Por Najeeb Amado*
“Y lejos el mejor país del mundo…en casa, papá nos inculcó que es el país a seguir y…compartimos principios y valores…”, le dijo Horacio Cartes a Mina Feliciangeli cuando esta le preguntó sobre su relación con los EEUU, en un programa televisivo, tiempo atrás. Por las formas de ganar dinero y de vivir que tiene Cartes, muy lejos de la honestidad y de la justicia, podemos decir que es muy consciente de las características que tiene ese “país a seguir”. Cartes fue ganando dinero realizando contrabando de diverso tipo, no pagando impuestos, organizando muchas acciones ilegales y explotando a mucha gente, arriesgando la vida de mucha gente. Por eso su modelo a seguir son los EEUU. Los yanquis han invadido una gran cantidad de países, son los que más atentados y guerras han generado en los últimos años. Armas, drogas, espionaje a la disidencia política, difusión de engaños y mentiras sobre el comunismo de manera sistemática, altísimo grado de corrupción y generación de una infinidad de operaciones terroristas, incluyendo el financiamiento y adiestramiento a las tiranías militares de nuestra América, forman parte de la tenebrosa trayectoria del proyecto capitalista liderado por los EEUU.
De hecho, fueron los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos de América, quienes financiaron, protegieron, armaron y adiestraron a la tiranía terrorista de Alfredo Stroessner, desde los años ’50 hasta inicio de los ’80, cuando decidieron “descubrir” que era un dictador enemigo del progreso y entonces empezaron a combatirlo, logrando que medios de comunicación manifiestamente stronistas, como Abc color y Radio Ñanduti, se vuelvan medios democráticas defensores de la libertad.
Cartes fue y sigue siendo stronista. Por supuesto, al igual que Zuccolillo, Saba, Domínguez Dibb, Lino Oviedo, Andrés Rodríguez, Wasmosy y otros, amasó su fortuna con favores, tráficos de influencias y privilegios otorgados por Stroessner.
Importante recordar que archivos oficiales de organismos norteamericanos, filtrados por Wikileaks y puestos a la consideración pública allá por el año 2011, dan cuentas de que en el país del norte ya le ficharon a Cartes en 1988, en el marco de investigaciones de lavado de dinero, tráfico de cigarrillos, venta de narcóticos y otras actividades ilícitas. Desde el ’88, como para ubicar esto y reforzar nuestra comprensión acerca del papel de los yanquis.
Asumiendo como principal tarea desenmascarar y ubicar con certeza las intenciones de los EEUU, a 34 años de a caída de Stroessner el desafío de recuperar todo lo robado por Stroessner y las familias stronistas, sigue siendo otro de los objetivos fundamentales para crecer como pueblo que busca libertad, bienestar, dignidad, que defiende a la niñez, garantiza el desarrollo de talentos y cuida de sus abuelas y sus abuelos.
Encontrar la unidad capaz de encarar esos caminos de revolución y progreso es la garantía para recuperar lo robado, construir un nuevo Estado y encarar un proceso de cambios protagonizado por las mayorías trabajadoras de la ciudad y el campo. Este esfuerzo nos obliga a entender las características de la economía y la política que se expresan de manera dominante en nuestro país. Por ejemplo, nuestra economía es dependiente, productora de manera prima, generadora de triangulaciones y contrabandos a gran escala, escenario de todo tipo de especulaciones financieras y de actividades ilícitas que generan riquezas concentradas en pocas manos, todas, dirigidas por los norteamericanos, en algunos casos por patronales brasileñas o europeas, pero en general alineadas y legitimadoras del capitaneo de los EEUU.
Las características del capitalismo que se despliega en el Paraguay, en posiciones de total dependencia y con énfasis en actividades ilegales y/o de agronegocios, con bajísima productividad y con necesidad de una baja tributación para cumplir con el rol asignado por la división internacional del trabajo, condiciona las posibilidades de reformas en los márgenes del sistema dominante. Y como el sistema dominante está en crisis, las contradicciones, el avance de la mafia y la violencia, así como de las groseras intromisiones, se agudizan.
En estos días, el representante del país más terrorista de la historia de la humanidad, Marc Ostfield, realizó una nueva conferencia de prensa, mostrando cómo el dominio y la injerencia norteamericana sobre el Paraguay está transitando hacia una suerte de alardeo exhibicionista, generando un coro de medios de comunicación empresariales reivindicando a los yanquis como los jueces del Paraguay. De hecho, la formidable inversión que realizaron en su sede diplomática, que ya antes de este descomunal crecimiento edilicio, figuraba entre una de las embajadas más grandes que los EEUU ostentan en el mundo, nos da pistas para entender que la histórica dominación colonial norteamericana sobre nuestro país está transitando hacia formas mucho más explícitas y naturalizadoras de esta relación en la que el Paraguay asume una total y abierta subordinación.
Lo tragicómico es que ante el ataque selectivo de los norteamericanos, el cartismo proyanqui, golpeado por su amo, activó un discurso “nacionalista” para “enfrentar” la intromisión norteamericana en asuntos internos. Varias voces salieron a discutir esta posición, varias de ellas burlándose del discurso cartista, discurso más falso que la lucha norteamericana contra el narcotráfico y por la paz.
