A propósito de la propuesta del Bolívar-Oro y la Cámara de Compensación con China.
Por Jhon Caicedo*
Mientras que el oro circula porque tiene valor el papel [moneda] tiene valor porque circula. Mientras que, con un valor de cambio determinado de las mercancías, la cantidad del oro circulante depende de su propio valor, el valor del papel [moneda] depende de su cantidad circulante.
Carlos Marx
Contribución a la crítica de la economía política (1859)
Venezuela atraviesa desde hace varios años la peor crisis de su historia reciente, con caída acumulada del PIB (2013-2019) en más del 70%, caída del ingreso petrolero y de la producción petrolera local, disminución de las reservas internacionales, déficit fiscal de dos dígitos (como % del PIB), sanciones y bloqueo económico financiero internacional, default de la deuda externa, y desde noviembre 2017 el país se encuentra sumergido en un proceso hiperinflacionario sin precedentes, que mantiene pulverizado tanto a los salarios como a las pensiones y cualquier ingreso fijo que se establezca en bolívares sin indexación (ver gráfico).
Es bien sabido que, con el surgimiento de la hiperinflación, el poder adquisitivo de la moneda local –el bolívar– está perdiendo rápidamente su capacidad de representar valor a tal punto que, en cierto modo, el bolívar ya no cumple actualmente con sus tres funciones básicas como moneda nacional, es decir, 1) como medida de valor (patrón de precios); 2) como medio de circulación y de pago (dinero electrónico, billetes de banco y el crédito bancario) y 3) como medio de atesoramiento o reserva de valor (dinero en cuentas de ahorros en el sistema financiero nacional). Las altas tasas de inflación y la pérdida de confianza en el bolívar han provocado que, de manera espontánea y de facto, aparezca el uso cada vez más común y corriente del dólar estadounidense como medio de pago y reserva de valor en sustitución del bolívar.
Desde la implementación de la (segunda) reconversión monetaria y del programa de recuperación económica, crecimiento y prosperidad de 2018 hasta el presente 25/11/2020 (fecha en que fue elaborado el presente escrito[i]) la variación porcentual del tipo de cambio nominal Bs/$ ha sido de 1.529.465,87% y la pérdida de valor del bolívar con relación al dólar durante el mismo período ha sido de 99,99%, que equivale a decir que el poder adquisitivo de 0,01 centavos de dólares es igual a un bolívar de los actuales y un bolívar de los actuales equivale a 100 millones de bolívares de 2007. Es decir, si obviamos las dos reconversiones monetarias que se han realizado anteriormente en 10 años (2008-2018) y tomamos en cuenta el precio del dólar desde cuando se cotizaba en Bs. 2.150, la variación del tipo de cambio Bs/$ sería de más de 4 billones por ciento, específicamente, 4.268.555.906.876,74%, o sea, un colapso total de la moneda.
La inestabilidad del precio del dólar en términos de moneda nacional nos indica, concretamente, los graves problemas de productividad que afronta el capitalismo rentista venezolano para poder generar un mínimo de excedente económico, diferente a la renta petrolera o minera, que permita respaldar materialmente el valor del bolívar frente al dólar. Sin embargo, para poder justificar la situación de crisis del capitalismo venezolano, el gobierno y sus ideólogos (incluido, los aparatos de propaganda gubernamental), han preferido transitar por el camino de las apariencias, es decir, plantear argumentos que intentan dar sustentación teórica a la «guerra económica» la cual, según el gobierno, es la fuente de todos los problemas que afectan actualmente a la economía venezolana, perdiendo de vista la unidad mundial del capital y sus formas nacionales.
La gráfica que se presenta a continuación nos muestra claramente el surgimiento de la hiperinflación y de su evolución mensual desde noviembre de 2017 hasta octubre de 2020. Desde que el país entró en hiperinflación, la inflación promedio (de todos los meses) se ha mantenido cercana a 73,36%, eso, a pesar de la desaceleración de los precios que ha habido en los tres últimos meses producto del encaje legal marginal del 100% y el congelamiento de los salarios y de las pensiones.

Para contrarrestar los efectos de la hiperinflación y de la pérdida de valor del bolívar con respecto al dólar, se viene proponiendo desde hace varios años atrás, de la mano de un grupo general de profesionales economistas y de otras carreras, la creación del denominado bolívar oro cuyo valor sea fijado por la cantidad de oro depositado en las bóvedas del Banco Central de Venezuela (BCV). El objetivo de la propuesta es anclar el valor del bolívar a un bien cuyo precio sea marcado en el mercado internacional, no susceptible de manipulación por terceros, lo cual ha sido el factor determinante de la inflación inducida y la desestabilización económica, según sus proponentes.
