Editorial, 4 de mayo del 2020
A la situación de despidos y de grandes problemas económicos que estamos viviendo en el marco de esta crisis, se suma la decisión de no volver a clases, lo cual desafía a millones de trabajadoras y trabajadores, a resolver el cuidado de sus hijas e hijos, así como la comprensión acerca de la tecnología, el uso de la plataforma virtual y el propio aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes, teniendo en cuenta la precariedad material que rodea a las familias de la clase trabajadora, así como la gran cantidad de horas que, quienes tienen trabajo remunerado, tienen que estar fuera de su casa para llevar el pan a la familia.
En un artículo sobre la educación virtual, el Comité Estudiantil de la Juventud Comunista Paraguaya dice que “el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) decidió de manera impositiva y apresurada cambiar a la modalidad de “Clases virtuales”, sin la apertura de espacios consultivos, negando la participación de sectores sociales como los gremios estudiantiles en todos los niveles, los gremios de docentes, las organizaciones sociales del campo y de la ciudad, las organizaciones indígenas, las organizaciones políticas, mucho menos las familias”, en lo que consideramos es una muestra más del accionar del gobierno del fraude, que es autoritario, mediocre y funcional a los negocios, a lo que pueda generar oportunidad de ganancias para empresarios.
El gobierno del fraude reproduce la esencia de la vieja frase “haz lo que yo digo no lo que yo hago”. Dice que habrá cobertura de internet para casi el 100%, dice que les llegará los recursos a todos, dice que logrará salvar el año lectivo con las clases virtuales, pero en la práctica inicia dichas clases sin incluir a los actores protagonistas de este desafío, que son docentes, estudiantes y familiares o tutores de estudiantes. El 81% de los estudiantes no tiene acceso a internet, de aproximadamente 75 mil docentes solo 7.500 fueron capacitados en manejo de tecnologías de información y comunicación (TICs), de cada 10 niños que ingresan al sistema escolar solo 3 terminan la secundaria, realidades que demuestran que también en el terreno educativo, promueve el mismo “sálvese quien pueda” que ha venido aplicando en todos los terrenos durante esta pandemia, trasladando la responsabilidad al pueblo trabajador, como lo hizo con en el cuidado de la salud y la alimentación.
¿Cómo enfrentar esta situación? Con las mismas armas con las que estamos enfrentando toda esta crisis: organización desde abajo, en los sindicatos, entre los trabajadores en sus lugares de trabajo, en los barrios, mostrando la enorme capacidad que tenemos las mayorías trabajadoras para solucionar nuestros problemas, y a la vez demostrando que este Estado que lo financiamos las y los trabajadores, funciona al servicio de los intereses de la minoría explotadora, por lo que debe ser transformado por un Estado dirigido por la clase trabajadora.
Es por esto que debemos seguir generando experiencias de poder popular, y al mismo tiempo evidenciar que este Estado es inservible, junto a la patronal y a la dirigencia política que lo sostiene.
Organizar el debate entre docentes y estudiantes, junto a padres, madres y tutores a cargo de estudiantes, es un primer paso ineludible para evitar que las diferencias entre la calidad del aprendizaje de las familias con mayores recursos económicos y las familias con menores recursos, se siga agrandando. Frente a la inviable exclusividad de las plataformas virtuales como recurso para evaluar a los estudiantes, debemos pensar en las visitas vasa por casa, u organizando presencia de a cinco o diez estudiantes, para reforzar las explicaciones sobre el programa a desarrollar. Como también profundizar y masificar las capacitaciones a docentes, a padres y madres, a tutores de estudiantes, tanto en el uso de las plataformas virtuales, como en el acompañamiento para garantizar el aprendizaje de las y los estudiantes.
Es muy importante presionar al gobierno del fraude para evitar que las mayorías trabajadoras carguemos con todo el costo económico y social de esta crisis, y al mismo tiempo comprender que de este gobierno no podemos esperar soluciones serias, por lo que la organización de un proyecto capaz de superar al de la clase explotadora se nos impone como una necesidad para garantizar nuestro futuro y el de nuestras hijas e hijos.
A la doble moral de la clase explotadora la confrontamos con la sinceridad, la unidad, el trabajo colectivo y la recuperación de la confianza en nuestra propia fuerza, como clase trabajadora, asumiendo la responsabilidad y la posibilidad real de ser protagonistas de las grandes transformaciones que requiere toda la sociedad para lograr un Estado capaz de administrar justicia en función de los intereses de las mayorías, con una cultura coherente que eduque con el ejemplo.
*Imagen de inicio: De la serie Juanito Laguna, del artista argentino Antonio Berni.
Importante las reflexiones que nos deja el artículo, interesante y desafiante, pues la doble moral viene muy colocada culturalmente, fuertemente reforzadado por dogmas religiosos que hacen de nuestras prácticas eso mismo …»haz lo que yo digo y no lo yo hago»
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