Por Miguel Ángel Fernández*
De pronto, desde la tarima, alguien anuncia con voz grave que ha llegado la noticia de la muerte del presidente de Chile, Salvador Allende, asesinado por golpistas militares.
Por un instante se corta la respiración de los jóvenes congregados en el lugar. Un instante que se rompe con un grito, un alarido, de dolor, tristeza y rabia: “¡Mueran los asesinos militares!”, que se amplifica en las voces de dos mil jóvenes.
Desde entonces han pasado muchos años. Tras el bombardeo y asalto al Palacio de la Moneda, donde murió Allende sin rendirse, más de cuarenta mil chilenos fueron torturados y asesinados por la policía y el ejército de la dictadura de Pinochet. Un plan de exterminio de toda una generación y de represión de todo pensamiento libertario y justiciero, un plan concebido por Henry Kissinger, el ominoso Secretario de Estado, y ejecutado por el corrupto presidente Nixon, de los Estados Unidos de Norteamérica.
Décadas de opresión y vejámenes en América: Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay, se llenaron de sangre a manos de los sicarios de la derecha, al servicio del imperialismo y las oligarquías locales.
Por encima de esta historia de mierda, hoy se levanta la figura heroica de Salvador Allende, el presidente electo por el pueblo, que no se rindió ante los militares sublevados y sigue afirmando, desde la historia y el mito, el valor de la libertad, la justicia y la democracia plena para nuestros pueblos.
Hoy, 11 de setiembre, millares de chilenos y millones de latinoamericanos y ciudadanos del mundo ofrendan claveles rojos en memoria de aquel hombre cabal, coherente y fiel al mandato popular, que hoy marcha, inclaudicable, por las grandes alamedas de Santiago y los anchos caminos de nuestra América ¡hacia la victoria final!
*Miguel Ángel Fernández es escritor, poeta, crítico de arte, editor. Licenciado en Humanidades por la Universidad Católica de Asunción. Miembro fundador y primer secretario de Asociación Internacional de Críticos de Arte, Capítulo Paraguay; miembro de la Asociación Internacional de Hispanistas y de la Sociedad de Estudios Literarios Hispanoamericanos. Fundador y director de la Revista Diálogo y de Ediciones Diálogo. Sus publicaciones incluyen libros y numerosos artículos sobre historia del arte, arte moderno, artistas y escritores paraguayos. Como editor, ha publicado y prologado obras de Rafael Barrett, Augusto Roa Bastos, Josefina Plá, Hérib Campos Cervera y otros. Fue coordinador del Sector de Artes y profesor de Historia del Arte y de la Literatura en el Centro de Estudios Brasileños de Asunción. Es profesor de Literatura Hispanoamericana y Semiótica en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción y coordinador del Posgrado de Letras de la Universidad del Norte, de Asunción.
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