El anclaje de la moneda es una buena medida, se pudo haber anclado el bolívar a la gasolina, a la carne de res, al oro, al diamante, al yuan chino o a cualquier otro bien que tenga un valor de cambio. El problema con este tipo de propuestas es que el bolívar se ancló al petro[ii], pero el petro, a su vez, no tiene valor propio –trabajo abstracto contenido en la mercancía– como lo tiene el oro, sino que, por el contrario, está anclado (en teoría)[iii] al precio promedio del barril de petróleo de la cesta venezolana[iv] cuyo valor se expresa en el mercado internacional precisamente en dólares. De hecho, todas lascommodities (materias primas) son mercancías portadoras de renta de la tierra y las mercancías portadoras de renta de la tierra son mercancías con precios volátiles, inestables y especulativos. Por ello, anclar el bolívar al precio del oro, petróleo, diamante o cualquier otra materia prima que no sea producto de la acción del trabajo humano implicaría seguir dependiendo de la dinámica rentista y de sus precios inestables en el mercado internacional.
Además, anclar el bolívar a una materia prima como el oro tiene sus consecuencias en el tiempo, o sea, por una parte, contraviene a lo establecido en el Objetivo 5 del Plan de la Patria 2019-2025, que establece contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana, porque aumentar de forma intensiva la productividad del trabajo en la explotación del oro implicaría, ante todo, una alteración de los ecosistemas con efectos negativos incalculables e irreversibles en materia social y medioambiental y, por otro lado, nos haría menos productivo a nivel internacional, porque seguiríamos dependiendo de la productividad de la producción del oro y no de la transformación de los recursos naturales en productos manufacturados de alta tecnología, es decir, depender del oro (o del petróleo) haría que no surgiera ningún esfuerzo productivo real que implique un cambio en la subjetividad productiva de los trabajadores locales en Venezuela, que permita alcanzar una actitud científica-innovadora frente a la producción de la generalidad de mercancías (que se requiere para cubrir la demanda interna y exportar), distinta a la simple extracción de petróleo y minerales y de la producción de manufactura de productos básicos con bajo procesamiento industrial.
Por su parte, es necesario aclarar que, todas las mercancías portadoras de renta de la tierra, más la producción de bienes y servicios que se comercializan en el mercado internacional, se realiza –directa o indirectamente– en dólares o tomando como referencia el precio del dólar con respecto a otras monedas. En ese sentido, si se usa el Petro como segunda unidad de cuenta, después del bolívar, pero para el comercio internacional y, a su vez, se firma un convenio con China para la creación de una Cámara de Compensación para el intercambio de bienes y servicios entre el yuan y el Petro, eso no garantizaría realmente la estabilidad del bolívar ni mucho menos la no dependencia del dólar, porque igualmente se estaría utilizando indirectamente al dólar como medida de valor referencial a la hora de fijar el tipo de cambio resultante entre el yuan y el Petro[v]. Adicionalmente, es necesario aclarar que, China es el país con las mayores reservas internacionales en dólares y, al mismo tiempo, es el mayor (o uno de los mayores) financistas extranjeros de la deuda pública de los Estados Unidos a través de la compra de bonos y notas del Tesoro. Pues en ese sentido, China es uno de los países que aún no le conviene una caída estrepitosa del dólar.
Por otro lado, si sacáramos las exportaciones primarias de Venezuela hacia China, la balanza de comercial con China sería negativa y para cubrir ese déficit se terminaría utilizando renta de la tierra o endeudamiento público externo sobre la base de renta de la tierra futura, y esa sería otra de las razones por las cuales el bolívar no sería tan estable, eso, por la fuga de recursos financieros que dejaría sin respaldo a la moneda. Incluso, gran parte de la deuda financiera que mantiene actualmente Venezuela con China se ha venido cancelando con la entrega de petróleo, lo cual ha sido siempre la dinámica del capitalismo rentista venezolano, con la reexportación del excedente petróleo-minero.
Asimismo, aquellos que proponen que se adopte el yuan chino como moneda local en sustitución del bolívar o a la par del bolívar, simplemente por ser China un país aliado de la República Bolivariana de Venezuela, sería más de lo mismo, es decir, si se yuaniza el sistema de pagos locales en Venezuela, igualmente estaríamos dolarizando la economía nacional y eso también implicaría ceder una parte de la soberanía nacional. Además, el yuan chino como moneda de reserva mundial aún no tiene atribuido el peso que tiene el dólar en la economía mundial (4,3% yuanes vs 88,3% de dólares)[vi]y; por ende, sería desventajoso para la economía nacional dolarizar con una moneda que todavía no es tan cotizada en los mercados internacionales. Al fin y al cabo, de todos los problemas que afronta el actual sistema monetario internacional el motivo central es saber, objetivamente desde la teoría del valor en Marx, por qué a partir del dólar (y no del oro directamente) se sigue determinando el valor de cada una de las monedas que circulan en el planeta, incluidas las monedas virtuales y las criptomonedas.
