El día de ayer en la Cámara de Senadores, se logró media sanción para el Proyecto de Ley de Comedores y Centros Comunitarios.
La propuesta es iniciativa de la Articulación de Ollas Populares, tras dos años de incansable esfuerzo para alimentar a miles de personas. Como si esto fuera poco, las Ollas Populares se han convertido en espacios de apoyo escolar para niños y adolescentes, de formación de oficios para jóvenes y mujeres, de cuidado a adultos mayores. Y todo esto se sostiene gracias a la lucha del pueblo organizado.
Al respecto, Kimberly Samaniego, referente de las Ollas bañadenses, conversó con Adelante.
«El día de ayer, la Articulación de Ollas Populares convocó a una acción frente al Senado para exigir la aprobación de la propuesta de Ley de Apoyo a Comedores y Centros Comunitarios que figuraba en la agenda del día. Este proyecto nace de las mujeres que venimos sosteniendo las ollas populares que alimentan diariamente a miles de personas desde que empezó la pandemia, y que en el caso de cientos de familias, significa incluso su única fuente de alimento«, señala Kimberly.
Ahora en Diputados. La propuesta legislativa pasa ahora a diputados. Busca que el Estado fortalezca el trabajo que se viene haciendo en las comunidades de forma solidaria y en condiciones muy precarias para asistir a numerosas familias. De ser aprobada, generará un significativo impacto en la sociedad, en especial en los sectores más carenciados.
«Desde hace más de dos años trabajamos en condiciones muy limitadas«, expresa Kimberly. «No contamos con materiales de cocina. No contamos con infraestructura. No contamos con los insumos y alimentos que se necesitan para lograr una dieta básica saludable. Pero por más que lo hacemos en estas condiciones, seguimos sosteniendo estos espacios comunitarios porque estamos dando de comer a muchísimos niños, ancianos, mujeres y hombres de nuestras comunidades, que están dependiendo de un plato de comida al día. No podemos parar.«

Enfoque integral desde la propia experiencia. El proyecto de ley contempla la dotación de infraestructura, el acondicionamiento de espacios para seguir ofreciendo acompañamiento escolar, capacitación laboral, espacio de contención para mujeres vulnerabilizadas, mecanismos de prevención de drogas, guarderías, para hacer frente a las necesidades urgentes que tienen desde hace décadas numerosas comunidades y que han sido agudizadas por la pandemia.
«Esta propuesta de ley contempla el apoyo en infraestructura, es decir, que podamos contar con un lugar fijo para cocinar, tener instrumentos y utensilios de cocina, cubiertos, para poder ofrecer lugares saludables para comer. También para aprender oficios, para seguir desarrollando talleres de capacitación. Un centro para el uso de la comunidad«, señala Kimberly.
«En todo este proceso nos dimos cuenta de que muchas de nuestras compañeras no pueden salir a trabajar, no pueden seguir estudiando, porque no tienen un espacio que les asegure el cuidado de sus niños mientras no están. Entonces, queremos que funcionen guarderías dentro de los centros comunitarios. Poder ofrecer de una mejor manera acompañamiento y contención a las mujeres«.
Alimentación y educación. «Planteamos apoyo escolar en los comedores y centros. Esto también lo venimos sosteniendo sin apoyo del Estado. Necesitamos fortalecer los espacios de aprendizaje para que los niños puedan escribir, leer, sumar, restar. La educación pública en nuestro país tiene muchas carencias y falencias. Tuvimos experiencia con niños y adolescentes que están en sexto grado y acuden, sin saber leer ni escribir, a las actividades de apoyo escolar de las ollas. Y en estos espacios aprendieron. Hay tanto que hacer.»
La joven bañadense señala que esta Ley es una herramienta fundamental para continuar luchando en las comunidades por el derecho a una vida digna. «Necesitamos poder ofrecer alternativas a nuestra comunidad, poder fortalecer el trabajo de las mujeres«.

Kimberly Samaniego, en movilización exigiendo apoyo a las ollas populares.
Segunda victoria de la lucha popular. «La media sanción de ayer es una enorme victoria para nosotras. La tomamos como un reconocimiento al esfuerzo de tantas mujeres que venimos luchando con todas nuestras fuerzas«, señala Samaniego.
«Es nuestra segunda victoria. La primera fue la Ley de ollas populares. Podemos decir que redactamos gran parte de estos dos proyectos. Tuvimos mucha incidencia en ambos«.
«Es el pueblo salvando al pueblo. Por eso es una victoria feroz, porque nos permite poder decir al sector popular: se puede, con organización se logra«.
Aprobación sin modificaciones. «La propuesta legislativa fue aprobada con media sanción prácticamente tal cual como presentamos. Se dieron solo algunas correcciones en los conceptos. Pero nada importante cambió. Sigue teniendo nuestra esencia. Estamos orgullosas de nuestro trabajo. Vemos que está teniendo impacto, que es apoyado por mucha gente«, refiere.
La gente sabe las dificultades que pasamos durante todo este tiempo de pandemia. Nosotras somos mujeres, somos madres de familia, abuelas, sostenedoras del hogar. Pero pudimos estar ahí, juntas pudimos sostener esta iniciativa popular.«
Organización y tenacidad. «No paramos ni un solo día. Estamos siempre. Estamos cocinando, si no estamos cocinando, estamos atendiendo alguna necesidad básica de las doñas o en los espacios escolares. Y esta aprobación que se dio en senadores es algo muy alentador porque nos permite dar este mensaje a nuestro pueblo: si luchamos hay esperanza«.

Foto de inicio: Ñamandú, obrero gráfico de Adelante!
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