“La manera como se presentan las cosas no es la manera como son, y si las cosas fueran como se presentan, la ciencia entera sobraría”. K. Marx.

Precisamente a 202 años del natalicio de quien fue junto con Friedrich Engels, el padre del comunismo científico, se nos presenta la necesidad de volver la mirada a sus obras, o al menos, a parte de ellas, para lograr comprender el movimiento orgánico del capital entendido como una totalidad y no una fragmentación en “sectores económicos” inconexos.

Marx renace en cada crisis capitalista – dicen por ahí -, pero su resurgimiento, cual ave fénix, tiene que ver con una realidad casi incuestionable, irrefutable, y es que, Marx fue el único quien estudió minuciosamente la dinámica de las relaciones capitalistas de producción, develando las leyes naturales que rigen su movimiento. Ya sea para ser tergiversadas o reivindicadas, las obras de Marx han devenido en lectura obligada para quienes deseen aproximarse a la realidad concreta, pues la ausencia de su lectura tornará el análisis cuando menos, insuficiente.

Capitalismo y crisis ¿qué esconden las apariencias?

Al capitalismo se lo puede presentar con variadas características, pero sin dudas, el fetichismo y la mercantilización, resultan en condición sine qua non para garantizar la reproducción del capital como relación social, impidiendo o dificultando el análisis concreto de la situación concreta, conduciendo a absurdos como considerar que la crisis encontraría su salida en el incentivo de una “demanda efectiva”, impulsando el consumo, cual receta gastronómica, se nos presentan las ideas de Keynes como si fueran atemporales, ahistóricas y extrapolables a cualquier rincón del planeta.

La aparición de la pandemia causó grandes estragos en la economía mundial, pero si algo debemos tener en cuenta es que la economía mundial no gozaba de buena salud desde antes de que la OMS declarara el estado de alerta por pandemia del Covid–19. El 2019 había sido uno de los peores años para la economía mundial en una década, la pandemia no hizo más que por un lado, evidenciar las contradicciones inherentes a un sistema económico y social que se sustenta en la explotación del trabajo asalariado, y por el otro, profundizar las insalvables e inherentes contradicciones de una sociedad dividida en clases.

Al escenario desolador provocado por la crisis sanitaria que ya ha cobrado la vida de más de 268.000 personas e infectado a más de 3,7 millones alrededor del mundo; se le superponen otros aspectos de una única crisis, una civilizatoria, una que interpela la manera en la que nos relacionamos con el ambiente (o al menos debería).

A las derivaciones médicas de la pandemia se le añade la crisis alimentaria que tan sólo en el año 2019 afectó a 113 millones de personas en 53 países, quienes experimentaron inseguridad alimentaria y en donde el año 2018 fue escenario de la crisis alimentaria más severa que se haya visto en décadas,  según informó el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas; la crisis climática con sus terribles derivaciones en los países más pobres como resultado de la deforestación, la contaminación de los recursos naturales, su súper explotación, la extinción de especies, ecosistemas y el cambio climático, son aspectos no menos relevantes pero que han quedado fuera del foco de la opinión pública mundial.

En la última semana de abril, lo que ha llamado toda la atención fueron los valores negativos experimentados por el precio del petróleo de referencia de los Estados Unidos, el West Texas Intermediate (WTI), que el pasado 20 de abril cerraba el día con -37,68 dólares el barril, o dicho de otro modo, los productores debían pagar para que se llevaran los barriles resultado de haber superado las capacidades de almacenamiento a nivel mundial tras años de anárquica producción – la anarquía es otra de las características de este irracional sistema – y por supuesto, por la caída abrupta de la demanda mundial de crudo.

¿Pero qué explica la caída del precio del petróleo? Y sobre todo ¿es esta coyuntural? Para dar respuesta o al menos arriesgar algunas a estas interrogantes, es necesario volver a Marx.

¡Es la ley del valor!

“El objetivo último de esta obra es, en definitiva, sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna”. K. Marx

Además del descubrimiento del plusvalor y de la ley del valor – trabajo; otro de los grandes aportes a la ciencia de la economía política realizado por Marx fue su teorización respecto a la cuota de ganancia, la cuota media y la tendencia decreciente de esta. En el capítulo X del tomo III de El Capital (1894) Marx desarrolla no sólo esta cuestión sino además, su relación con los precios comerciales y valores comerciales.

Con relación a lo anterior, la primera cuestión a considerar es que precio no es igual a valor, pues el valor se refiere a la cantidad de trabajo humano abstracto contenido en la mercancía, siendo el precio su expresión monetaria, expresión que no siempre coincide con el valor contenido en la mercancía, pudiendo estar por encima o por debajo de este.  En tal sentido, cualquiera que sea la manera en la que los precios de mercancías diferentes sean previamente fijados unos en relación de otros, la ley del valor rige su movimiento, dicho de otro modo, allí donde el tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción disminuye, disminuyen los precios, allí donde aumenta, los precios suben, ceteris paribus.

En el capitalismo, el precio de las mercancías y su movimiento se encuentran determinados por la ley del valor. Asimismo, corresponde señalar que oferta y demanda presupone una relación entre clases sociales en las que cada clase disputa parte de la renta generada por la sociedad.

El análisis de los precios de las mercancías en las diferentes esferas de la producción no puede realizarse de manera aislada unos de otros, sino como parte de una totalidad. El precio de producción de las mercancías que se producen en esta esfera coincide total o parcialmente con la expresión monetaria de estas. La competencia lo que hace es dividir el capital que se encuentra en la sociedad entre las diferentes esferas de producción, de modo que los precios en cada una de ellas se establecen teniendo como referencia los precios de producción vigentes en las esferas medias de la producción social.

