Un infierno con olor a stronismo

Paraguay se está secando y desertificando a ritmos infernales. La deforestación masiva y la quema de bosques para la pastura de ganado y el monocultivo, más la casi nula reacción del Estado, ubican a nuestro país como el más vulnerable de la región al cambio climático. Más que nunca urge poner freno a la mafia agroganadera apuntalada por el stronismo.

Por Noelia Cuenca y Najeeb Amado.

El pasado 30 de diciembre vivimos el segundo día más caluroso de la historia de nuestro país, alcanzando los 45,3 grados. El primero fue hace un año, en enero del 2021, con 45,5 grados. Además del calor, sequías intensas, escasez de agua, incendios y destrucción vertiginosa de la biodiversidad nacional son otras devastadoras consecuencias del cambio climático.

Desde marzo del 2021, la bajante del río Paraná viene en aumento, rompiendo récords con niveles que no se registraban desde 1944. Una situación parecida atraviesa el río Paraguay, afectando la vida socioeconómica en general, pues el principal medio de transporte de mercancías sigue siendo el fluvial. Ni hablar de las ciudades que están a la vera del agua, que sufren más directa y bruscamente la degradación ambiental, económica y social provocada por esta sequía. Ya desde mayo los datos e informes meteorológicos venían alertando de su magnitud y de los consiguientes riesgos de incendios forestales, pero el gobierno no previó acciones para minimizar los riesgos y asistir a las poblaciones afectadas que están padeciendo la falta de agua y el avance del fuego [1].

Hasta agosto del año pasado, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay registraba 90.000 incendios sucedidos solo durante el 2021. Los humedales del Parque Nacional Cerro Corá habían perdido el 70% de su biodiversidad en las llamas [2] y miles de hectáreas de territorios indígenas ancestrales se hicieron cenizas. 

Los incendios están relacionados principalmente a la tala de bosques o son originados intencionalmente para implantar pastura para ganado y para el monocultivo especialmente de soja. La normativa de protección ambiental no se cumple en Paraguay. La mafia agroganadera apuntalada por el stronismo concentra la posesión de la tierra y maneja el Estado a su antojo definiendo las reglas de un juego perverso -y a gran escala- de despojo, ecocidio e impunidad. 

La mafia agroganadera

El bosque del Gran Chaco corre el riesgo de desaparecer en 24 años a causa del desmonte para la exportación de cuero y carne. Actualmente ha sido invadido por fincas ganaderas que vienen destruyendo miles y miles de hectáreas, incluida una parte importante de los bosques del Patrimonio Natural y Cultural Ayoreo Totobiegosode, que es el último pueblo indígena sudamericano en aislamiento voluntario [3] [4].

A pesar del peligro que esto significa no solo para nuestro país, sino para todo el continente, los empresarios de la carne han declarado que para el 2022 planean incrementar las exportaciones y ampliar su mercado, impulsados por el récord histórico de ganancias obtenidas en el 2021 con la exportación de cerca de 215 mil toneladas de carne vacuna por un valor aproximado de 1,3 mil millones de dólares [5].

En la región Oriental, alrededor del 87% del territorio que comprende la zona del Bosque Atlántico se ha perdido para siempre a causa de los sojales que ocupan el 80% de las tierras cultivables [6].

Paraguay es el cuarto exportador mundial de soja, el primero en exportación de azúcar orgánica y el octavo productor de carne [7]. Estos mismos multimillonarios que violan las normas de protección ambiental, persiguen y asesinan a quienes luchan por el derecho a la tierra, expulsan de sus territorios a comunidades campesinas e indígenas devastando sus cultivos y viviendas; son quienes reciben las exoneraciones e incentivos fiscales, son quienes tienen acceso a los créditos y son a quienes favorece el Congreso con la aprobación de leyes inconstitucionales para blanquear sus latifundios malhabidos, como la reciente y repudiada Ley Zavala-Riera [8].

Paraguay es el país con mayor desigualdad del mundo en términos de distribución de tierras. El 90% de las tierras es propiedad de cerca de 12.000 millonarios, empresarios y terratenientes agroganaderos, que representan apenas el 5% del total de propietarios. Mientras que el 10% restante de territorio cultivable se reparte entre más de 280.000 pequeños y medianos agricultores. Y alrededor de 300.000 familias campesinas no tienen acceso a ni un solo pedazo de tierra para vivir [9].

