Análisis | Por Elisa Marecos Saldívar
Este domingo 30 de abril los trabajadores acudiremos a los locales de votación a depositar nuestro voto. Ya sabemos cómo es, un acto procedimental que los poderosos utilizan para llenar de corruptos el Estado y continuar tomando las grandes decisiones que nos tocan a todos los que vivimos en este territorio.
En la esquina un puntero colorado estará comprando cédulas o exigiendo la foto del voto comprado, un hurrero aparecerá en la mesa de votación como “acompañante”, billetes de cien mil recorrerán como en ningún otro periodo las cuadras del barrio. La coreografía del día D que ya todos conocemos de memoria.
La trampa hecha norma suele ser la estampa.
Pero hay una novedad en estas elecciones que interpela y estimula a la clase trabajadora. Hay una novedad que resuelve la pregunta que muchas personas nos hacemos en cada elección ¿Qué es el voto para tantos laburantes que desde una ética de dignidad intentamos ganarnos la vida honestamente? porque también nosotros estaremos ahí poniendo el cuerpo a pesar de la bronca y el desencanto, en un momento de inflación, incertidumbre y justificada desconfianza hacia los partidos tradicionales que han convertido la política en politiquería.
Diferenciándose del resto, la candidatura del Partido Comunista Paraguayo ha puesto en relieve una verdad que ha sido enterrada año tras año por los explotadores y corruptos: quienes todo lo producimos y a con nuestras manos movemos el mundo, debemos estar representados en la gestión del Estado. El protagonismo productivo de la clase trabajadora debe equipararse con protagonismo político.
Desde hace 95 años el PCP viene luchando por ese protagonismo con admirable coraje y sin manchas de corrupción. Y sobre todo, lo viene haciendo con una profunda coherencia que en este tiempo más que nunca resulta novedosa. Este domingo el voto útil es optar por la verdadera representación de los intereses de nuestra clase en el parlamento. Votar por una voz que sea nuestra.
Vivimos en un país que condena a poblaciones enteras a vivir en silencio sus desgracias, despojándolas de derechos básicos necesarios para el desarrollo de una vida digna. Trabajadores y trabajadoras del campo y la ciudad padecemos diariamente las consecuencias estructurales de un Estado saqueado hace más de 70 años por el partido colorado.
No estamos acostumbrados a que los candidatos discutan seriamente sobre políticas públicas que resuelvan los problemas cotidianos que afrontamos, que aborden la raíz de los problemas, que presenten respuestas serias ante esta enorme crisis. No estamos acostumbrados a que los candidatos pongan en el centro del debate a la clase trabajadora. Este tipo de hacer política, que es el que necesitamos y queremos, es la que propone hoy el PCP con sus candidaturas. La oportunidad electoral ha permitido extender la llegada de un proyecto de país para las mayorías, presentándose como una novedad para muchos quienes no conocían al PCP, y para el electorado en general, con la emergencia de candidatos como Najeeb Amado, que tienen la capacidad de elevar el debate político. Tal como hemos visto en cada una de sus intervenciones en medios, el candidato del partido Comunista ha empujado al resto a hablar sobre Política y sobre poder real.
Gran parte de nuestra vida económica se realiza hoy en condiciones de informalidad y precariedad. Sin posibilidad de acceso a la tierra, a la salud, la educación, al transporte público, sin alimentación adecuada, sin protección social, sin contratos laborales, sin derecho a una jubilación digna, sin pagos de horas extras, amenazados, criminalizados y perseguidos ante el mínimo reclamo de justicia.
Y, sin embargo, a pesar del abandono de las políticas públicas estatales no dejamos de crear individual o colectivamente formas de trabajo que generan valor económico, social, cultural y político. La belleza en medio del caos. Con creatividad la economía popular -así como su organización- resiste, existe y lucha. Pelea cotidianamente por una idea de futuro. Es momento de cederle la palabra.
Este domingo el voto útil es optar por la verdadera representación de los intereses de nuestra clase en el parlamento. Votar por una voz que sea nuestra, de la clase que todo lo produce.
Las grandes mayorías trabajadoras afrontamos el desafío de construir un país donde nuestros sueños, nuestras potencialidades y nuestros talentos puedan desarrollarse. Para lograrlo es necesario combatir el hambre, la explotación, frenar la destrucción de la naturaleza y la súper acumulación del capital que concentra todo en menos del cinco por ciento de nuestra población.
En este contexto electoral, el Partido Comunista Paraguayo presenta sus candidaturas apostando a construir confianza en la fuerza y el protagonismo de los trabajadores y trabajadoras de este país.
Desde la palabra honesta y la acción coherente la candidatura de Najeeb Amado se nos presenta como una voz que será la voz de nuestra clase en el parlamento. Tal como lo expresa el sociólogo Oleg Vysokolan en sus redes, Najeeb destaca por la claridad en el análisis, la profundidad en los planteamientos y la sencillez de quien habla con conocimiento. A él decido dar mi confianza como trabajadora en esta lucha a través del voto consciente. Convencida de que nos seguiremos encontrando como desde hace tiempo, en las calles, levantando la voz con la fuerza y el compromiso necesarios para transformar radicalmente todo lo que necesite ser transformado.

*Edición de texto e ilustración de inicio: Noelia Cuenca.
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