Editorial del 17 de septiembre del 2024
Ideando cómo explotarnos mejor, tienen mansiones acá y en el extranjero, muchos vehículos y todo tipo de lujos materiales. Esa tarea de planificar el robo incluye evasión de impuestos, violación de leyes laborales, lavado de dinero (producto del narcotráfico) y otros tráficos ilegales, licitaciones millonarias amañadas con el Estado y acuerdos fraudulentos para entregar nuestras riquezas a multimillonarios extranjeros.
Todo este combo genera mayor pobreza, desigualdad, exclusión de servicios básicos, así como de vivienda digna, alimentación sana, transporte público de calidad, y ni qué decir del poco o casi nulo desarrollo científico, artístico, deportivo y cultural. Además, sufrimos cada vez más violencia en nuestro país, que perjudica sobre todo a las mayorías trabajadoras que sienten el hartazgo, la desesperación, el miedo. El estrés, la desmoralización, la depresión y la ausencia de causa, de futuro, favorecen la creciente comercialización de drogas para dispersar y anestesiar a la juventud trabajadora.
El proyecto que tienen para el Paraguay los patrones tutelados por EE. UU., y otros capitales extranjeros, es igualar hacia abajo: hacer que todos los trabajadores y las trabajadoras sean “prestadores de servicio” sin ninguna protección social, más explotados. Que todos terminemos pagando el IVA por trabajar. Que los patrones no tengan ninguna obligación con sus empleados en cuanto a estabilidad laboral, horas extras, contrato colectivo, aguinaldo, vacaciones y otros derechos. Es decir, buscan eliminar todos los derechos laborales y sociales.
Preguntamos si necesitamos más pruebas que las que vivimos en nuestro día a día, porque desde hace años vienen avanzando sobre nuestros derechos y no logramos identificar esta situación con la claridad que permita la construcción de una sólida organización para defender, recuperar y acceder a más derechos. Al contrario, varias experiencias a lo largo de estos años demostraron que, cuando nos unimos para luchar, rápidamente varios dirigentes son ganados por los explotadores para negociar y traicionar los acuerdos asumidos y, entonces, un nuevo episodio favorece la idea de que todos los dirigentes sociales y políticos solo buscan beneficio personal.
Estos son problemas difíciles que estamos obligados a enfrentar para no perder todo y recuperar lo que nos pertenece y merecemos.
Necesitamos defender la estabilidad laboral y evitar que los cambios que se pretenden realizar desde el gobierno de Peña nos igualen por abajo. También debemos fortalecer la unidad de todos los asalariados, y colocar en perspectiva que lo justo y necesario es igualar por arriba, o sea, lograr que todos los trabajadores y las trabajadoras tengan estabilidad laboral, seguridad social, aporten al sistema de jubilaciones y pensiones, cobrando un salario digno.
La Huelga General es una medida extrema cuya fuerza radica en el nivel de comprensión de lo que se reclama y la fuerza necesaria para hacerle sentir a las patronales y a su narcogobierno que las mayorías trabajadoras somos las que sostenemos tanto la producción como el consumo de bienes y servicios en el Paraguay. Pero la Huelga General debe ser puntillosamente trabajada. Debemos organizarla y realizarla con el cuidado que tienen las tejedoras de ñanduti al hilar fino. Con la misma combinación de paciencia, firmeza e intensidad que requiere el trabajo de base, el “uno a uno” para reorganizar el movimiento sindical.
Son tiempos en que la desconfianza en las luchas colectivas y las posibilidades de construir un país con justicia social e igualdad de oportunidades es enorme. Y hay muchas razones para que los trabajadores se concentren en enfrentar sus problemas solos, como máximo con sus familias, ya que la educación organizada por los explotadores nos ha enseñado a luchar de manera individual y competitiva, disputando con otros trabajadores nuestra subsistencia, sin ver la posibilidad de tumbar este injusto sistema de dominación y explotación. Las patronales saben que, mientras nosotros sigamos disputando entre trabajadores y negociando individualmente con los explotadores para mejorar nuestras condiciones económicas, seguirán gozando de sus privilegios gracias a nuestro esfuerzo y sudor.
Este es el tiempo de jugarnos por el trabajo cuidadoso y prudente con nuestras compañeras y nuestros compañeros de trabajo. Combinar agitación en la calle, a través de los medios de comunicación y también en silencio, sin que el patrón se dé cuenta, dentro de nuestros lugares de trabajo. Asumir con mucha responsabilidad el carácter de esta batalla.
Un dato importante que nos da la historia es que nunca es tarde para luchar y recuperar lo que es nuestro. Por eso nos sumamos con mucha decisión a estas luchas para parar la injusta e inconstitucional propuesta de reforma patronista para eliminar derechos de la clase trabajadora.
¡Qué viva la lucha, la unidad de acción y la organización combativa de la clase trabajadora!
17 septiembre, 2024 a las 12:14 pm
Que viva la clase trabajadora
17 septiembre, 2024 a las 2:22 pm
Como dice el escrito deberíamos hacer un trabajo como las tejedoras de Ñanduti, pero empezar ya, yo agregaría como los mormones que van de casa en casa y hablan con todo tipo de persona. Debemos convencer a la clase trabajadora que nosotros somos sus amigos y debemos estar unidos, eso nos va a fortalecer muchísimo, la unidad. Debemos tener dípticos, tik toks como este escrito que es tan claro y dice todo. Tenemos que lavarles la mente para bien, que se den cuenta y formar un equipo fuerte.
Una acotación sugiero que se ponga en el escrito: algunos dirigentes sociales xq conozco muchos que pelean y jamás se venden.
11 octubre, 2024 a las 8:20 am
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11 octubre, 2024 a las 12:24 pm
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