En el Índice de Desarrollo Humano Paraguay se ubica en el puesto 111 de 186 países. Las personas que se encuentran en la pobreza multidimensional en el país representan un 24,9% de la población, que equivale a 1.782.840 personas. El Índice de Pobreza Multidimensional es una medida oficial que analiza las carencias de la población desde cuatro dimensiones: el acceso a trabajo y seguridad social; vivienda y servicios; salud y ambiente, y educación [10].  Datos que echan por tierra el argumento de la UIP, ARP y UGP que aluden al agronegocio como el motor del desarrollo nacional. 

Acumulación por desposesión y tierras malhabidas

Escribir sobre la historia paraguaya es casi igual que escribir sobre la historia de la lucha por la tierra, dice el investigador Bernardo Coronel. Las clases hegemónicas paraguayas históricamente hicieron su acumulación originaria posesionándose de la tierra. Desde la colonia, pasando por la Guerra de la Triple Infamia [11], la aparición de la oligarquía colorada, el latifundio multinacional tras el remate de tierras públicas al capital privado entre 1883 y 1885 perpetrado por el fundador del Partido Colorado Bernardino Caballero; hasta la revolución de 1904 que posicionó a la oligarquía liberal, y el stronismo -también colorado- que repartió más de 6 millones de hectáreas de forma fraudulenta dando nacimiento a una oligarquía terrateniente entre 1954 y 1989 [12]. 

Este contexto favoreció la consolidación del modelo agroexportador que depende del despojo de las comunidades campesinas e indígenas y de la destrucción de los recursos naturales. Paraguay es suministrador de materia prima barata para el mercado global. La tierra es la base de la riqueza nacional y está en manos de una minúscula y corrupta élite.

Entre 1954 y 2003, el total de tierras adjudicadas en violación a los sucesivos estatutos agrarios, y corroboradas por el Estado paraguayo a través de la Comisión de Verdad y Justicia, llega a 7.851.295 hectáreas [13]. Es el dato oficial. Más de una investigación asegura que las tierras malhabidas superan estas cifras alcanzando entre 12 y 16 millones de hectáreas.

El economista, matemático y prospectólogo Jorge Beinstein, había considerado la ubicación geoestratégica y geopolítica del Paraguay, relacionando además su volumen de población y las ventajas comparativas en términos de suelo fértil, caudal hídrico y cielo en perfectas condiciones para monitoreo satelital. Según este intelectual y revolucionario, nuestro país es, sobre todo, territorio y atalaya para operaciones de potencias extranjeras, preferentemente EEUU y Brasil. Nuestra escasa población y densidad poblacional, favorece esta apreciación, sumando a esto el carácter de las inversiones y atenciones de las potencias extranjeras para con el Paraguay, mucho más concentradas en extracción de materia prima tanto en el suelo como en el subsuelo, que en una plaza en función de mercado consumidor.

Arrinconar a la población en conos urbanos, despoblando el campo para expandir la explotación de los recursos del país, entonces, resulta un plan lógico atendiendo la racional irracionalidad del capital y la división internacional del trabajo que opera en el territorio paraguayo. Los daños sociales causados no han sido suficientes para poner freno a esta lógica de despojo tan perversa y nociva. El daño ambiental se hace sentir cada vez con mayor intensidad en estos tiempos de elevadísimas temperaturas, sequías e incendios. 

Todo lo que se logró regenerar en términos ecológicos para el año 2021, ya fue consumido para el 29 de julio. Es decir, en los siguientes cinco meses del año pasado, la humanidad ya comenzó a consumir los recursos de este año 2022 [14].

Esta racional irracionalidad del sistema, o dicho de otro modo, la lógica de acumulación del capital, la cosmovisión capitalista, desde hace décadas tomó el camino de la decadencia. El daño irreversible que ha provocado impone un giro radical en nuestro modo de ver y vivir en el mundo. Llegamos a un punto de no retorno en donde podemos afirmar sin exagerar que se trata de la superviviencia no solo de nuestra especie. 

Tufo stronista

La propuesta del capital en Paraguay, encabezada por el latifundio y el monocultivo extensivo, la ganadería a gran escala, así como por el narcotráfico, la triangulación y contrabando a gran escala y la especulación financiera, fue engendrada durante el gobierno de Stroessner de manera intencional para ubicar y perpetuar en el poder a quienes hoy dirigen este rumbo decadente e infernal.

