Argentina: empate arriba y abajo a seguir luchando

Por Alberto Federico Ovejero*

No, lector y lectora. Le aclaramos que no ingresó a una página deportiva, aunque el título elegido tenga mucho de táctico, pero a otros fines. Entre esos objetivos, está analizar lo que dejaron las elecciones legislativas de Argentina, esa especie de encuesta política de medio término que define el panorama en el Congreso (y por qué no en el gobierno del hermano país) por lo menos por el próximo bienio.

Así las cosas, en los escrutinios de ayer -en donde, entre otras cosas [1], se eligió a la mitad de la cámara de diputados y un tercio de la de senadores- se confirmó la tendencia electoral de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del 12 de septiembre último: el triunfo electoral de la oposición política al gobierno de Alberto Fernández, uno de los líderes del Frente de Todos (F de T), alianza política entre peronistas, partidarios de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sectores progresistas, movimientos sociales, sindicatos y partidos de izquierda.

Ahora bien, el dato concreto merece ser analizado, puesto que en estos dos meses entre dichas primarias y las generales de ayer hubo muchos movimientos políticos sociales que si bien sostuvieron el escenario de septiembre, matizaron sus efectos, achicándose diferencias entre el oficialismo y la principal fuerza opositora, la alianza Juntos por el Cambio (J x C), espectro político conservador encabezado, entre otros, por Mauricio Macri, ex presidente entre 2015 y 2019.

Por otro lado, se destaca la gran elección del trotskista Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) obteniendo dos escaños más en la Cámara Baja, con un 23% histórico en Jujuy y con la elección de un diputado de izquierda por la Ciudad de Buenos Aires, hecho que no ocurre desde el 2001, año crítico si los hubo en la Argentina.

Como contracara de lo referido, el fenómeno “libertario” (ultraliberales en lo económico y neoconservadores, con toda la carga autoritaria, discriminatoria, racista, aporofóbica, en lo social) si bien no nacionalizó su espectro partidario, obtuvo 4 diputados entre los dos distritos electorales más poblados (la ciudad y la provincia de Buenos Aires).

Desmenucemos un poco, ello en el punteo que se recomienda más abajo:

a) PASO a PASO

A nadie le escapa que la actual gestión gubernamental recibió un duro golpe electoral en las elecciones de septiembre de 2021, fruto de varios elementos, que se pueden sintetizar en la profunda crisis económico social -enmarcada en la crisis general y estructural del modo de producción capitalista- que se arrastra de larga data en el vecino país, y al grado de organización autónoma y clasista de las mayorías trabajadoras, con sus diversas y, en muchos casos, contradictorias expresiones políticas y electorales.

La expresión actual de la crisis económica, que afecta a millones de trabajadores y sus núcleos familiares, es una sumatoria histórica de elementos que no avizoran un fin inmediato: baja de precios de materias primas a nivel nacional desde 2014; crisis de deuda interna y externa que exponencialmente se dio entre 2015 y 2019; destrucción de aparato productivo y fuentes de trabajo, tanto por la retracción del mercado por la timba financiera de los años de endeudamiento como por la pandemia y las medidas sanitarias; escalada inflacionaria, tanto por corridas cambiarias como por concentración económica, con la consecuente caída del valor del salario; muertes producidas por COVID-19, etc. Elementos que hacen que, pese al crecimiento económico que se ve en los números generales argentinos, no se vean en las amplias mayorías populares.

Se suma a ello, errores de la coalición gobernante que reculó en muchas medidas (la estatización de Vicentín, como principal elemento) y en otras se mostró impotente para tener iniciativa política, encorsetado en la negociación con el FMI y la gestión de la emergencia sanitaria, cuando no en sectores conservadores dentro del Frente de Todos, cuyo variopinto esquema electoral no cuajó en una estructura permanente, o de hacerlo, no se la ve como la mesa política del gobierno.

b) Atendidos por sus propios dueños

El resultado de las elecciones de septiembre de 2021, ante el cual sus ganadores proyectaban la mayoría en la cámara baja y la pérdida de hegemonía peronista en el senado y el intercambio epistolar y de movimientos en carteras de gobierno entre el presidente y la vicepresidenta, fueron el puntapié de esta segunda parte de la campaña, que si bien mantuvo el mismo nivel propagandístico (magro de ideas y propuestas con estéticas posmodernas) se centró en las figuras políticas de fondo más que en los candidatos, con la salvedad de la izquierda trotskista y la ultraderecha.

Por primera vez, la campaña salía de la campaña misma y la asumían los líderes políticos.

¿Por qué se arriba a dicha conclusión? En definitiva el repunte electoral del Frente de Todos que achicó impensadamente su derrota y cuando no, dio vueltas el resultados en dos distritos, se centró en la gestión de gobierno que aceleró la apertura económica y generó una nueva bandera respecto al control de precios, uno de los principales reclamos de las mayorías trabajadoras, acosadas por el fantasma de la carestía.

Ese repunte, más una intervención más directa en la campaña de cierta militancia clásica tanto del kirchnerismo como de los gobernadores e intendentes, con el aparato de estado mediante, permitió ese repunte en el 5% del padrón que se sumó al 66% que había ido en los anteriores comicios.

c) Empate sin penales

En ese escenario, el Congreso plasma institucionalmente el empate hegemónico del panorama político argentino entre proyectos gestores del capital, en donde el oficialismo no perdió su rol de primera minoría, aunque prácticamente empatado con Juntos por el Cambio pero si perdió su mayoría en la Cámara Alta, cuestión esta última festejada por varios medios de comunicación que sostienen aún la guerra mediática con la actual vicepresidenta, conflicto abierto durante su gestión presidencial, casi 15 años atrás.

