Por I.M. Isasi

Recordado como uno de los más nefastos ejecutores de la política exterior militarista e imperialista estadounidense, y por ser un anticomunista hasta la médula, el criminal de guerra Henry Alfred Kissinger falleció el miércoles 29 de noviembre del 2023 en su residencia en el Estado de Connecticut, tras vivir plácidamente por 100 largos años.

Alemán de nacimiento, ocupó los cargos de Consejero de Seguridad Nacional y Secretario de Estado durante las presidencias de Richard Nixon y Gerald Ford [1] tras nacionalizarse estadounidense en 1943 y hacer carrera en las fuerzas armadas de dicha nación [2], para luego dedicarse al campo académico y al de la asesoría política, por supuesto, en función a perpetuar la hegemonía ideológica del imperio. [3]

Los oprimidos del mundo se regocijaron al enterarse de la partida de semejante asesino, que de todos modos deja un sabor amargo, ya que nunca recibió castigo alguno por los crímenes de lesa humanidad que cometió, ni siquiera compareciendo ante las cortes internacionales de la ley burguesa. Mientras que, como es costumbre cada vez que una figura de su calaña perece, sus apologistas y las superpotencias que lo avalaron permanentemente lo sanitizan y lo enaltecen, rindiendo tributo al gran diplomático, con «nobles iniciativas» y un impecable estratega de la realpolitik durante la Guerra Fría, ignorando totalmente (a propósito o no) el alto número de pérdidas de vidas humanas causado por las medidas de las que fue artífice.

El historiador de la Universidad de Yale, Greg Grandin, autor de la biografía Kissinger’s Shadow, estima que las acciones de este, entre 1969 y 1976, un período de ocho breves años en los que dirigió la política exterior del ejecutivo estadounidense, significaron el asesinato de entre tres y cuatro millones de personas. [3] 

No hay momento más adecuado que este para intentar hacer un repaso a grandes rasgos del extenso currículum escrito con sangre de este vil personaje y reforzar la memoria histórica de cómo se vieron afectadas los distintos ejemplos de lucha de liberación de la clase dominada contra la clase dominante.

Indochina

En 1969, pocos meses después de que Nixon asuma la presidencia, y con Kissinger ocupando su primer cargo gubernamental, la guerra de agresión contra el pueblo vietnamita se expande hacia el resto de la península Indochina: En Camboya, aviones de combate estadounidenses lanzaron 110.000 toneladas de bombas [3] de forma secreta, sin que siquiera el congreso estadounidense esté al tanto, [5] simplemente para demostrar al enemigo que podían ser duros e impredecibles. [4] Según un coronel del Estado Mayor Conjunto, el propio Kissinger seleccionaba personalmente los objetivos de los bombardeos, a pesar de no tener ningún papel constitucional en la cadena de mando militar. [3]  En palabras de Kissinger, se suponía que los bombardeos se llevarían a cabo contra “cualquier cosa que vuele o cualquier cosa que se mueva”. [5] Camboya terminaría siendo invadida por tierra en 1970 tras un golpe de Estado orquestado desde la Casa Blanca. [3]

Los bombardeos continuaron hasta agosto de 1973, cinco meses después de que las últimas tropas de combate estadounidenses se retiraran de Vietnam. Para entonces, habían sido víctimas unas 100.000 personas de una población de sólo 700.000. La fase final del bombardeo se produjo después de que los Acuerdos de Paz de París ordenaran la retirada de EE.UU de Vietnam y fue la más intensa, un acto de cruel venganza por parte de una superpotencia frustrada. Del mismo modo, Laos fue invadida en 1971 por fuerzas combinadas de Estados Unidos y de sus títeres de Vietnam del Sur. [3] Kissinger fue laureado con el Premio Nobel de la Paz en 1973.