Las tierras a precios bajos, los nulos controles a las formas y los rubros de producción, la total apertura para la extranjerización de la tierra, hizo que empresarios y terratenientes, sobre todo brasileños, vengan al Paraguay en la década de los ’60. Stroessner saludó la tala de árboles para la agricultura a gran escala como una forma de convertir tierras “improductivas” en generadoras de “progreso”. 

Entre 1945 y 1991, la Región Oriental perdió el 73% de sus bosques a causa del monocultivo extensivo (de 8.8 millones de ha fue reducido a 2,4 millones de ha en 1991). En 1945, los bosques representaban el 52% de superficie de la Región Oriental, en 1984 el 33% y en 1991, se redujeron al 20,9 %, según la investigación publicada en Deforestación e impunidad. “El hecho político que marcó el inicio en las alteraciones de la estructura forestal de los bosques del Paraguay fue la irrupción de Alfredo Stroessner como presidente de la República. Desde 1955 en adelante es cuando predomina una estructura agropecuaria de bajo rendimiento productivo, manejada por una clase latifundista centrada en un sistema extensivo de producción agrícola y pecuario, complementada con los capitales extranjeros que monopolizan los sectores dinámicos de la estructura (Herken, 1975). Schvartzman y Santander (1996) señalan que en 1984 existía en la Región Oriental del país, alrededor de 5.300.000 ha de bosque alto continuo, bosque alto degradado y bosque ralo en islas en conjunto. Sin embargo, en 1991 la superficie de bosques se redujo a 3.342.328 ha, es decir, se eliminaron alrededor del 38% de los bosques en tan sólo 7 años, equivalentes a 2.019.858 ha.” [15]

El incumplimiento de las leyes y la debilidad en materia de fiscalización y control, es otra herencia stronista. La impunidad fue y es la garante para todo tipo de operaciones ilegales y criminales, que en estos tiempos aparece a cara descubierta con el aumento del sicariato, como expresión del enorme poder acumulado por las mafias. A estas alturas, están en posiciones de dirección de toda la actividad socioeconómica del país, con patronales totalmente asimiladas a esta lógica terrorista.

En el 2004 entró en vigor la ley de Deforestación Cero en el Paraguay. Sin embargo, datos del sistema satelital Global Forest Watch, nos muestran que entre 2004 y 2019, fueron arrasadas 1.276.471 hectáreas en 10 de los 14 Departamentos del Paraguay que forman parte del Bosque Atlántico. En todo ese tiempo y ante tamaña acción ilegal, ni una sola persona fue condenada ni presa por ello.

El grado de dependencia que el stronismo consolidó, haciendo que el Paraguay sea la periferia de la periferia y entregando tierras y recursos al servicio de los monopolios brasileños y estadounidenses, sobre todo, pero también para cualquier grupo con capacidad de compra, dificulta mucho la posibilidad de recuperar ambiental y climáticamente al país, así como cambiar su matriz productiva para favorecer mejores condiciones de vida a las mayorías trabajadoras. Bajo el modo de producción capitalista, en su fase imperialista, las condiciones de vida en todo el mundo seguirán degradándose. La integración de las luchas populares en torno a una estrategia revolucionaria común, se ubica como ineludible para pensar en un país y en un mundo que favorezca la vida plena.

Recuperar las tierras malhabidas, enjuiciar y castigar a los responsables, tanto de las operaciones ilegales como de las torturas, asesinatos y desapariciones de quienes lucharon por un país con justicia social, es un paso necesario para superar el tufo stronista que nos está asfixiando.


Fotografía de inicio: Incendio en Cateura, Asunción 2020. Archivo de Adelante!

Referencias

[1] Achucarro, G., Cabello Alonso, J., Casaccia, G., Franceschelli, I. Glauser, M., y Lovera, M. (2021). Escenario de crisis climática y negación de derechos. En Codehupy (Ed.), Derechos Humanos en Paraguay 2021 (175-194). Asunción, Paraguay: Codehupy. Publicado en: https://codehupy.org.py/ddhh2021/escenario-de-crisis-climatica-y-negacion-de-derechos/  https://codehupy.org.py/ddhh2021/wp-content/uploads/2021/12/C-2-Ambiente-Sano-177-196.pdf

[2] Publicado en: https://www.ultimahora.com/bomberos-advierten-posible-nueva-ola-incendios-paraguay-n2958113.html#:~:text=En%20ese%20sentido%2C%20aclararon%20que,incluso%20a%20las%20vidas%20humanas.

