Por Najeeb Amado*

Al momento en que empiezo a escribir sobre el canto de Peña, la Organización Nacional de Aborígenes Independientes (ONAI) denuncia un violento desalojo de la comunidad indígena “15 de enero” del pueblo Ava Guarani, ubicada en el distrito de Nueva Toledo, Caaguazu. La ONAI reporta represión, personas heridas, entre ellas mujeres, niñas y niños, adultos mayores, alertando además la situación de varios menores con paradero desconocido.

Nuestro país, como los demás países de nuestra América, han tenido políticas de exterminio de la cultura y la forma de vivir, de construir relaciones, de producir, que venían desarrollando los pueblos indígenas. Durante la tiranía saqueadora y terrorista de Stroessner, el atropello y genocidio indígena fue más extendido aún, sobre todo hacia el este del país. Todo mi repudio a este criminal actuar.

Comento esta situación porque es necesario hacerlo, porque debemos frena esa violencia de policías y militares contra las poblaciones vulnerables y empobrecidas, porque tenemos una deuda enorme con los pueblos indígenas y su inviolable derecho a vivir en sus tierras ancestrales reproduciendo con libertad sus formas de ver el mundo y de vivir en él. Porque toda esta situación de los indígenas, así como la poquísima inversión del Estado en deportes (ODESUR nos mostró esa dolorosa contradicción entre los muchos talentos de compatriotas y la escasa inversión del Estado), ciencias, artes, cultura, educación y salud, aparte de desperdiciar una gran cantidad de talentos, incluyendo a pueblos indígenas, criminaliza, excluye, reprime, tortura y mata a seres humanos. Construye una lógica salvaje que nos pone todos contra todos de una manera insensible, borrando de nuestras mentes nuestra condición de sujeto de derechos, haciendo desaparecer derechos como el laboral, o el derecho a la tierra, a la alimentación sana, a educación y salud gratuitas y de calidad.

Y en este contexto, con millones de trabajadoras y trabajadores honestos, inteligentes, sacrificados, nos colocan candidatos como Santiago Peña, que entran a mostrar un supuesto conocimiento de la situación y los mecanismos para revertir esto y lograr que vivamos mejor en el Paraguay.

Peña dice que su obsesión es el empleo y que privilegiará a quienes lo generan. O sea, para que haya más empleo generará más ventajas para las patronales. Patronales que ya tiene subsidio de combustibles, de energía eléctrica, muy pocos impuestos, contratan trabajadores sin cumplir con el código laboral, presionan a la baja de salarios. A esa gente, dice Peña que privilegiará porque son quienes “generan” trabajo.

Hace décadas que los dueños de empresas, bancos y tierras instalaron la idea de que ellos “dan trabajo”, cuando en realidad ellos explotan nuestro trabajo para seguir siendo ricos. Necesitan de la fuerza de trabajo. Una empresa puede ser dirigida por trabajadores y producir, sin necesidad de que haya un dueño explotador. Sin embargo, un dueño explotador no puede hacer funcionar su empresa o negocio sin fuerza trabajadora.

Para ser claros, la obsesión de Peña es la explotación de hombres y mujeres con bajo salario.

¿Pero qué más dice Peña? Habla de robustecer, reestructurar la banca pública para créditos blandos, con bajos impuestos, que favorezcan la casa propia y los emprendimientos comerciales/productivos de lo que él denomina “clase media”. Lo dice él, que viene de la banca privada y que tiene claros compromisos con ella. Una banca privada que se ha valido de la banca pública para ganar muchísimo dinero, por ejemplo, trasladando todos los fondos de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) a los bancos privados, con bajísimo interés y años de gracia para los bancos, y altos intereses sin años de gracia para la población.

Si uno se pone a escuchar y leer las propuestas de Santiago Peña, puede identificar que, técnicamente hablando, el candidato a Presidente siente que está en una Peña artística, cantando lo que suena bien, pero sin los gestos que permita a la gente identificar que en realidad todo es ironía, o sea, que él quiere expresar exactamente lo contrario a lo que dice.

Cuestiona que no cuidamos nuestros recursos, que tenemos recursos hídricos extraordinarios y que no cuidamos nuestro medio ambiente. Lo dice él, que es representante de las patronales depredadoras, un abanderado del capital que opera en el Paraguay y que es mayoritariamente mafioso, corrupto, contrabandista, explotador.

Dice que debemos cuidar a nuestros jóvenes, siendo candidato de un Partido como el Colorado, que viene gestionando el país hace décadas a imagen y semejanza de las patronales, con una cultura totalmente antiderechos, mostrando que si tenés dinero tenés acceso a todo, y si no tenés dinero hasta es natural que debas morir.

Habla de fuerte inversión en educación y claro que en esto también estamos de acuerdo. Solo que esta inversión y la fuerte reestructuración del Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), así como generación de empleo realmente digno y la continuidad mejorada de un sistema jubilatorio público, requieren de una transformación general del modelo productivo que opera en el Paraguay, modelo que financia a Peña…y no solo a él.

Da rabia que las direcciones políticas de los partidos colorado y liberal sigan secuestrando a millones de trabajadoras y trabajadores, amenazando con hacerles perder sus trabajos o las becas para sus parientes, o chantajeando con remedios, ambulancias y camas insuficientes, haciendo creer que realizan favores, traficando con nuestros derechos y valiéndose de nuestra desesperación.

Esta gente que cree que puede peñear alegremente cantando soluciones para el país a problemas que la misma gente millonaria que les financia ha generado, tiene todo el respaldo del capital explotador y depredador extranjero, sobre todo norteamericano y brasileño.

Dejarles cantando solos sus engaños forma parte de los nobles y bellos objetivos que tenemos las mayorías trabajadoras. Es muy lindo ponernos a pensar en la fuerza arrolladora de las mayorías trabajadoras de la ciudad y del campo, entre las que incluimos a los pueblos indígenas, si nos disponemos a defender la estabilidad laboral, el salario digno, la jubilación universal, el derecho a la tierra incluyendo los territorios ancestrales, en fin, el derecho real a la igualdad de oportunidades, que para lograrlo exige juicio y castigo a saqueadores y torturadores. Es hermoso imaginarnos esa fuerza si logramos a unirnos. Y luego es responsable y necesario asumir la obligación de trabajar por esa unidad con claridad para identificar a los enemigos y diseñar un plan serio para derrocarlos.

Con ese plan serio y confiando en nuestra fuerza y creatividad, en la fortaleza de nuestra voz movilizada, podemos decir con certeza que seremos los principales cantores algún día.

*Najeeb Amado es Secretario General del Comité Central. Miembro de la Comisión Nacional de Ideología. Es fundador de la Sociedad de Economía Política del Paraguay (SEPPY) y actualmente candidato a Senador Nacional del Ñemongueta por una Patria Nueva.