Editorial del 5 de agosto del 2024

Sin dudas, el gobierno Cartes-Peña (o cartista-stronista) dirige el país para que los millonarios y multimillonarios estén mejor. Esa es su máxima prioridad.

Y como el sistema explotador que dirigen los dueños de bancos, empresas y grandes tierras, está en crisis, buscan recortar y quitar derechos a la clase trabajadora. 

Dentro de esta lógica, el servicio de salud, tanto el público como el del Instituto de Previsión Social (IPS), viene decayendo por falta de financiamiento. Igualmente, el servicio privado de salud expresa su decadencia en la atención y también en la política salarial de trabajadoras y trabajadores de la salud.

El problema de la falta de medicamentos oncológicos es el resultado del proceso de mercantilización de la salud con un fuerte trabajo cultural y comunicacional de las patronales. Como insisten en la lógica del “cada uno para sí”, del “sálvese quien pueda”, la desfinanciación de los servicios la colocan sobre las espaldas de trabajadoras y trabajadores, tanto los usuarios del sistema de salud como los trabajadores de la salud.

En cuanto a los reclamos de los anestesiólogos, la lógica es la misma. Estas trabajadoras y trabajadores denuncian el incumplimiento de la ley, muestran todo lo que hicieron para resolver y cómo la patronal les dio la espalda, obligándolos a tomar medidas de fuerza como la huelga, pero resulta que son ellos los criminales y los que deben ser atacados, incluso judicialmente.

En este escenario, el gran esfuerzo que debemos hacer es identificar el problema y los responsables, para organizar luchas que nos permitan superar esta situación tan angustiante que genera muertes todos los días. Muertes que podríamos evitar. Desde los pacientes oncológicos que, por falta de medicamentos y/o debida atención, fallecen, pasando por fallecimientos por problemas de salud que fácilmente deberían atenderse, hasta grandes problemas de salud mental en trabajadores de la salud, que llegan a niveles muy agudos provocando incluso suicidios.

El cartismo stronista es criminal. Es la síntesis que tienen los patrones para la clase trabajadora. Y dentro de este sistema de explotación todo se convierte en mercancía. La salud, por ejemplo, que es un derecho, un bien que debe ser garantizado para todos los seres humanos, se ha convertido en mercancía. El sistema capitalista nos educa para que todo lo miremos y lo asumamos como mercancía, incluyendo a los seres humanos. Comprender esto es fundamental para luego ubicar a los responsables de la aplicación del sistema y de la política que, en este caso, identifica a Cartes como el gran director de quienes defienden sus intereses en contra de la vida, haciendo que todo funcione al mejor postor y que naturalicemos e inclusive reivindiquemos la esclavitud.

“Que se les eche a los anestesiólogos que protestan y se contrate a gente que quiere trabajar”, dicen algunas personas, naturalizando y reivindicando la esclavización de trabajadores, en este caso de la salud. Pero sabemos que esta lógica organiza todas las labores. Uno tiene que estar dispuesto a “mojar la camiseta” por la empresa del explotador que no paga lo que nos merecemos y se enriquece gracias a nuestra labor.

En el caso del IPS, dicen que para cumplir la ley con los anestesiólogos, hay que subir la edad de jubilación. De vuelta, el supuesto problema son los trabajadores que pretenden disfrutar sus últimos años de vida gracias a sus aportes, porque si se jubilan a los 65 años no se podrá cumplir con los justos reclamos de los anestesiólogos. Esto es absolutamente falso.

El verdadero problema es que las patronales y su Estado, vienen operando desde hace unas décadas para precarizar la labor, con estafas como la facturación por prestación de servicios a trabajadores que tienen relación de dependencia en las empresas, o negociando para no pagar aportes al IPS. Con el trabajo informal y precarizado creciente se desfinancia el sistema de pensiones y jubilaciones. Este es el problema concreto.

Defender los derechos laborales, combatir el trabajo informal y precarizado, reivindicar la jubilación universal, todo esto nos exige organizarnos como clase, fortalecer nuestros gremios, sindicatos y avanzar hacia la estructuración y desarrollo de una fuerza política que verdaderamente defienda de manera insobornable los intereses de las mayorías trabajadoras. Este es el ineludible paso que debemos dar y para ello también insistimos en acercar las propuestas del Partido Comunista, como Partido obrero y clasista, a cada vez un mayor número de trabajadoras y trabajadores.

La salud y la vida no deben ser mercancías. Y la esclavitud no podemos normalizarla.

Imagen de portada: Ñanduti, 2024.