Editorial del 29 de julio del 2024
El gobierno de Peña viene haciendo mucho ruido desde el viernes pasado por la obtención del “Grado de Inversión” del Paraguay, como un logro propio. Varios medios de comunicación, si bien lo valoran como un logro, aclaran que es el resultado de un trabajo realizado por los sucesivos gobiernos durante los últimos 20 años, lo que significa que casi nada de mérito tiene el actual gobierno en esta calificación internacional.
Pero la gran pregunta a responder es: ¿qué beneficio nos generará a las trabajadoras y los trabajadores? Y, en este sentido, como medio de comunicación de un proyecto que defiende los intereses de las mayorías trabajadoras, queremos compartir algunas consideraciones para darle al tan anunciado grado de inversión el lugar que se merece.
Una primera cuestión de importancia es que nos tomemos el tiempo de pensar nuestras vidas desde el 2004 a esta parte, atendiendo a que durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, empezó el reordenamiento fiscal para que el Paraguay tenga una estabilidad macroeconómica. De ahí en adelante, nuestro país, según los datos oficiales, ha crecido.
Pero este crecimiento no logró que las mayorías trabajadoras vivamos mejor de lo que vivíamos antes del 2004. Y no es que en estos últimos años estemos viviendo mejor. Al contrario, los niveles de precarización laboral han crecido. Cada vez alcanza menos nuestro dinero. La violencia es cada vez mayor y genera una creciente inseguridad. El transporte público empeoró. La salud, salvo el período gobernado por Fernando Lugo (2008-2012), fue retrocediendo y la educación es cada vez más decadente.
Otra cuestión importante es que el crecimiento se concentró en las familias millonarias y multimillonarias. Los bancos y todo el sistema financiero han crecido muchísimo. En general, el crecimiento financiero es parasitario. No es producto del trabajo. Es producto de la especulación con tasas de interés y valores de cambio, acciones, derivados financieros y un acceso a gran cantidad de dinero en donde los negocios narcomafiosos y otros ilegales, como el contrabando a gran escala, tienen gran protagonismo y se ponen el disfraz de la legalidad gracias a las operaciones de lavado de dinero generadas y/o aceptadas por bancos y financieras.
Los banqueros son los grandes timberos del mundo. Son como jugadores de azar que especulan con sus recursos generando ingresos sin ningún esfuerzo. Son estos timberos quienes se beneficiarán con el grado de inversión.
De hecho, que nuestro país haya recibido esa calificación nos muestra el grado de decadencia del capitalismo. Cartes, un mafioso a cara descubierta, es el gran líder del país. Sus amigotes son bandidos, corruptos, mafiosos. Todos los días tenemos noticias de robos en el ámbito público estatal y también en el privado. El Poder Judicial funciona de acuerdo a quien tenga más poder económico-político. El narcotráfico y la mafia dominan el país. La incertidumbre y la inseguridad son la constante. Y, con todo eso, nos califican con grado de inversión. Una payasada.
Insistir en buscarnos entre trabajadores, trabajadoras, para entender este momento, saber los problemas comunes que tenemos, intercambiar experiencias para enfrentar y solucionar nuestros problemas. Ahí debe estar nuestra concentración. Y, entre todo esto, aclarar quiénes serán los beneficiarios del grado de inversión y cómo esta calificación lo que hace es mostrar la decadencia y deterioro del sistema capitalista y de las patronales como clase dominante.
Foto de inicio: AP Foto/Jorge Sáenz, 2023.
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