Luchar con fuego

Editorial del 31 de agosto de 2020

La semana pasada se inició con la renuncia del Vice ministro de Salud, continuó con una denuncia penal por la contratación, por vía de la excepción, de respiradores cuyo costo de referencia es de 2.369 millones de guaraníes, y sin embargo el Estado –con el dinero nuestro- pagó 8.115 millones, casi cuadruplicando su precio de referencia.

Teniendo en cuenta la delictual trayectoria de empresarios y políticos en torno al Estado y sus recursos (que volvemos a reiterar, son nuestros, producto de nuestro sacrificio), la propuesta del Presupuesto General de la Nación (PGN), para el 2021, plantea más endeudamiento, elevando la deuda pública al 35% del Producto Interno Bruto, sin plantearse modificar el sistema de recaudaciones para evitar la escandalosa evasión por parte de grandes empresas, ni mucho menos un proyecto de reforma tributaria para que los millonarios paguen más impuestos, como debe ser.

También se ventiló la criminal ineficiencia del Ministerio de Salud que, de los 494 millones de dólares asignados para enfrentar la pandemia, solo ejecutó el 8%, mientras se sucedían los días y el número de contagios, internados y muertos seguía –y sigue- creciendo.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el registro de desempleados para América Latina y el Caribe alcanza a 41 millones de personas, lo cual se ubica como récord de desempleados, desde que existen registros. Y sin embargo, el Gobierno del Fraude, fiel a su corrompida mediocridad, maquilla datos de desempleo en el país habilitando una nueva agrupación a la que denomina “inactivos circunstanciales”, con 217 mil personas, que casi igualan en cantidad a las 256.882 personas desempleadas, según la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC), ocultando de esta manera el exponencial crecimiento del desempleo en nuestro país, sumado al conocido y altísimo porcentaje de informalidad, que es la situación de la mayoría de las trabajadoras y trabajadores.

Por un lado vemos todo el despojo, la corrupción, la indiferencia de las patronales y de su fraudulento gobierno hacia las necesidades de las mayorías, sumado a la oposición de morondanga que las organizaciones conservadoras, como el Partido Liberal Radical Auténtico, o Patria Querida, realizan con la misma finalidad del Partido Colorado, que es seguir sometiendo a trabajadoras y trabajadores para sostener sus privilegios, constituyen la expresión de quienes tienen el mayor Poder en nuestro país. Y los incendios en estos días, son otra muestra de su criminalidad, pues existen muchos elementos que demuestran que los mismos son generados para rentabilizar tierras, aunque la depredación amenace vidas humanas y destruya ecosistemas envenenando el ambiente. Estos explotadores no dudan en defender sus privilegios y buscar mayores ganancias, de la forma que sea.

En este panorama, mientras el coloradismo realiza pactos de impunidad y cobertura a la mafia, el pueblo organizado muestra el camino de la lucha organizada y autogestionada que, sosteniendo durante meses las ollas populares, logrando que esa bella conducta solidaria se multiplique en las mayorías trabajadoras y a la vez reclamando lo que le corresponde ante ese mezquino y saqueador Estado que padecemos quienes habitamos el Paraguay, a fuerza de movilización, protesta y propuesta, logró que se apruebe la ley que permita el abastecimiento de las ollas populares en cantidad y calidad. Esta victoria es muy importante, y a la vez sabemos que muchas leyes aprobadas no se cumplen y son sistemáticamente violadas por empresarios y politiqueros, por eso la lucha organizada tendrá el desafío de permanecer alerta y crecer en conciencia, para avanzar en el desarrollo de su fuerza y claridad en la construcción y disputa de Poder.

La experiencia de lucha organizada que las ollas populares vienen generando, se inscribe entre las riquísimas experiencias de la clase trabajadora y el campesinado pobre que, durante décadas han demostrado que sus conquistas fueron producto de esa capacidad de enfrentar con valentía, inteligencia y capacidad de proponer políticas justas y necesarias, enseñando con el ejemplo y generando identidad y apoyo de los demás sectores de la sociedad.

El movimiento estudiantil también se viene movilizando y el pasado miércoles tuvo que asimilar un revés parcial al justo reclamo del arancel cero, con las modificaciones propuestas por la Cámara de Diputados, pues las mismas ponen trabas al carácter universal de la propuesta estudiantil y abre terreno para especulación y proliferación de prebendarismo, además de burocratización del proceso de inscripciones con el derecho a la gratuidad en la educación universitaria pública. No obstante, tenemos confianza en que este revés fortalecerá las convicciones del gremio estudiantil y la oleada estudiantil organizada volverá a las calles con mayor fuerza para exigir lo que le corresponde.

En nuestras filas, luchando vamos organizando y distribuyendo mejor nuestras fuerzas, estudiando nuestras experiencias para desarrollar la estrategia capaz de superar esta época de explotación, represión y saqueo. En ese marco, insistimos en articular fuerzas en torno a un programa mínimo que defienda con razón y orgullo los intereses de trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad, para avanzar hacia un Paraguay soberano, justo y democrático, con la certeza de que solo será posible si es la alianza obrera, campesina y popular la que orienta la amplia unidad necesaria para derrotar a las minorías explotadoras. Y en este sentido, la unidad de acción para defender nuestros intereses en el debate sobre el Presupuesto General de la Nación es central.

Los incendios son la imagen de un país con una dirección podrida de corrupción y mezquindad, que con su brutalidad pretende seguir ganando dinero quemando el futuro de la gente; y nosotros tenemos la necesidad de acelerar las tareas para ponernos a la altura de esta crisis y demostrar que podemos solucionarla. Esto exige buscar puntos de acuerdo para frenar este proyecto de saqueo, recuperando derechos como el de exigir un Presupuesto General de la Nación al servicio de la clase trabajadora de la ciudad y el campo, haciendo valer el peso aplastante de las mayorías explotadas.

Debemos aprender a lucha con fuego.

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