Por último, en el esquema de reproducción ampliada del capital, precio y valor nunca coinciden ya que esta relación se encuentra mediada por la tasa de ganancia.

Caída del precio del petróleo ¿parte de una crisis estructural?

El mercado petrolero se encuentra sobredeterminado por cuatro aspectos, el primero de ellos relacionado con el estancamiento económico, seguido por las rigideces propias del mercado provocando altibajos desproporcionados en el precio, la disputa geopolítica, y por último, la especulación financiera, elementos que influyen en la volatilidad del precio. (Beinstein, 2015)

Por otra parte, la volatilidad del precio no afecta sólo al mercado petrolero sino al conjunto de las commodities, el pasado 20 de abril todas las commodities cotizaban en negativo con excepción del oro, único que lo hizo en positivo, esta situación se vio acompañada por la caída del dólar como activo de refugio llevándola a perder posiciones en el mercado internacional frente a las demás divisas.

El estancamiento de la economía mundial hace referencia a la baja tendencial de la cuota de ganancia a partir de la década del 70 constituyéndose en uno de los factores determinantes de la crisis mundial junto a la disputa por la apropiación de la renta entre el capital y el trabajo y en donde la concentración de las ganancias engendra en contrapartida, la contracción del consumo.

Asimismo, podemos observar que a mediados del 70, la formación bruta de capital a nivel mundial viene en descenso, pasando de 27,89% como porcentaje del PIB mundial en 1974, siendo este su pico más alto, a 24,383% en el año 2018, uno de los picos más bajos en una serie de casi 70 años, como puede observarse en la imagen que sigue. La formación bruta de capital hace referencia al capital invertido en la producción de nuevos bienes y servicios, componiéndose de 3 elementos: formación bruta de capital fijo, consumo de capital fijo y formación neta de capital fijo.

Imagen 1 Formación bruta de capital % del PIB


Fuente: http://datos.bancomundial.org/indicador

La dinámica de la acumulación capitalista lleva implícita la disminución del valor de las mercancías ya que disminuye la proporción orgánica del capital que corresponde al capital variable que se incorpora al proceso de reproducción ampliada, en donde la productividad conlleva a la disminución del valor de las mercancías y en consecuencia, del precio.

La volatilidad de los precios de las commodities en general, y del petróleo en particular guarda estrecha vinculación con el agotamiento de los recursos naturales, resultado de la súper explotación, en el caso de la producción de crudo, las proyecciones internacionales indican que Estados Unidos alcanzará el pico de producción de crudo vía fracking en el año 2021 como resultado de los límites impuestos por las dinámicas de crecimiento de la economía global y el consumo energético que implica, incidiendo de esta manera en el rápido agotamiento de las reservas, iniciando de este modo su fase de declive, tal como sucede con algunos minerales como el  mercurio, telurio, plomo, cadmio y selenio, entre otros; y cuya sobreutilización ha conducido a su casi agotamiento. (Beinstein, 2015)

Pero más allá al propio agotamiento de los recursos naturales, el capital tropieza con otro grave problema que deriva de las leyes naturales que rigen su movimiento, y es que la misma cuota de plusvalía obtenida en el proceso productivo, sin necesidad de que ocurra una variación en el grado de explotación de la fuerza de trabajo, se traduce en una cuota de ganancia decreciente ya que al aumentar su volumen material, aumenta en proporciones diferentes el volumen del valor del capital constante y, por tanto del capital en su conjunto. (Marx, 1894)

Ley tendencial de la caída de la tasa de ganancia ¿Una explicación a la crisis?

La tendencia decreciente de la cuota de ganancia no es más que una forma propia del modo de producción capitalista a través del cual se expresa el progreso de la productividad del trabajo en la sociedad.

En este sentido, las investigaciones respecto a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia en los Estados Unidos, realiza por el economista británico Michael Roberts (2015) indican que a partir de 1945 se verifica la disminución secular en la tasa de ganancia y en donde los indicadores de rentabilidad del capital se encuentran en los mínimos de la postguerra, teniendo como causa el incremento de la composición orgánica del capital.

Imagen 2 Variación en la tasa de ganancia de los Estados Unidos (ROP) en comparación con la variación de la composición orgánica del capital (OCC) y la tasa de plusvalía (ROSV) %

Fuente: “La tasa de ganancia de EE.UU revisada” Michael Roberts, 2015.

La tendencia decreciente de la tasa de ganancia implica a su vez, la disminución de la inversión en capital fijo, tal como hemos podido ver en la imagen 1 relacionada con la formación bruta de capital a nivel global con la intención de frenar su caída.

Finalmente, las variaciones en el precio de las commodities en general y del petróleo en particular se encuentran relacionadas no sólo con la rigidez de los mercados y los límites físicos impuestos por la propia naturaleza, sino y por sobre todo, por la ley del valor, relación que se encuentra mediada a  su vez, por la ley de la cuota de ganancia y cuya caída tendencial no implica per se la destrucción del capitalismo, sino que evidencia la racionalidad demencial del orden social burgués; y cuya histórica superación es tarea ineludible del proletariado y su vanguardia.

*Por Alhelí Cáceres. Economista recibida en Cuba, presidenta de la Sociedad de Economía Política del Paraguay y militante del Partido Comunista Paraguayo.