Incluso más, los actuales 4 diputados de la izquierda trotskista empatan también con los 4 de la ultraderecha, remarcando aún más las condiciones de este empate momentáneo de las fuerzas políticas, aunque en este caso sí hablamos de márgenes y de proyectos absolutamente contrapuestos.

En este contexto, habrá que ver cómo sigue Fernándezy el Frente de Todos con su programa electoral, debiendo aplicar un gobierno con centralidad en el ejecutivo, aunque varios elementos serán los condicionantes políticos institucionales de los próximos dos años.

El primero es que esta derrota con sabor a empate, no deja de ser una derrota. Si bien se matiza por la remontada que fue comparada a las PASO, el descontento es palpable, máxime si se suma al triunfo electoral de la oposición actual el casi 10% de votantes ausentes entre las elecciones de 2019 y las actuales -se llega a 7 puntos porcentuales si se compara con las anteriores legislativas-.

Alguno podría justificar ello en que las elecciones de medio término generalmente dan por vencedora a la oposición, aunque se impone señalar que en las anteriores legislativas el macrismo ganó dichos comicios, aunque con una fuerte interna entre el peronismo y el kirchnerismo, con mayoría de esta última y que fue sentando el camino para el frente electoral de 2019.

Un segundo elemento, es que el frente de gobierno sigue sin cuajar como entidad política y ello, de cara a una derechización del Congreso, podría propiciarse un programa de gobierno en dicho sentido, sobretodo considerando que el centro político del frente (Massa y peronismo no kirchnerista) puede tener puntos de consenso con algunos de estos sectores hoy triunfantes en las elecciones.

Muestra de ello fue el discurso grabado de ayer del presidente sometiendo a consenso con el nuevo Congreso, los puntos acordados hasta ahora con el FMI, refiriendo que ello fue aprobado de manera unánime por la alianza de gobierno, cuando existen en su seno expresiones políticas que llaman a poner prioridad a la deuda con el pueblo, más que a las acreencias del sistema financiero internacional.

Esto debería sacudir a los sectores progresistas y de izquierda dentro del Frente de Todos obligándolos a tener mayor iniciativa política autónoma para incidir en el crecimiento de una identidad política clasista en las mayorías, entendiendo la profundidad de la crisis estructural del capitalismo y la necesidad de disputar la organización de la sociedad, sobre todo de las trabajadoras y los trabajdores.

El tercer condicionante es institucional y se da por una necesaria reforma judicial que se fue postergando; con una justicia actuante como partido político oscilante entre la autojustificación y herramienta de presión eventual de poderes fácticos argentinos. Ante la situación de empate legislativo, los mecanismos ejecutivos serán las principales herramientas políticas que pueden ser frenadas por este poder judicial (como ya lo hicieron con las medidas de difusión masiva de internet), expectante también por la elección de un nuevo ministro de la Corte Suprema.

Esto, sin perjuicio de acuerdos con los acreedores locales e internacionales del estado nacional, cuarto y último condicionante, siempre instigadores de programas de ajuste e incremento de la explotación laboral.

Y por abajo ¿cómo estamos?

Este panorama, por cierto completable y sometible al escrutinio de las y los lectores, a quienes se invita a debatir lo referido con vocación de pensar en favor de las y los trabajadores, también nos debe un análisis sobre las clases populares argentinas.

Desde ya, como se señaló es este segmento social mayoritario el que sufre las consecuencias de esta crisis económica, producida por los movimientos palaciegos de las minorías dueñas del capital argentino: entre especulaciones del sistema financiero, el control monopólico de bienes y servicios de uso masivo, los condicionantes impuestos por el FMI, además de la profunda caída del valor del salario, única fuente de ingresos de dicha masa obrera.

Ahora bien, visto el panorama electoral conservador, se divisa que la batalla cultural hegemónica sigue saldándose por derecha, sin perjuicio de algún viso esperanzador en el crecimiento de la izquierda como tercera fuerza política nacional.

Pero sí, la gran mayoría de sindicatos y movimientos sociales catalizadores del descontento durante la gestión neoconservadora de Macri, devenida en gestora del gobierno de Fernández, se demostraron inmóviles en el equilibro entre no dividir al Ejecutivo y mantener sus bases.

Que la mayoría del mapa electoral esté pintado de amarillo habla de eso, compartiendo protagonismo, claro está, con la instigación mediática.

En ese sentido, si resulta alentador el triunfo del FIT, aunque corresponde analizar con posterioridad cómo evoluciona el trotskismo argentino no sólo en pensarse electoralmente, sino en la manera en se expresan como fuerza política capaz de resolver el actual panorama social. Especial merecimiento al PTS que ya consolidó su hegemonía interna en el frente, tanto a nivel programático como de figuras.

Sin perjuicio de lo expuesto, también resulta alarmante el crecimiento en el espectro juvenil trabajador del conservadurismo autodenominado “libertario” bajo cantos de sirena de prosperidad individual, ante la impotencia de quienes deberían acercarles salidas colectivas.

Las elecciones ya pasaron, queda un panorama complejo y dinámico para poder consolidar al espectro social popular capaz de dar cuenta de los intereses de las y los trabajadores, necesario tanto para afrontar a los agoreros de la mayor explotación ante la profundización de la crisis, como para poder gestar una alternativa que ya no resista esos embates sino que consiga victorias para ese pueblo hoy en situación crítica.

*Alberto Federico Ovejero es abogado, investigador, militante del Partido Comunista Paraguayo, miembro de su Secretaría de Relaciones Internacionales.


[1]    También hubo elecciones a gobernador en una provincia, algunas intendencias en varios lugares del país y representaciones legislativas provinciales y municipales a lo largo de la Argentina, que acompañan en cierta medida el panorama nacional de la jornada de ayer.

Imagen de inicio: Foto de AP extraída de Internet.

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