La Huelga del 58 y la resistencia comunista

Memoria del Futuro  | Por Bernabé Penayo y Noelia Cuenca

Finalizada la Guerra Civil de 1947, con el triunfo del Partido Colorado sobre la coalición rebelde  formada por los febreristas, comunistas y liberales, no obstante el triunfo, las luchas entre sus facciones internas no cesaban. Hasta finales de 1946 la ANR no tenía influencia en el movimiento sindical, a diferencia de los partidos comunista y febrerista, que tenían gran influencia en el seno sindical a través del Consejo Obrero del Paraguay (COP). Para minar el movimiento sindical, en octubre de 1946 se crea la Organización Republicana Obrera (ORO), que jugó un papel decisivo durante la lucha contra los revolucionarios.

La ORO fue reemplazada en 1951 por la Confederación Paraguaya de Trabajadores, representando el deseo de la tendencia democrática que desafiaba a la línea oficialista e incorporaba a trabajadoras y trabajadores con visiones políticas ajenas al Partido Colorado. Esta apertura aún limitada permitió el incremento de actividades organizativas y gremiales. Sin embargo, el poder político hegemónico del Partido Colorado dentro de la nueva central quedaba intacto

Entre julio de 1951 y setiembre de 1953, se registró un aumento excesivo en el costo de vida de las familias trabajadoras. Esto significó para la clase obrera la pérdida del 50% del salario mínimo real, a lo que se agregó el acuerdo que el gobierno firmó en 1957 con el FMI donde se establecía el congelamiento salarial de los trabajadores. Estos factores fueron detonantes para que en diciembre de 1957 el Consejo de Delegados de la CPT, declare un “estado de huelga”.

La Comisión Directiva de la CPT era enteramente colorada, no así el Consejo de Delegados, donde estaban muchos dirigentes sindicales comunistas, febreristas y de otros sectores, quienes jugaron un rol fundamental en la organización de la huelga. Fue el Consejo de Delegados el que convocó, y organizó la huelga, cuando la cúpula de la CPT trató de negociar hasta último momento con la dictadura

Es así que el 24 de agosto de 1958, la CPT convoca finalmente a una Huelga General para el 27 de agosto, a 12 días de asumir Stroessner el segundo período de gobierno, convirtiéndose en la primera y única huelga general durante la dictadura.

Principales exigencias de la huelga fueron: aumento del 30% del salario mínimo, levantamiento de estado de sitio, amnistía general amplia, libertad a las presas y presos políticos y gremiales, asamblea general constituyente y atención a la falta de vivienda.

La represión stronista no se hizo esperar, fueron detenidos durante las primeras horas del 27 de agosto alrededor de 300 dirigentes sindicales, la  CPT fue intervenida por el Departamento Nacional de Trabajo, y la policía ocupó los locales de los principales sindicatos. La primera resolución de esta intervención fue declarar nula la convocatoria a la Huelga General y por lo tanto su ilegalidad. Aún así, la huelga se extiende hasta el 1 de setiembre, paralizando las principales ciudades del país.

El secretario general de la CPT y diputado con fuero por la ANR, Vicente Cortesi, da a conocer una declaración dirigida a los obreros colorados en la cual califica la huelga de maliciosa inspiración comunista, ensalza al gobierno stronista e invita a los trabajadores a reincorporarse a sus lugares de trabajo.

Aquella histórica huelga general significaría la derrota de la línea combativa y clasista del movimiento obrero paraguayo y el giro a posiciones claudicantes ante la dictadura y las patronales. Había sido una batalla decisiva, y a pesar de la heroicidad de la lucha obrera, lamentablemente la perdimos.

En la preparación de la huelga general participaron activamente numerosos camaradas del Partido Comunista que representaban importantes referencias políticas. Antonio Maidana, quien fuera de la más destacada dirigencia revolucionaria, fue detenido entonces, cuando estaba enteramente entregado a la organización de la huelga. Al igual que los camaradas Julio Rojas, Alfredo Alcorta y Ananías Maidana.

Antonio Maidana, Julio Rojas, Alfredo Alcorta y Ananías Maidana.

La resistencia comunista

Antonio Maidana había sido preso tras oponer tenaz resistencia, cuando llevaba consigo un llamamiento del Comité Central del PCP dirigido a los obreros para aquella histórica huelga del 58. Pero esta no era la primera vez que era castigado por oponerse a la opresión, ya en 1940, 41 y 43 fue apresado por luchar en el gremio docente, desde las filas del PCP, contra la dictadura de Morínigo. En 1943, logra escapar de su tercer encarcelamiento y se refugia en Uruguay, retornando en el 46. Tras participar en la insurrección del 47, es enviado a la prisión en San Estanislao, de donde logra fugarse una vez más. Y finalmente en 1958 es nuevamente encarcelado, esta vez por la policía stronista y recluido en la Comisaría Tercera de Asunción en diciembre de 1959, donde se encuentra con Julio Rojas y Alfredo Alcorta.