¿Qué hacer? Algunas propuestas económicas para amortiguar el impacto de la crisis
El problema central del capitalismo venezolano no es un asunto monetario como lo hace ver el gobierno y sus ideólogos de la guerra económica, sino que, por el contrario, es un asunto que radica en la especificidad del capital en Venezuela y de su papel jugado en la división internacional del trabajo. Si queremos salir de la dependencia exclusiva de la dinámica rentista petrolera-minera y, a la vez, recuperar la estabilidad real del bolívar como moneda nacional, lo más conveniente sería anclar el bolívar a la productividad del trabajo local, en donde se promueva el empuje y desarrollo de la industria manufacturera en todos sus niveles. En ese sentido, se presentan a continuación el inicio de algunas propuestas.
En primer lugar, lo primero que hay que hacer en Venezuela en materia económica, es recuperar el valor de la moneda nacional estabilizando el mercado cambiario por los canales tradicionales, es decir, vender la divisas (que se adquieren por la exportación de materias primas) a su verdadero precio de mercado, que es el mismo esquema que utiliza la mayoría de los países del mundo. En segundo lugar, y en consonancia con lo anterior, es necesario que todos los sectores económicos de renta, en Venezuela, sean puestos a producir a su máxima expresión, con el objetivo de exportar todo lo que se pueda para adquirir divisas, recuperar las reservas internacionales bajo una sola cuenta única y poder planificar su uso en la economía nacional.
En tercer lugar, es necesario que la economía nacional avance hacia la eliminación del manejo discrecional de las divisas provenientes de la renta petrolera-minera y, a su vez, permitir la legalización del uso del dólar, euro o cualquier divisa libremente convertible como moneda transaccional en todo el territorio nacional. Esta propuesta sería como oficializar la dolarización de la economía nacional, pero sin eliminar –el bolívar– como moneda nacional, eso sería como una especie de dualidad monetaria, tal cual como ocurre en la hermana República del Perú o en la República Oriental del Uruguay, donde la moneda local circula indistintamente a la par con el dólar estadounidense.

Y, por último y lo más importante de todo, es avanzar hacia un cambio en la política económica financiera del país, orientada a impulsar un proceso continuado de acumulación de capital y crecimiento de la productividad del trabajo conjugando la participación de la inversión pública, privada nacional y extranjera en un solo vértice nacional de desarrollo industrial, en condiciones en las que se garantice la estabilidad macroeconómica, la recuperación de los salarios (de manera no compensatoria, sino por su valor real de mercado) y la mejor asignación del ahorro financiero (de la banca y del Estado) para proyectos industriales de gran importancia o envergadura, desde una perspectiva que abarque el desarrollo de economías de escalas y la planificación de la economía nacional con el fin de alcanzar una economía competitiva, en crecimiento, desarrollo y diversificación.
* Jhon Caicedo es economista por la Universidad de las Villas (Cuba) y especialista en finanzas por la Universidad Central de Venezuela. Es militante del Partido Comunista de Venezuela y candidato a diputado para la Asamblea Nacional por la Alternativa Popular Revolucionaria.
Notas
[i] Los cálculos realizados en el presente escrito se hacen con el valor del dólar del BCV en Bs. 917.739,52 del día 25/11/2020.
[ii] La propuesta también sugiere fijar el valor del petro con respecto al petróleo y una canasta de commodities conformadas, principalmente, por oro, hierro, diamante, según lo establecido en el decreto 3.196 publicado en la Gaceta Oficial 6.346 del 08 de diciembre del 2017, Para mayor información consúltese el Whitepaper (libro blanco) del petro de 2018.
[iii] Decimos en teoría, porque en la práctica podemos ver que el precio del Petro fluctuante está anclado al tipo de cambio que indica el precio del dólar del BCV. Es decir, que para comprar Petros con bolívares o, en su efecto, como forma de pago de impuestos, tasas, contribuciones y servicios públicos nacionales, estos pagos se aceptarán en bolívares a la tasa de cambio Bs/USD resultante de las operaciones de las casas de cambio autorizadas, determinada por mecanismos de mercado y de conformidad con las disposiciones legales emitidas por las autoridades competentes de la República, tal como lo establece el Whitepaper del Petro de 2018.
[iv] Según el Whitepaper de 2018 el precio de venta de referencia del Petro es deUSD 60.
[v] De hecho, el precio de la cesta venezolana de petróleo aparece en la página web oficial del Ministerio del Poder Popular de Petróleo cotizándose en yuan; sin embargo, de manera contradictoria la misma página web oficial del Ministerio también indica el precio del dólar en yuan, considerando que el valor promedio del Petro se cotiza en USD 60 el barril de petróleo, de acuerdo con: http://www.minpet.gob.ve:81/visew/petroleo.php y también en: http://www.google.com/es/venezuela-precio-de-barril-de-petr%25C3%25B3leo-cae-a-m%25C3%25ADnimo-en-dos-d%25C3%25A9cadas/a-53238375
[vi] Según datos de Statista 2020, de acuerdo al ranking de las divisas más negociadas en el mundo en 2019.
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