Latinoamérica

De igual manera, Washington había convertido a América Latina (su “patio trasero”) en un escenario clave en su “cruzada contra el comunismo” desde el triunfo de la Revolución Cubana. Inmediatamente después de que la coalición Unidad Popular (UP) ganara las elecciones en 1970 con Salvador Allende a la cabeza y al darse los primeros pasos hacia la construcción de la vía chilena al socialismo, Kissinger “se rehusó a simplemente observar cómo un país se volvía comunista debido a la irresponsabilidad de su gente”. [6]

Tras la insistencia de los principales líderes empresariales chilenos, Nixon y Kissinger, aprobaron la “política firme y continua de la CIA de que Allende sea derrocado mediante un golpe de Estado”, para esto se pusieron en marcha tres métodos de desestabilización: apoyo secreto a la oposición anti-UP, estrangulamiento económico e infiltración en las fuerzas armadas. A pesar de estas medidas, el gobierno popular seguía contando con el apoyo de los trabajadores, por lo que el Departamento de Estado intensificó sus agresiones, asfixiando el acceso de Santiago a créditos multilaterales, préstamos y oportunidades comerciales, a la vez que consolidaba a las redes conspirativas mediante generosos paquetes de insumos materiales y financiamiento. [6]

Henry Kissinger (der.) junto a Pinochet (izq.).

Para las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, Kissinger estaba convencido de que los trabajadores desmoralizados se volverían contra su gobierno; los 1,6 millones de dólares adicionales que liberó para “optimizar” la campaña de la oposición lo tranquilizaron aún más, sin embargo, los sectores populares continuaron defendiendo al gobierno, otorgando a la UP el 44% de los votos. En ese momento, desde Washington se resuelve destituir a Allende por la fuerza: luego de que los conspiradores acabaran con la vida del constitucionalista Carlos Prats, en un atentado de coche bomba, este fue reemplazado por el general Augusto Pinochet como Comandante en Jefe del Ejército. [6] Tras el golpe de Estado concretado con el bombardeo al Palacio de la Moneda el 11 de Septiembre de 1973, el país sufriría casi cuarenta años de terrorismo de Estado bajo el régimen fascistoide de la junta militar, que a su vez sirvió como laboratorio del voraz modelo neoliberal ideado por Milton Friedman y sus Chicago Boys.

De acuerdo a las distintas Comisiones de Verdad, la cifra total de víctimas calificadas oficialmente es de 40.175 personas, incluyendo ejecutados políticos, detenidos desaparecidos y víctimas de prisión política y tortura. [7]

«Queremos ayudarlo, no socavarlo. Usted hizo un gran servicio a Occidente al derrocar a Allende».

Kissinger a Pinochet en 1976. [8]
Henry Kissinger (izq.) junto a Rafael Videla (centro) durante su visita a Argentina en 1978.

En Argentina, el decadente gobierno conciliador de clases y paternalista de Isabel Perón intentaba lidiar con una creciente crisis económica, para esto necesitaba préstamos internacionales, los cuales fueron denegados por los intereses bancarios estadounidenses y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que retuvieron dichos préstamos, alentando a sectores que conspiraban para derrocar al gobierno. Una vez concretado dicho golpe, Washington brindó apoyo político, económico y logístico a la junta militar encabezada por Jorge Rafael Videla (1976-1981). Kissinger, creía que la junta necesitaba el respaldo de Estados Unidos y de ninguna manera debería ser presionada por Washington. Las fuerzas armadas aseguraron a Kissinger que el país continuaría por el camino de los valores occidentales, cristianos y anticomunistas. [9]

En 1978, cuando aumentaban las denuncias sobre las violaciones de derechos humanos de Videla, Kissinger asistió a la Copa del Mundo, organizada en Argentina durante el reinado de terror militar. Incluso se unió al dictador para visitar el vestuario de los jugadores de la selección en la final del campeonato. [9]

El Plan Cóndor fue establecido por las fuerzas militares de la región y llevado a cabo conjuntamente con Estados Unidos, asesinaron a disidentes y transfirieron ilegalmente prisioneros [10] entre Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay. [9] Solamente en Argentina, esta campaña del terror cobró más de 30.000 vidas.