[3] Investigación de la organización británica Earthsight (2020). Grand Theft Chaco. Los autos de lujo hechos usando cuero de tierras robadas de una comunidad indígena no contactada. Publicado en https://www.earthsight.org.uk/grandtheftchaco-es. 

[4] Reportaje de Maximiliano Manzoni (2020). Grand Theft Chaco: las empresas que deforestan tierras Ayoreo para tapizar autos europeos. Publicado en el Surti.com: https://elsurti.com/futuros/reportaje/2020/09/29/las-empresas-que-deforestan-tierras-ayoreo-para-tapizar-autos-europeos/

[5] Publicado en: https://www.lanacion.com.py/negocios/2021/11/16/destacan-record-historico-de-exportaciones-de-carne-vacuna-paraguaya/#:~:text=%E2%80%9CParaguay%20export%C3%B3%20m%C3%A1s%20de%20283.214,noticias%20sobre%20la%20producci%C3%B3n%20pecuaria.

[6] Investigación de Aldo Benítez (2021). El comienzo del fin del bosque Atlántico. Publicado en: https://es.mongabay.com/2021/11/el-comienzo-del-fin-del-bosque-atlantico/

[7] Publicado en: https://www.wwf.org.py/que_hacemos/proyectos/iniciativa_de_transformacion_de_mercados_mti/la_expansion_soja_en_paraguay/

[8] La Ley Zavala-Riera, denominada así por sus propulsores, fue promulgada a fines del 2021 y establece cambiar la categoría de delito y elevar a crimen las ocupaciones de tierras, lo que aumentaría las penas de cárcel y eliminaría la posibilidad de medidas alternativas a personas imputadas y condenadas. Pero el proyecto esconde un cambio adicional: las posibles personas agraviadas por una ocupación pasan a ser aquellas que sean «titulares de posesión o dominio». Lo que significa, que usurpadores de tierras malhabidas o los terratenientes sojeros asentados en tierras de colonias campesinas puedan denunciar por invasión a campesinos o pueblos indígenas que busquen recuperar esas tierras mediante ocupaciones. La iniciativa fue apoyada por la Asociación Rural del Paraguay (ARP) de la cual Zavala fue ex presidente y el hermano de Riera vicepresidente, la Asociación de Productores de Soja (APS) y la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO). Un proyecto similar fue presentado por los senadores cartistas Antonio Barrios y Sergio Godoy, que incluye la modificación del artículo 98 del Estatuto Agrario, con lo cual se prohibiría que se expropien inmuebles que hayan sido recuperados mediante «invasión ilegítima y que hayan tenido intervención judicial», anulando así el único mecanismo exitoso del campesinado para recuperar tierras malhabidas. Fuente: Reportaje de Romina Cáceres del Surti.com, publicado en: https://elsurti.com/oligarquia/reportaje/2021/11/02/recuperar-las-tierras-malhabidas-dificil-pero-no-imposible/

[9] Rojas, Luís (2018). Yvy Jara. Los dueños de la tierra en Paraguay. Informe de OXFAM. Publicado en https://d1tn3vj7xz9fdh.cloudfront.net/s3fs-public/file_attachments/yvy_jara_informe_oxfamenparaguay.pdf

[10] Ver: https://www.ine.gov.py/news/news-contenido.php?cod-news=729

[11] Además de que se le arrebató a Paraguay la tercera parte de su territorio, para pagar la enorme deuda financiera impuesta, más de 16 millones de hectáreas fueron rematadas a treinta y dos empresas de capital extranjero especialmente.  Por nefasto ejemplo, un solo negociante español, Carlos Casado, adquirió siete millones de hectáreas.

[12] Coronel, Bernardo (2011). Breve Interpretación Marxista de la Historia Paraguaya (1537-2011).  Ed. BASE IS, Arandurâ Editorial.

[13] Ver: https://elsurti.com/oligarquia/especial/los-invasores-vip-del-paraguay/

[14] Ver: https://www.overshootday.org

[15] DEFORESTACIÓN E IMPUNIDAD. Análisis de la actuación del Ministerio Público y del Poder Judicial en los casos de deforestación en la zona del Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA). INECIP, Paraguay, 2016. Publicado en http://caracu.com.py/clientes/inecip/wp-content/uploads/2016/09/DEFORESTACION-E-IMPUNIDAD-corregido.pdf

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