La intromisión es real. El juicio de la embajada es claramente selectivo. Jamás acusó a varios dirigentes y empresarios políticos que también tienen relaciones con ellos y son corruptos. El cartismo dijo algo que no deja de ser cierto: la embajada norteamericana hace de jefa de campaña de la oposición al cartismo y al coloradismo.
Es un escenario complejo, muy difícil. Por un lado, el país terrorista le acusa al mafioso que siempre fue un aliado suyo y le da una mano a la oposición en el marco de la campaña para las elecciones generales de abril. Y, por otro lado, las posibilidades de triunfo de la oposición están blindadas por el dominio norteamericano a cara descubierta y con un Estado como el paraguayo, quebrado y sin margen de maniobra, en el marco de una crisis general y estructural del capitalismo, que con la pandemia como su catalizadora, ha generado desconocidos grados de angustia, incertidumbre, disgregación y disociación entre personas y grupos familiares.
Es seguro que los tanques de pensamiento de las patronales, sigan elaborando ideas para aprovechar este estado se shock, angustia, incertidumbre, buscando el dominio y también la realización de sus ganancias con todas las consecuencias que este escenario de crisis genera.
En el sentido de las operaciones y confusiones operadas por las patronales, un debate que lo entiendo como sin mucho sentido es el que se está dando entre sectores progresistas y de izquierda que apoyan a la dupla Alegre-Núñez y sectores progresistas y de izquierda que apoyan la dupla Acevedo-Querey. Porque en ambos casos, los sectores progresistas y de izquierda hablan de apoyo y de participación en el gobierno ¿Por qué apoyar y por qué participar, si el Estado paraguayo, en el marco de esta crisis mundial y de las características de la formación socioeconómica paraguaya, necesariamente aplicará políticas de ajuste (achicamiento del gasto público) estructural? No le encuentro sentido porque, además, el grado de ilusión de importantes sectores de la clase trabajadora y del campesinado, si no somos claros con la situación actual y las perspectivas, puede girar hacia una desmoralización y repudio para quienes prometen un cambio que objetivamente es muy poco probable que ocurra. La derecha ha demostrado demasiada capacidad para cabalgar sobre errores del progresismo fortaleciendo la idea de que izquierda y derecha son la misma cosa.
Por eso es tan importante que las mayorías trabajadoras comprendamos la tarea del momento, que consiste en fortalecer y reorganizar nuestras fuerzas en fábricas, empresas, chacras, comunidades, barrios, colegios y universidades para luchar con más fuerza en estos próximos cinco años. Elegir a nuestros verdaderos representantes en las Juntas Departamentales y en el parlamento nacional es un paso favorable a la principal tarea del momento. Y utilizar nuestro voto como arma para elegir con quién confrontaremos por la recuperación y conquista de derechos es de gran importancia también, aclarando que no debemos participar de ningún gobierno ni resolver ningún apoyo a dupla alguna. Elegir a quién enfrentar no es lo mismo que apoyar, porque no esperamos nada del futuro gobierno, solo buscamos elegir a una dupla que no tenga la solidez del coloradismo a la hora de defender los intereses de las patronales narcomafiosas.
Recuperar bienes y tierras malhabidas, enjuiciar y castigar a saqueadores y torturadores, replantear toda la escala salarial de las instituciones públicas, incluidas Itaipú y Yacyreta, recuperar derechos laborales enfrentando las políticas precarizadoras, presionar por una jubilación universal y exigir que el Estado compre alimentos para cuarteles, hospitales, cárceles y escuelas, de los pequeños productores, así como generar políticas que asociación para microemprendimientos cooperativos que produzcan artículos de limpieza que el Estado compre, son desafíos concretos para estimular la reorganización de la clase trabajadora para este próximo quinquenio.
Asumir el desenmascaramiento de los verdaderos intereses coloniales de los EEUU, como gran papá (protector y represor de sus hijos) de los Horacio Cartes, Mario Abdo, Peña, Alegre, Acevedo, Zuccolillo, Vierci, Wasmosy y otros, además de ser un país históricamente saqueador de territorios y explotador de pueblos, se ubica entre los principales desafíos culturales e ideológicos en la disputa de mentes y corazones de trabajadoras y trabajadores.
Los problemas principales que tenemos en el Paraguay son responsabilidad de la política aplicada por las patronales internacionales capitaneadas por los EEUU, en complicidad con el empresariado, los terratenientes y politiqueros que operan, usando y abusando de las riquezas de nuestro país. En estas circunstancias, es de lamentar que la fuerza social y política para lograr la revolución socialista no se visualice con la fuerza requerida, y al mismo tiempo de resolver con responsabilidad y rigurosidad política la correcta valoración de las condiciones que tenemos condiciones para reorganizar nuestras fuerzas en un sentido integral, tanto teórico como práctico, con el objetivo de llevar adelante las tareas necesarias y urgentes que nos permitirán el inigualable orgullo que la dignidad nos da.
*Najeeb Amado es Secretario General del PCP y Miembro de la Sociedad de Economía Política del Paraguay (SEPPY) y de la Sociedad de Economía Política de Latinoamérica (SEPLA). Actualmente Candidato a Senador por la lista 40 del Frente Guasu Ñemongeta, opción 15.
Imagen de inicio extraída de Internet.
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