«Una amena charla, sobre temas relacionados a la actualidad regional«, es la explicación que dio el siempre escueto Horacio Cartes sobre la visita que le hiciera Mauricio Macri este lunes en su residencia de Asunción. El entorno del ex presidente argentino informó que la reunión se debía a temas vinculados a la Fundación FIFA, sin embargo, la visita no figuraba en la agenda de la organización que Macri preside desde enero de este año.

Alejandro Domínguez confirmó que la reunión entre los ex presidentes «no está vinculada a nada oficial de la CONMEBOL». Pareciera ser, por increíble que suene, que esta vez Cartes fue más honesto, y efectivamente hablaron de política. Negocios en común, la creación de un «Grupo de Puebla» conservador y hasta el sondeo de un eventual asilo de Macri en Paraguay, son algunos de los temas que se especula abordaron los ex presidentes.

Pero independientemente a la agenda de estos conocidos mafiosos, el viaje de Mauricio Macri a nuestro país es un insulto para los miles de compatriotas que hace meses esperan que el Estado paraguayo les autorice y provea de las condiciones necesarias para retornar de manera segura, cumpliendo con la cuarentena obligatoria, aunque sea en precarios y peligrosos albergues donde se han registrado contagios masivos por negligencia de las autoridades.

La articulación de paraguayos migrantes en Argentina Por el derecho a volver – retorno seguro, emitió una declaración en la que afirman: «este hecho nos indigna como organizaciones que venimos acompañando desde hace meses, la angustia de cientos/as de paraguayos/as varados/as en Argentina que se encuentran esperando el ansiado viaje humanitario, mujeres, niños, adultos mayores que siguen exigiendo respuestas de las autoridades pero sólo encontramos el abandono y la negativa de los responsables«.

«En Paraguay alrededor de 3000 connacionales han sido imputados por violación de la cuarentena obligatoria, ¿será que la Fiscalía procederá al mismo trato para Mauricio Macri y demás privilegiados del Gobierno? ¿Tendremos alguna vez la respuesta rápida de Federico González en cuanto a la repatriación de paraguayos, así como lo hizo con el permiso a Mauricio Macri?«, se pregunta la articulación de organizaciones integrada por la Secretaría de Trabajadores Migrantes y Refugiados/as – UTEP, la Asamblea de Trabajadores Inmigrantes Paraguayos – ATIP, Kuña Aty Caba, la Organización Guaraní, y el Partido Comunista Paraguayo – Buenos Aires, con el respaldo desde Paraguay de la Plataforma Social de DDHH, Memoria y Democracia.

Mazzoleni redactó protocolo a medida

El pasado 9 de julio, el «capitán del barco» (pirata), Julio Mazzoleni firmó el protocolo para ingresos excepcionales «por cuestiones humanitarias, para brindar servicios médicos, por seguridad nacional o para dignatarios y ex dignatarios que requieran ingresar«. Justo cuatro días antes de la visita de Macri. ¿Cuál es la importancia, qué función cumple un ex mandatario, que hace imprescindible establecer un protocolo de excepción para permitir su fugaz ingreso y salida sin cumplir cuarentena, como el resto de la población?. Absolutamente nada, o al menos nada de interés general.

El documento también recibió la aprobación del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), y entre otras cosas, establece el uso obligatorio de la mascarilla y mantener la distancia de por lo menos dos metros, reglas que fueron pasadas por alto por Macri y Cartes al momento del encuentro. Cabe destacar que el mencionado documento fue mantenido sigilosamente guardado desde el 9 hasta el 13 de julio, día en que se produjo la reunión que motivó su redacción.

Este atropello agrede a los más de 30.000 trabajadores y trabajadoras que perdieron sus trabajos formales, y más de 148.600 que fueros suspendidos temporalmente a causa de las medidas de cierre de fronteras, suspensión de actividades y distanciamiento social. Para todos ellos y ellas no hubo protocolos excepcionales ni compensaciones justas y hoy se debaten entre la miseria y la muerte.

Fernando no es amigo de Cartes

Tampoco hubo aviones privados, ni protocolos excepcionales para migrantes como Fernando, un joven paraguayo que estudia en Brasil y que desde el 5 de julio pasado realiza el mismo periplo que miles de compatriotas realizaron para retornar a sus casas aún en medio de pedidos de coimas, precariedades y negligencias por parte de las autoridades.

«Decicí iniciar el proceso de retorno a partir de una noticia sobre un problema familiar que me obligó a volver«, nos comenta Fernando. Desde ese momento, fue objeto de una serie de interrogatorios y requisas por parte de efectivos de la policía brasileña en la zona fronteriza. «Me revisaron completamente, absolutamente todas mis pertenencias, porque supuestamente hay personas que estaban pasando la frontera con drogas«, relata.

