Editorial del 26 de septiembre de 2023
Esta semana se recuerdan dos hechos históricos de gran importancia en la manera de ver el mundo, de vernos como paraguayas y paraguayos, de relacionarnos y convivir en la búsqueda de bienestar. Recordarlos desde una mirada clasista, en oposición al discurso que moldea las percepciones de la historia, es una tarea fundamental.
Por un lado, el 29 de setiembre se cumplirán 91 años de la batalla de Boquerón, donde la victoria paraguaya generó una recuperación moral, tanto del ejército como del pueblo que seguía con la memoria y el dolor de la Triple Alianza, la destrucción del país y la sucesión de gobiernos subordinados a intereses extranjeros.
Por otro lado, el 30 de setiembre se recordará que hace 54 años se publicó la conocida “Carta de un amoral”, documento anónimo que apareció en el segmento de “Cartas al Director” del stronista Diario el País, defendiendo por primera vez, de manera pública, el derecho a la orientación sexual diversa.
Son hechos históricos de diferente dimensión para las mayorías trabajadoras. En general, la historia y la comprensión de la misma, está contada por los grupos que están en posiciones de Poder. Y desde ese Poder ordenan los hechos históricos para sostener el relato de su dominación.
En el caso de la Batalla de Boquerón, el nacionalismo paraguayo ha construido toda la idea triunfalista y el sentimiento de superioridad del pueblo paraguayo por sobre el pueblo boliviano. De nuestra parte, al tiempo de honrar a combatientes y familiares, por el heroísmo demostrado en lo que se presentaba como una guerra en defensa de la patria, creemos importante compartir también otras reflexiones desde la defensa de los intereses de la clase trabajadora y las coincidencias que existen entre trabajadores de todos los países
Es indispensable ubicar que detrás de toda guerra existen intereses económicos. En el caso de la Guerra del Chaco, es importante mencionar el protagonismo que tuvieron dos petroleras: la Royal Dutch-Shell, de capitales angloholandeses, y la Standard Oil of New Jersey, de capitales estadounidenses. También se requiere valorar el esfuerzo de los combatientes y al mismo tiempo, entender que, en una guerra, normalmente combaten hijos de la clase trabajadora, empujados por intereses de millonarios explotadores.
Como comunistas, creemos que la gran tarea de las mayorías trabajadoras es construir un proyecto de país, de sociedad independiente, que defienda los intereses de todo el pueblo garantizando los derechos en todas sus expresiones, así como la igualdad de oportunidades para todas y todos.
Así también con respecto al día del orgullo, creemos que es indispensable avanzar hacia el reconocimiento y la defensa de los derechos de la comunidad TLGBIQ+, ya que sobre esto se ha construido una historia oficial de discriminación y odio, desarrollada desde la tiranía militar fascista de Stroessner con total subordinación a la doble moral de las patronales y sus medios de comunicación.
La construcción de esa historia se inició el 1 de setiembre de 1959, cuando falleció el locutor Bernardo Aranda en Asunción, quemado en su Departamento. En torno a su muerte, la tiranía colocó la idea de «crimen pasional», desatando una estigmatización y cacería de personas “sospechosas” de ser homosexuales, apresando y torturando a muchas de ellas.
El Terrorismo de Estado tutelado por los EEUU le sirvió al stronismo para garantizar el saqueo del dinero que pertenece a todo el pueblo paraguayo. Y se aprovechó del asesinato de Aranda para perseguir opositores y criminalizar el derecho a la diversidad sexual, sin que dicho crimen haya sido esclarecido hasta hoy.
La lucha en defensa de los derechos de orientación y diversidad sexual tuvo un momento fundamental en aquella “Carta de un amoral” del 30 de setiembre de 1959, denominada así porque, según el stronismo y sus medios de comunicación, la homosexualidad era amoral y debía ser perseguida. Reivindicar ese momento para darle continuidad a la lucha por la libertad de la comunidad LGBTIQ+ es un acto de valentía que las y los comunistas acompañamos totalmente.
La diversidad sexual sigue sufriendo discriminación y violencia. Y como pasa con mujeres y jóvenes, la diversidad sexual que forma parte de la clase trabajadora sufre doblemente. Mujeres, jóvenes y comunidad LGBTIQ+ son víctimas del supremacismo machista. Solo que quienes son de condición burguesa o millonaria, no padecen ese doble sufrimiento de quienes forman parte de la clase trabajadora.
Como organización revolucionaria de la clase trabajadora, defendemos los derechos de todos sus componentes sin distinción, así como defendemos el derecho a la construcción de un Paraguay libre y soberano, reivindicando la cultura y la historia del pueblo que habita este territorio y, a la vez, el sentido humanista de la concepción de patria.
Ilustración de inicio: extraída de Internet.
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