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A cinco meses de su injusta prisión, el Dr. Luis Alberto (Beto) Riart, ex ministro de Educación durante el gobierno de Fernando Lugo, víctima de una persecución injusta y arbitraria, inició lo que considera un ayuno de 15 días. El mismo fue condenado a tres años de prisión por supuesta lesión de confianza durante su gestión al frente del Ministerio de Educación.  Según la Fiscalía se produjo la compra del edificio Excélsior, ubicado en 15 de Agosto entre Presidente Franco y Benjamín Constant, en Asunción. Según el abogado Emilio Camacho, en primer lugar, no existe delito porque el edificio se encuentra escriturado a favor del Estado. El objeto del delito sería inexistente. 

Esto demuestra una vez más la instrumentalización de la justicia para perseguir a un individuo, teniendo en cuenta que cientos de funcionarios del Estado, acusados de millonarios desfalcos al Estado nunca fueron siquiera procesados. 

A continuación reproducimos íntegramente la última carta escrita por el doctor Riart desde su celda

(1) Advertencia inicial: esta no es una carta breve, porque me es imposible compartirte el corazón, la mente y la vida en 280 caracteres de un mensaje de “X” estándar.

(2) Un martes 24 de junio de 2024, hace cinco meses, mi cotidiano dejó de desarrollarse bajo aquel techo prestado en San Vicente, dejé de compartir la mesa diaria con mi amada familia, ya no dormí más en los brazos de mi esposa, ni pude sentarme a teclear mis trabajos en la oficinita del altillo. Sin dramatismos, pero con realismo, puedo afirmar que, en aquel martes, mi vida cotidiana quedó atrapada en las rutinas de la prisión, donde se transitan las incertidumbres y vulnerabilidades propias de un ser humano privado de su libertad.

(3) Sin embargo, lo incierto y rutinario de la celda, no equivale a desconcierto y tedio, ya que, en mi experiencia, a lo largo de estos 154 días de calabozo, mi vida se ha potenciado exponencialmente en su intensidad. Una magnitud de vida que genera en mí nuevos sentidos, otras empatías y solidaridades; las cuales me llevan a sentir, pensar y valorar los hechos o los vínculos desde otra perspectiva.

(4) Puede ser que esto les suene a filosofía o utopía, incluso, puede parecerles un delirio; sin embargo, para mí, es lo que me atraviesa a diario y lo que experimento a flor de piel, por eso no lo puedo escribir y decir de otra forma.

(5) Con estas cosas en el corazón y la cabeza, estoy comenzando a transitar mi sexto mes como un ciudadano de a pie que, un 24 de junio, terminó de ser alcanzado por esa “injusticia latente” que nos acecha a todos y que, en mi caso, se materializó en esta condena fraguada, dictada, confirmada y ejecutada.

(6) Hoy, mientras les escribo, me encuentro en un punto de mi historia de vida donde no estoy ni desconcertado ni desmoralizado, todo lo contrario; pero, siento la necesidad de darle profundidad a mi mirada y a mi entender. Dicho en forma más específica, necesito discernir pasado, presente y futuro, porque esto que vivo es intenso, multifacético, dinámico y desafiante.

(7) ¿Qué les puedo decir? Más allá de mi causa judicial, de lo injusto o de los daños que me han hecho, más allá de todo esto, sigo siendo quien soy y no puedo reprimir mi anhelo de “Duc in altum”. Quiero remar hacia las aguas profundas de esta experiencia, de los sentidos que tiene esta celda y ver más claro aquello que es mi responsabilidad personal, pedagógica, académica y ciudadana ante lo que hoy veo, intuyo y comprendo, poco o mucho, sobre este espacio-tiempo que me toca vivir. Dicho en criollo: no le puedo sacar las pompis a la jeringa de la ética de ese “sigo vivo y resisto” que escribió Paí Oliva.

(No es la primera vez que siento esta necesidad de discernir y, mirando esas otras veces, a lo largo de las seis décadas transcurridas, veo que siempre me ayudaron ciertas prácticas, muy sencillas y algo ancestrales, concretamente, el “ayuno evangélico”).

(9) Entonces, quiero compartirles, que este domingo 24 de noviembre de 2024 yo inicio un ayuno personal que se prolongará hasta el domingo 8 de diciembre. Abstinencia de alimentos y tiempo de meditación que tiene como única intención, discernir sobre el sentido y praxis de este momento de mi vida, a la luz de mi historia y de la historia que está aconteciendo, de lo que me significa ser quien soy en relación con mis afectos, mis principios, mis vínculos y mis anhelos.

(10) Ahora bien, yo comparto con ustedes esta información, porque no deseo que existan malentendidos, por ejemplo, no estoy haciendo una huelga de hambre, no estoy haciendo esto para pedirle a Dios mi libertad, ni estoy haciendo una jugada mediática para llamar la atención sobre mi caso y, lo más importante, luego de mirar las injusticias nuestras de cada día en los ojos de tantos compañeros, habiendo tomado consciencia de que no soy nada excepcional, jamás me atrevería a hacer este ayuno en clave de “hacerme el mártir”, no me da la consciencia para hacer algo así.

(11) No es nada de esto, lo mío es mucho más simple: soy un hombre de fe, para mí el «ayuno + discernimiento» tiene un sentido transcendental profundo y siento la necesidad emocional, intelectual y transcendental de hacerlo.

(12) Desde luego, tengo plena consciencia de que voy a cumplir 62 años y, sé que, a mi edad, el ayuno prolongado requiere de acompañamiento médico, por eso la gente del área de salud de aquí me estarán monitoreando.

(13) Por lo tanto, pueden estar tranquilos, estoy fuerte y esto me fortalecerá más aún, no estoy haciendo ninguna locura ni mucho menos, solo respondo a un llamado interior y lo hago desde quién soy.

(14) Este tiempo de ayuno y discernimiento me hace falta, porque, sin querer dar pena a nadie, no puedo negar que tanta injusticia me duele y mucho; pero, tampoco puedo dejar de decirles que ustedes, mi familia y tanta buena gente que no me ha dejado solo, me llenan de esperanza. Una esperanza que se traduce en horizontes de mucha praxis en pos de una autorrealización plena, de felicidad y de la Patria Soñada. Esperanza y horizontes que requieren de este «ayuno + discernimiento».

(15) Bueno, compartido esto que me pasa y lo que hago con ello, no queda otra que seguir pedaleando hacia adelante. Un gran abrazo y mi más sincera gratitud a ustedes, los y las que no me dejan solo.