores corruptos y mafiosos que gobiernan, hasta entender lo siguiente:

  1. Las mayorías trabajadoras de la ciudad y del campo —en la que se incluyen el campesinado, el estudiantado, los pueblos indígenas, los pequeños productores, comerciantes e industriales— somos el motor del desarrollo del Paraguay secuestrado por patrones explotadores, narcomafiosos, que se valen de nuestro esfuerzo para estar mejor, mientras nosotros estamos peor. Esto es injusto y debemos hacer justicia.
  2. Cada trabajadora, cada trabajador, debe tener estabilidad laboral y seguridad social garantizada por las instituciones del Estado. La mayoría de los trabajadores no tienen derechos hoy. La estabilidad laboral, la seguridad social, el salario digno, el pago de horas extras y la jubilación no existen para cerca del 70% de las trabajadoras y los trabajadores. Esta realidad golpea a todas las cajas fiscales y sistemas de jubilación, porque se jubilan los trabajadores y ya no entra un nuevo trabajador que aporte al sistema de jubilación y pensiones. Este es el gran problema que debemos resolver.
  3. El Estado y el gobierno de las minorías, o sea, de los patrones, ha resuelto igualarnos “por abajo”, o sea, dejando sin derechos a esos pocos trabajadores que siguen teniendo esas mínimas condiciones básicas de seguridad, estabilidad y respeto a las leyes del Código Laboral. Enfrentar esto requiere de una unidad comprometida con el bienestar de ese 70% de trabajadores informales, cuyos derechos fueron negados desde hace años.
  4. Las tierras y el acceso al agua son problemas urgentes, sobre todo para los pueblos indígenas, y corresponde que como pueblo trabajador tomemos estos reclamos y lo hagamos nuestros. Hermanas y hermanos se están muriendo de sed y de hambre. Enfrentar esto exige presión al gobierno y solidaridad del pueblo organizado.
  5. Siguiendo con el problema de la tierra, la propuesta de Registro Unificado Nacional (RUN), para unificar Catastro y Registro Público, busca definir a favor de invasores de tierras, mayoritariamente sojeros y ganaderos, la legalidad de esas invasiones. Unas pocas familias cómplices del saqueo y el Terrorismo de Estado liderado por Stroessner y su camarilla de delincuentes, se quedaron con las mejores tierras que no fueron usurpadas por empresas extranjeras. Este plan de extranjerización del territorio paraguayo y concentración escandalosa en pocas manos es totalmente ilegal y criminal, por lo que se debe inscribir entre las prioridades de lucha del pueblo trabajador. Debemos recuperar lo robado, o sea, lo que es nuestro, lo que nos pertenece.
  6. Enfrentar al cartismo stronista, principal liderazgo de patronales explotadoras y narcomafiosas, nos exige una batalla cultural sobre el país que queremos. Nosotros venimos proponiendo el Paraguay para la clase trabajadora. Tenemos total convicción de que es la única salida para apuntar a un futuro de libertades, derechos e igualdad de oportunidades. Lograrlo será muy difícil. También somos conscientes de esto. Así como estamos seguras, seguros, de que en alianza con quienes se vienen beneficiando de este injusto y criminal orden, jamás podremos avanzar hacia derechos e igualdad de oportunidades.
  7. Avanzar en el gran Frente de Trabajadores en Defensa de sus Derechos es fundamental. La unidad de acción es la gran educadora de nuestras posibilidades, porque la confianza se gana respetando acuerdos, trabajando juntos. Para este momento, los próximos pasos deben ser brigadas de trabajo en los barrios, en las plazas, para generar encuentros y discutir sobre la gran unidad y las grandes acciones para frenar al cartismo que perjudica a toda la clase trabajadora. Todo tipo de actividad suma: tereré jere en las plazas, volanteadas en los semáforos y en las casas particulares, ferias, encuentros para karu guasu con ollas populares, reuniones en universidades y colegios, campañas de firmas, presencia en los medios de comunicación.

Se trata de defender nuestros bolsillos, la alimentación, la salud y la educación de nuestros hijos, nuestra seguridad en general, porque sigue creciendo la inseguridad en nuestros barrios y jamás será una salida la mayor presencia de policías, sobre todo porque el problema es que el proyecto del gobierno hambrea, excluye. Un proyecto de las mayorías será posible cuando logremos una amplia y profunda unidad por un país para la clase trabajadora.