Con el título de «Lecciones de la fiesta comercial-electoral», el Partido Comunista Paraguayo difundió el día de ayer sus consideraciones sobre los resultados de las recientes elecciones municipales del 10 de octubre, «con la intención de aportar al crecimiento de la independencia y la libertad política de las mayorías trabajadoras«.
Por el contrario a lo que autoridades coloradas definieron tan cínicamente como «fiesta cívica», el Partido Comunista Paraguayo califica a las recientes elecciones municipales como «una fiesta comercial, donde la compra-venta de votos tuvo un gran protagonismo en todo el país«.
El PCP en su comunicado condena la politiquería dirigida por los multimillonarios y la narcopolítica, que una vez más impuso la prebenda y la corrupción como mecanismos sistemáticos para mantenerse en el poder a pesar de ser una minoría abusiva y mafiosa, para seguir privando de sus derechos a las mayorías trabajadoras de nuestro país durante 4 años más. Aprovechándose de la actual crisis, esta politiquería mafiosa ha redoblado la oferta para la compra y la inducción de votos, como nefastos requisitos para conseguir dinero, mantener trabajo, conseguir remedios, becas, con recursos que le pertenecen al propio pueblo explotado y de los cuales ellos disponen a su antojo.
«La politiquería manejada por los multimillonarios y la narcopolítica mafiosa fue la gran ganadora de la fiesta comercial-electoral, como no podía ser de otra manera, atendiendo a que las mayorías trabajadoras están organizadas por las patronales en un país como el Paraguay, donde para acceder a salud, educación u otro servicio básico, se debe juntar dinero. Cuando los derechos básicos no pueden garantizar la igualdad de oportunidades para el desarrollo de las personas, la lógica del dinero fortalece el desarrollo de la delincuencia y la corrupción«, expone el PCP.
Considerando la necesidad de acabar con la impunidad para superar la crisis actual que aqueja gravemente a nuestro país, la organización comunista señala que «la derrota de la transparencia, la justicia y la dignidad tienen responsables: los principales son las grandes empresas extranjeras y los millonarios que viven en Paraguay, porque desde hace más de cien años gobiernan nuestros país sin garantizar la igualdad de oportunidades para todos sus habitantes, sin promover educación, salud, alimentación, desarrollo científico de calidad y para todas las personas, naturalizando la corrupción y enseñando a la gran mayoría de nuestro pueblo, que a través de la política no se consiguen las condiciones para que toda la población tenga garantizados sus derechos y pueda realizarse de acuerdo a sus motivaciones y talentos. Por lo tanto, en cada elección se reproduce esa oportunidad de aprovechar la politiquería para lograr algunas cosas, siempre de manera individual o como parte de una minoría que accede a derechos que se nos presentan como “privilegios” gracias a la “ayuda” de estos politiqueros«.
En el escenario electoralista, ubica al Partido Colorado como «la minoría mejor organizada del Paraguay«, ya que los 1.300.000 votos que obtuvo -además de haberlo hecho de forma prebendaria y corrupta- constituyen una cantidad inferior a la cantidad de electores que no votaron y quienes votaron en blanco, que en suma asciende a 1.907.262 votos. Tendencia que aumenta si sumamos la cantidad de personas en edad de votar que no están inscriptas, y que refleja que quienes no se interesan en este tipo de política son mayoría.
Asimismo, el PCP considera que «el voto preferente se ha mostrado como funcional a la fiesta comercial, generando una disputa de cada candidatura en las listas, sobre todo al interior de los partidos Colorado, Liberal, Patria Querida, con diversos grupos de las patronales financiando a las varias candidaturas, favoreciendo la lógica individual y personal, por un lado, y perjudicando la lógica colectiva y social por el otro, desenmascarando a los partidos como estructuras que no tienen un proyecto de país ni encaran trabajos de manera colectiva y al servicio del bien común. El problema de fondo guarda relación con una débil consciencia en las mayorías trabajadoras acerca de la defensa de intereses laborales y sociales que son permanentemente amenazados y golpeados por las patronales».