Varios años después de ocupar por última vez un cargo oficial, asesoró al presidente Reagan tras el cambio del paradigma regional que representaban los levantamientos populares en Centroamérica: Los Sandinistas en Nicaragua, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador, el grupo Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). [11] Kissinger presidió un equipo de doce hombres, que incluía un puñado de políticos, un par de académicos, empresarios y militares, [11] que juntos conformaban la Comisión Nacional Bipartisana sobre Centroamérica. [12]

“Lo que da a la situación actual su especial urgencia es la amenaza externa que plantea el régimen sandinista de Nicaragua, que cuenta con el apoyo de una enorme fuerza militar cubana, el respaldo de armas, orientación y diplomacia soviéticas y de otros bloques del Este, e integrado en la red cubana de servicios de inteligencia y subversión.»

Informe de la Comisión Nacional Bipartisana sobre Centroamérica firmado por Kissinger, enero de 1984. [12]

La asistencia a los regímenes y movimientos contrarrevolucionarios en Centroamérica alcanzó su punto máximo entre 1984 y 1987, siendo especialmente beneficiado el gobierno salvadoreño, que recibió casi 700 millones de dólares en 1985, lo que representó casi la mitad de toda la ayuda a la región. Guatemala también fue recompensada, convirtiéndose en 1988 en el segundo mayor receptor de Centroamérica. Honduras fue copada por fuerzas militares estadounidenses que utilizaron el país a modo de puesto comando para operar en contra de la insurgencia en la región. [11]

África

En 1975, el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) emprendió su lucha revolucionaria en contra de fuerzas colonialistas y de sectores anticomunistas dentro mismo del país, esto no sentó bien en la Casa Blanca, que en ese entonces estaba siendo ocupada por Gerald Ford. El MPLA había prometido enfrentar a las fuerzas del apartheid sudafricano y brindar asistencia a otros movimientos de liberación en la región. [13]

Varios altos funcionarios estadounidenses argumentaron que una victoria del MPLA no amenazaría los intereses del imperio, pero un hombre no estuvo de acuerdo: Henry Kissinger, quien, prioritariamente, buscaba revitalizar la reputación de superpotencia de los EE.UU luego de la humillante derrota en Vietnam. Tras una constante y cada vez más fructífera campaña del MPLA, Washington instó al Estado del Apartheid a enviar tropas y el 14 de octubre una columna blindada sudafricana invadió Angola, la resistencia del MPLA se desmoronó. [13]

El MPLA solicitó apoyo de Cuba pidiendo tropas. La pequeña isla, con el más loable sentido del internacionalismo, accedió a este pedido para sorpresa de los imperialistas. Los sudafricanos se habrían apoderado de la capital si Fidel Castro no hubiera decidido el 4 de noviembre responder favorablemente a los llamamientos del MPLA. Las fuerzas cubanas, a pesar de su inferioridad inicial en número y armamento, detuvieron el avance sudafricano. [13] 

El entonces Secretario de Estado, estaba furioso porque el siempre vilipendiado Fidel proyectaría su capacidad militar en otro continente y frustraría el orden, que en el contexto de la Guerra Fría, fue impuesto en África. Es ahí que comienza a barajar una serie de planes de contingencia, que incluían ataques aéreos a Cuba, minado de los puertos de la isla, e incluso un bloqueo naval. Kissinger dijo al entonces presidente: “Creo que vamos a tener que aplastar a Cuba para sacarla de África, pero quizás tengamos que esperar hasta después de las elecciones de 1976”. Afortunadamente, Gerald Ford, perdió las elecciones del 76. [14] 

“Destruyó el mito de la invencibilidad del opresor blanco. . . [e] inspiró a las masas combatientes de Sudáfrica. . . . [Fue] el punto de inflexión para la liberación de nuestro continente —y de mi pueblo— del flagelo del apartheid. . . . ¿Qué otro país puede señalar un historial de mayor altruismo que el que ha mostrado Cuba en sus relaciones con África?”

Nelson Mandela sobre la exitosa intervención cubana. [13]

Como era de esperarse, los africanos que luchaban contra los regímenes supremacistas blancos en el sur del continente (Rodesia y Sudáfrica) eran percibidos como poco más que títeres de los cubanos y soviéticos. [15]

Oriente Medio

En su periodo como funcionario de la Casa Blanca, Kissinger también ayudó a consolidar los lazos estadounidenses con la entidad sionista de Israel.