Luego de la exhaustiva revisión fue habilitado a pasar, no sin antes ser advertido que podría quedar varado en el puente, ya que varios no conseguían la autorización del Consejo de Defensa Nacional (CODENA) de nuestro país para ingresar. «Yo era la única persona cruzando a pie, pero habían muchos autos haciendo cola en ese momento. Cuando llegué al control militar paraguayo expliqué mi situación, mostré mis documentos y me dijeron que espere, sin embargo yo veía como muchos vehículos pasaban sin inconvenientes ni controles luego de conversar y pagar a los uniformados, inclusive vi como una pareja daba dinero para pasar y después un policía me confirmó que muchos pagaban para ingresar directamente sin hacer la cuarentena«, asegura.

Fernando estaba urgido de ingresar, pero no coimeó, ni tenía dinero para pagar uno de los «Hoteles Salud» habilitados para la cuarentena en zona de frontera, así que tuvo que trasladarse hasta uno de los albergues provisorios habilitados por el gobierno para todos aquellos que no sean Macri. Luego de horas de espera, consiguió que lo autoricen a ingresar.

«Lo que más me llamó la atención al llegar al albergue es que no había camas, de hecho muchas personas ya estaban acostadas en el piso y el lugar estaba muy pero muy sucio, le pregunte al militar y me dijo que no había colchones ni nada, así que me las tuve que arreglar con un pedazo de espuma que encontré«, recuerda.

El lugar donde ingresó Fernando es una oficina del segundo piso de la Dirección Nacional de Migraciones, que improvisadamente se convirtió en «albergue» para connacionales repatriados, sin haberse asegurado las medidas mínimas para garantizar la higiene o el aislamiento de personas que bien podrían ser portadoras del virus. «Había dos baños pero sin ducha, por lo que nosotros teníamos que bañarnos con un bidón que cortamos en la boca para poder usar, ese bidón era nuestra ducha, balde y recipiente para lavar ropa, todo a la vez, ya que no recibíamos elementos de limpieza, la basura la acumulábamos en un rincón de la sala, no teníamos con que higienizar el baño, un ambiente totalmente insalubre. A la noche escuchábamos como se paseaban ratas y al amanecer encontrábamos parte de nuestros alimentos con mordidas«, nos cuenta Fernando.

«Nunca recibimos una sola visita de ningún personal de blanco, no nos hicieron ningún test, menos la prueba de COVID-19 y después nos enteramos que esos días que pasábamos ahí no contaban como días de cuarentena, inclusive había personas que tenían ya más de 5 días y no se les decía a donde irían después«, señala. Pero lo más grave del caso, es que entre las 53 personas que habitaban esa oficina (donde apenas cabían 20) convertida en «albergue», había una que desde le primer día avisó que tenía síntomas, y ninguna autoridad tomó cartas en el asunto. Cosas que pasan cuando no sos amigo de Cartes.

Imágenes del «albergue» improvisado en las oficinas de la DNM de Ciudad del Este.

Cuando finalmente fueron notificados que serían trasladados a otro albergue definitivo para iniciar oficialmente la cuarentena que ya habían iniciado, se les informa que en el bus que los transportaría hacia el departamento Central también viajarían otras 14 personas, con quienes no habían compartido cuarentena. «El colectivo estaba totalmente lleno, arriba y abajo, respetando la distancia requerida, pero cuando subieron a 14 personas más, tuvimos que sentarnos lado a lado. Cuando todos estábamos adentro, incluidos los 14, nos informan que eran personas que estaban detenidas por haber cruzado por el río pasando mercaderías, o sea, cruzaron desde Brasil sin ningún control, sin prueba de COVID, nada, por lo que pedimos que el menos estén separados, en la parte de abajo del colectivo«.

«Ya en Central, en el albergue definitivo, nos ubicaron a cada uno en un lugar, recibimos asistencia de médicos de manera permanente, sobre todo para las mujeres embarazadas y las personas mayores de 70 años que están en nuestro grupo, y desde del primer día se separó a tres personas luego del control de temperatura y a la persona que desde la frontera había avisado que tenía síntomas de COVID-19«, sigue relatando Fernando. Las personas con posibilidad de ser portadoras fueron separadas del resto, pero los responsables del albergue nunca realizaron la desinfección del lugar, como habían anunciado luego de que saltaran las alarmas.

«Desde el albergue provisorio hasta acá estuvimos y estamos expuestos a contagios, porque los responsables no nos dan condiciones para cumplir los protocolos, no realizan las desinfecciones y estamos 53 personas acá ahora en este albergue, hay una comunicación constante con los trabajadores de salud pero la realidad no cambia«.

Fernando asegura que las condiciones de limpieza y la comida son aceptables en el albergue donde se encuentra, las condiciones en general son mejores que las oficinas de migraciones de Ciudad del Este, sin embargo las mismas están aún muy lejos de ser óptimas para cumplir la función para que se crearon los albergues: evitar la propagación del virus.

Al igual que las demás 52 personas que habitan ese albergue, Fernando espera no presentar síntomas y dar negativo a todos los test para reunirse prontamente con su familia. Con todo lo que tuvo y aun tiene que pasar, tuvo mejor suerte que los miles de compatriotas hoy varados en Argentina sin autorización para regresar, pero mucha menos suerte que Mauricio Macri que -narco mediante- consiguió que el mismísimo capitán del barco pirata cambie las reglas de juego para su temeraria y fugaz estadía en nuestro país.