Si bien señalan que el uso de la máquina de votación fue favorable a la hora de tener resultados de manera rápida, denuncian que al mismo tiempo y bajo esta lógica perversa, «la inducción al voto se multiplicó escandalosamente, con colorados atropellando los locales, haciendo unidad con liberales y patriaqueridistas, en muchos casos, para violar sistemáticamente la ley electoral en beneficio de sus intereses».
La amplitud sirve si se trabaja desde abajo
Sobre la unidad necesaria para enfrentar la dominación de las grandes empresas extranjeras y de la mafia transnacional, el Partido Comunista Paraguayo insiste en que «debe ser encarada con mucha seriedad» y que el gran desafío es «disputar y desmontar la lógica de organización y de participación social y política de las mayorías trabajadoras» impuestas por las patronales. Al respecto considera que «las organizaciones políticas revolucionarias y progresistas debemos discutir nuestras conductas y nuestras políticas en el terreno de los derechos laborales y la lucha sindical, como también nuestras políticas en el estudiantado trabajador, en los barrios, en el campesinado, porque con gobiernos progresistas se lograron políticas públicas para reducir desigualdades, pero al mismo tiempo estos gobiernos no lograron frenar la precarización laboral, la informalidad, y además los gremios y movimientos sociales no se fortalecieron, entre otros motivos, por la falta de un trabajo transparente, planificado y concentrado de las organizaciones políticas democráticas, progresistas y de izquierda. Por estas razones, debemos debatir y corregir las prácticas politiqueras dentro del campo popular«. Aseguran que solo así podremos generar una unidad capaz de confrontar con «la miseria politiquera que “lotea” candidaturas, domina los medios de comunicación con su publicidad, amenaza, amedrenta y compra votos«.
La militancia comunista levanta la consigna de la «unidad amplia y profunda por el socialismo», convencida de su vigencia, más aún en tiempos en los que «el capitalismo ha perdido total legitimidad como sistema capaz de garantizar el bienestar y la seguridad de las mayorías trabajadoras«. Situación demás alarmante, ya que «la fuerza mundial de las patronales, ante su enorme crisis, se muestra cada día más violenta y nos obliga a trabajar esa unidad social de trabajadoras y trabajadores del campo y la ciudad«.
Este contexto, que trasciende las fronteras nacionales y electorales, obliga a las mayorías trabajadoras de nuestro país a redoblar esfuerzos organizativos para «desmontar la dominación de las patronales y su cultura clientelar y mediocre«, como condición para «destruir este Estado oligárquico-mafioso y construir un Estado dirigido en función a la justicia social y a los intereses de quienes todo lo producen: las trabajadoras y los trabajadores«.
Por último, el Partido Comunista Paraguayo expresa su confianza y convicción en el esfuerzo por un proyecto político revolucionario que combine el ingenio, experencia y combatividad de la clase trabajadora de la ciudad y del campo, exhortando a que «la amplitud solo sirve si se trabaja desde abajo, con los millones de trabajadores de nuestro país, con la decidida intención de cambiar todo lo que deba ser cambiado, enseñando con el ejemplo, que una política transparente y combativa puede generar las transformaciones que tanto necesitamos en el Paraguay.«
En la siguiente galería de imágenes se observan locales de votación en donde se documentaron varias de las irregularidades más reiterativas en las últimas elecciones para inducir y comprar votos: credenciales falsas de figuras inventadas por los colorados como las de «asesores políticos» para ingresar y permanecer en los predios a pesar de las prohibiciones establecidas por el TSJE; punteros adentro de los locales de votación con sus carpetas de votantes instándoles a que saquen fotos de sus votos para asegurar el pago; punteros colorados portando ilegalmente símbolos partidarios, nombres de candidatos y listas, induciendo al voto.
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