En 1973, durante la ofensiva liderada por Egipto y Siria contra la ocupación sionista, encabezó la respuesta de la administración Nixon: Aceleró el envío de armamento a Israel que ayudó al ejército israelí a revertir las pérdidas iniciales y remontar su ofensiva hasta llegar a 100 km a las afueras de El Cairo. [17] Kissinger se aseguró de que Israel estuviera armado a tope para impedir «una victoria árabe», fueron víctimas 20.000 árabes. [18]

En 1975, firmó un «memorando de entendimiento» con los sionistas, que garantizaba que EE.UU no reconocería ni mantendría conversaciones con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), entonces encabezada por Yasser Arafat, a menos que el movimiento palestino reconociera el «derecho a existir» de Israel. [18] En 1981, declararía que en el corazón de su diplomacia en Oriente Medio tenía un simple objetivo político: “aislar a los palestinos” de sus vecinos y amigos árabes. [17] 

Como Secretario de Estado, Kissinger se comprometió con varios regímenes reaccionarios en el Medio Oriente, como parte del enfoque de realpolitik por el que es tan recordado, para promover los intereses estratégicos de Estados Unidos: tuvo una estrecha relación con el Sha de Irán, su gobierno autocrático fue una fuerza estabilizadora contra la tan temida influencia soviética. De la misma manera, forjó fuertes relaciones con el régimen saudita, haciendo la vista gorda ante los crímenes de lesa humanidad y la represión en el reino con tal de garantizar el acceso ininterrumpido de EE.UU al petróleo. [18]

La Primera Ministra de Israel Golda Meir junto al genocida Henry Kissinger durante su visita a Palestina ocupada en 1974.

Bangladesh

En 1970, los nacionalistas bengalíes, de lo que en ese entonces se conocía como Pakistán Oriental, ganaron las elecciones. Temiendo perder el control, el gobierno militar de Pakistán Occidental lanzó una sangrienta campaña de represión. Kissinger y Nixon apoyaron firmemente la matanza, motivados por la utilidad de Pakistán como contrapeso a una India demasiado amigable con la URSS. Washington no se conmovió ante la matanza de entre 300.000 y tres millones de personas. [17]

Durante el conflicto, que coincidió con el primer mandato de Nixon, EE.UU proveyó apoyo armamentístico a Pakistán a través de Jordania e Irán. Kissinger y Nixon apoyaron esta política, a pesar de que hasta el Departamento de Estado y el Pentágono les advirtieron que tales acciones iban contra la ley. [19]

Kissinger estaba desesperado por ver a Pakistán Occidental salir victorioso. El 10 de diciembre de 1971, decidió enviar a la marina: Entregó una orden presidencial ordenando que el portaaviones estadounidense Enterprise fuera reubicado desde Vietnam al Golfo de Bengala, acompañado de nueve buques de guerra y 2.000 marines. Esperaba utilizar esto como una forma de enviar un mensaje a Moscú. [19]

Timor Occidental

Temiendo una mayor disrupción política e ideológica en la región tras la aplastante derrota de EE.UU ante el pueblo vietnamita, [20] Kissinger dio luz verde en 1975 al dictador Suharto para la invasión por parte de Indonesia de Timor Oriental, una antigua colonia portuguesa que avanzaba hacia la independencia. Durante una visita a Yakarta, Kissinger y Ford dijeron a Suharto que entendían sus razones y le aconsejaron que terminara con el asunto rápidamente. Al día siguiente, Suharto entró con su ejército equipado por EE.UU y mató a 200.000 timorenses orientales. [17]

Para julio de 1976, Indonesia anexó Timor Oriental, reformulando el conflicto como un “asunto interno”. Durante una reunión del personal del Departamento de Estado, un asistente de Kissinger declaró: “[los indonesios] están muy contentos con la posición que hemos adoptado. Hemos reanudado, como usted sabe, todas nuestras relaciones normales con ellos”. Kissinger elogió a su departamento por actuar “ilegal y bellamente”. [21] 