Julio Rojas había sido capturado meses antes, cuando regresaba de un local clandestino, donde daba clases de marxismo-leninismo a obreros de una fábrica de fósforo. Una década atrás, este camarada se había destacado como responsable militar del PCP durante la Guerra Civil de 1947, luego de participar en la “Toma de la Marina” del 27 de abril de aquel año, es preso, por segunda vez, hasta el 29 de marzo de 1949, cinco meses después, en agosto, es nombrado miembro del Comité Central durante el II Congreso del PCP. Y en el 58 fue nuevamente preso en la cárcel de Tacumbú. Allí es torturado por negarse a someterse a los trabajos forzosos en el Cerro Tacumbú.

Alfredo Alcorta fue apresado en noviembre del 58. Entre otras numerosas hazañas revolucionarias, este camarada había sido responsable en 1941, como encargado de la Comisión de Agitación y Propaganda (Agiprop), de la aparición del primer número del órgano oficial del Partido Comunista Paraguayo, «Adelante», periódico que funcionó de forma clandestina durante más de tres décadas resistiendo la persecución fascista del régimen. El camarada Antonio Bonzi, en su libro Historia del Partido Comunista Paraguayo publicado en el año 1991, recuerda este episodio: «en la más rigurosa clandestinidad, protegido por la solidaridad revolucionaria de un amigo de la causa, sobre la vía férrea, en los alrededores de Trinidad, y sin más elementos que un gastado mimeógrafo, un pincel y una lata de tinta-bleque, Alfredo Alcorta y Efraín Morel dieron a la estampa la primera página del órgano de nuestro partido».

El 24 de diciembre de 1959 los tres dirigentes comunistas, Maidana, Rojas y Alcorta, se encuentran presos en la Comisaría Tercera de Asunción, junto con otros destacados militantes como Ananías Maidana. En los “panteones para vivos” de Stroessner, durante más de 19 años soportaron todo tipo de torturas. En 1976, fueron trasladados al campo de tortura de Emboscada, donde solían estar rodeados de los demás presos que seguían con atención sus análisis y sus orientaciones. En enero del 77, tras una intensa campaña internacional en su apoyo, son liberados y parten al exilio. Pasan por varios países Suecia, Rusia, Cuba, donde son recibidos por Fidel, Raúl y el pueblo revolucionario que los condecora como héroes de América.

En una carta pública firmada por Antonio Maidana, Alfredo Alcorta y Julio Rojas el 31 de enero de 1978, refiriéndose a la Comisaría 3ra. escriben “pasamos más de 15 años durmiendo en el suelo de una celda estrecha y húmeda, dentro de la cual estaba la letrina. Se nos prohibió leer libros, revistas o periódicos de cualquier tipo, o tener papel y lápices. Carecíamos de servicios médicos y odontológicos y no se nos permitía salir a la luz del día. Para empezar estuvimos en una celda de 2 por 4 metros durante tres años y después en otra de 5 por 6. En tan pequeñísimo espacio nos amontonábamos 16 presos políticos. Empeoraba aun más las cosas el hecho de que teníamos que satisfacer nuestras necesidades físicas en los servicios que estaban dentro de la misma celda. Durante largos periodos de 6 o más meses se nos negó el derecho de todo preso de ver a su madre, su esposa y sus hijos. Cuando se les permitió visitarnos, era solo durante dos o tres minutos por semana, y siempre en presencia de un guardia (…) Si hemos podido abandonar la prisión vivos ha sido gracias a la solidaridad de nuestro pueblo, a la solidaridad internacional y a la valerosa lealtad de nuestras familias”.

Quienes conocieron y militaron con Antonio, resaltan su liderazgo ganado a la luz del respeto y la confianza por su talento político, su sólida formación marxista y la bellísima combinación de nobleza y coraje con que enfrentó tantos años de tortura y encierro. Compañeros de prisión lo recuerdan como un combatiente dedicado y experimentado, siempre atento a las opiniones y problemas de los demás presos.

En 1980, Antonio Maidana se traslada a la Argentina para estar más cerca de su familia y de la lucha contra la tiranía stronista. El 27 de agosto de ese año, es secuestrado en Buenos Aires, junto con su camarada Emilio Roa, ambos miembros del Comité Central, asesinados y desaparecidos en el marco del criminal operativo continental de exterminio conocido como Plan Cóndor, coordinado por el gobierno de EEUU.

Nuestra memoria del futuro repite con ímpetu sus nombres, al igual que los de Julio Rojas, Alfredo Alcorta, Ananías Maidana y otros tantos emblemáticos militantes de la resistencia antifascista, cuyas historias y atributos deben ser trasmitidos y recuperados por las nuevas generaciones porque son la base moral de nuestro proyecto revolucionario, la garantía de que es posible un futuro de seres humanos libres, de un mundo sin explotadores ni oprimidos.


Imagen de inicio: Fotografía extraída de meves.org.py

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