El régimen de Suharto fue uno de los más despiadados de entre los alineados al bloque imperialista, siendo artifice del genocidio de 1 millón de comunistas, y sospechosos o acusados de serlo, que fueron asesinos en Indonesia ante la mirada complice de la comunidad internacional. [20]

Chipre

Hogar de poblaciones griegas y turcas, la isla había sido testigo de violencia étnica a lo largo de la década de 1960. En 1974, se dió un golpe de estado orquestado por el gobierno militar de Grecia, [17] Turquía invadió cinco días después. La conclusión general en la isla fue que, dado que tanto la junta como Turquía eran aliados de EE.UU, y dado que Kissinger estaba tomando las decisiones en Washington, los acontecimientos no podían ser más que una conspiración diseñada por el Secretario de Estado. [22]

Kissinger alentó la crisis entre los dos miembros de la OTAN, aconsejando al recién instalado presidente Ford que apaciguara a Turquía cediendo a sus demandas irredentistas. «La táctica turca es correcta: agarrar lo que quieren y luego negociar sobre la base de la posesión», habría dicho. Juntos, el golpe griego y la invasión turca provocaron miles de víctimas. [17] 

Sin pena y en la gloria

El ya anciano “diplomático” seguía teniendo destacadas apariciones en tiempos recientes: 

Apoyó las guerras en Afganistán e Irak de Bush, incluso exhortó a dar un paso más y atacar Yemen y Somalia. [23] Hillary Clinton lo describió como “un gran amigo y asesor de confianza», cuando se postuló para la presidencia en 2016. [24] En junio de este año, con un siglo de vida ya cumplido, el decrépito estratega fue enviado a China, en un intento desesperado del gobierno de Biden por lograr resultados más favorables en las relaciones bilaterales, [25] tratando de emular el acercamiento con Mao de décadas atrás.

Kissinger vivió una muy larga vida (más larga que la de gran parte de sus víctimas) en la total impunidad e inmunidad, siendo tratado como todo un rockstar entre la élite burguesa, y disfrutando de la opulencia producto del inmenso botín de guerra cortesía de los Estados Unidos de Norteamérica.


Referencias

[1] Última noticia. A los 100 años muere Henry Kissinger, ex secretario de Estado de EE.UU. (laizquierdadiario.com)

[2] Henry Kissinger, controversial statesman who influenced U.S. foreign policy for decades, has died – CBS News

[3] Henry Kissinger, criminal de guerra, muere a los 100 años (www-rollingstone-com.translate.goog)

[4] Kissinger en Vietnam y China (jacobin-com.translate.goog)

[5] Kissinger in Cambodia (jacobin.com)

[6] Kissinger in Chile (jacobin.com)

[7] pdh.minjusticia.gob.cl

[8] KISSINGER AND CHILE: THE DECLASSIFIED RECORD ON REGIME CHANGE (gwu.edu)

[9] Kissinger in Argentina (jacobin.com)

[10] Kissinger and the South American Revolutions (jacobin.com)

[11] Kissinger in Central America (jacobin.com)

[12] Report of the National Bipartisan Commission on Central America – United States. National Bipartisan Commission on Central America – Google Books

[13] Kissinger in Angola (jacobin.com)

[14] Secret History of U.S.-Cuba Ties Reveals Henry Kissinger Plan to Bomb Havana for Fighting Apartheid | Democracy Now!

[15] Kissinger in South Africa (jacobin.com)

[16] https://jacobin.com/2023/11/kissinger-in-western-sahara

[17]https://www.aljazeera.com/news/2023/11/30/henry-kissinger-10-conflicts-countries-that-define-a-blood-stained-legacy

[18] Why was Henry Kissinger hated in the Arab world? (newarab.com)

[19] Kissinger in Bangladesh (jacobin.com)

[20] https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB62/

[21]https://www.sinpermiso.info/textos/indonesia-suharto-y-el-genocidio-anti-comunista-de-1965 

[22] Kissinger in Cyprus (jacobin.com)

[23] Henry Kissinger: To Die at the Right Time (jacobin.com)

[24] Henry Kissinger Is a Disgusting War Criminal. And the Rot Goes Deeper Than Him. (jacobin.com)
[25] Why Kissinger Went to China — Again – POLITICO