Memoria del Futuro | Por Alberto Federico Ovejero
9 de mayo, un día especial en un contexto excepcional, cuando el mundo libra nuevas batallas pero recuerda otras luchas. Un día como hoy, hace 75 años, las armas callaron en Europa dando fin a la guerra iniciada por la voracidad desmedida del expansionismo nazi alemán y sus aliados continentales y, por qué no decirlo también, a nivel mundial.
Si bien ese día no terminaba del todo la carnicería iniciada seis años antes (quedarían un par de meses y dos bombas atómicas en suelo japonés), sí permitía festejar o conmemorar otras cuestiones más importantes.
Liberación, victoria, paz. Voces que resonaron con el fin de esa guerra pero sobre todo por el fracaso del proyecto fascista en Europa [2], cuestión que aunó a los pueblos del mundo en una batalla contra la bestia nazi y su estela de muerte por donde arrasaba: campos de concentración y exterminio, el terror de las fuerzas policiales y parapoliciales de las SS, las SA y los Camisas Negras, la superioridad racial/nacional como justificación del genocidio y la subyugación de los trabajadores a la dictadura del capital bajo la pantalla del corporativismo y la violencia (supuesta alianza de clases coaccionada por los dueños de los medios de producción).
Un día como este nos merece una reflexión profunda sobre los orígenes del fascismo y por qué fue una opción para masas oprimidas por la expansión del capitalismo [3], debate más que necesario en estos momentos de crisis y de surgimiento de alternativas similares; además del rescate de la historia de aquellos hombres y mujeres que lucharon física e ideológicamente contra el nazismo.
Como resumido aporte a dicha discusión, desde el campo historiográfico en este caso, analizaremos el aporte de los paraguayos en la lucha contra el fascismo en Europa.
Más en particular, efectuaremos un estudio sobre el proceso de participación de brigadistas paraguayos en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española (1936 – 1939) y en el combate junto a los partisanos antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945).
Realizaremos en este opúsculo, un análisis de la situación nacional e internacional que sirvió como puntapié para el aporte paraguayo a la batalla antifascista en Europa, la situación de clase y conciencia de los brigadistas y su devenir biográfico, además de la pertenencia mayoritaria de ellos al Partido Comunista Paraguayo (PCP) para efectuar, por último, una conclusión sobre este tema.
Advertencia preliminar: sobre las fuentes utilizadas
Corresponde, antes que todo, efectuar algún análisis sobre las fuentes utilizadas para este trabajo.
Quizás por una cuestión de debate historiográfico o por una crítica ideológica velada de debate académico, algunos autores pretenden socavar el aporte del Partido Comunista Paraguayo a la historia nacional, tanto desde perspectivas anecdóticas como otras de índole meramente estadística e incluso pretendiendo atacar las fuentes utilizadas en las obras tildadas de “historia oficial”.[4]
Por ello, es que consideramos como justo debate hacer un apartado sobre la cuestión de fuentes, desde ya invitando a los sectores de la historia nacional e internacional a profundizar interrelacionadamente las obras sobre el tema en ciernes.
En ese sentido, cabe destacar la labor casi enciclopédica de uno de los veteranos tanto de la Guerra del Chaco como de la Guerra Civil Española: Víctor Martínez (Asunción, Paraguay, 1910 – Rosario, Argentina, 1983) quien realizó una labor de registro detallado a nivel fotográfico -un poco más de 200 registros- y escritos sobre la experiencia en esa lucha, cuyos originales hoy obran en el archivo del Museo de la Memoria de Rosario, Argentina.
Al respecto, merece señalarse también la reconstrucción histórica que realizara junto a Tomás Vera (Asunción, Paraguay, 1912 – Le Petit-Quevilly., Francia, 1995), otro de nuestros brigadistas, fallecido en Francia en 1995, en la obra “Ocho Milicianos Paraguayos en la España Republicana y Campos de Concentración de Francia” cuya copia del original mecanografiado fue publicado en nuestro país en 2002, a instancias de Alfonso Guerra y Antonio Bonzi, en conjunto con los hijos de Martínez, UniNorte, la Embajada de Francia en Paraguay y el PCP, en 2002, impreso en QR Producciones Gráficas.
Asimismo, es menester señalar la labor de la historiadora rosarina Gabriela Dalla-Corte Caballero, egresada de la Universidad Nacional de Rosario, cuya labor desempeñó en la Universitat de Barcelona, España, quien lamentablemente falleciera tempranamente en 2017.
Sobre el tema pasa a ser una de las más prolíficas, con una labor académica de reconstrucción histórica sobre los brigadistas paraguayos, en un libro y tres publicaciones, en contacto con familiares de los combatientes y viajes tanto a la ciudad francesa cercana al otrora campo de concentración de Gurs, como los registros de las brigadas internacionales existentes en suelo español.
Se recomienda su lectura, las cuales se encuentran digitalizadas en su blog personal (https://dallacorte.wordpress.com/).
Cabe señalar también, las menciones de testigos directos de la época, de manera autobiográfica y sistemática, tales como las memorias de Obdulio Barthe publicadas a comienzos de siglo por sus hijos, la obra de Francisco Gaona sobre la historia gremial en Paraguay y el trabajo de Antonio Bonzi sobre la historia del PCP.
Existe, asimismo, una obra audiovisual realizada por Jorge Pérez Paiva (UniNorte) y Eduardo Tamayo Belda (Universidad Autónoma de Madrid), de reciente estreno a fines de febrero de 2020, en Asunción.
Resta, por último, citar como fuente, no abordada en los trabajos anteriores, los archivos de la Internacional Comunista (Komintern, conocido por su contracción en ruso) que obran en poder de la Federación Rusa, donde están los archivos de fichas y resúmenes de biografía militante en la inscripción de los compañeros en las Brigadas Internacionales.
.

Antecedentes. Un Paraguay en ebullición: clase obrera, organizaciones y la Guerra del Chaco
Como dijimos en la presentación, desarrollaremos parte del proceso en el cual los brigadistas paraguayos que combatieron en la Guerra Civil Española y en la Segunda Guerra Mundial, viajaron -en su mayoría- a Europa a combatir al fascismo.
Desde ya, podemos decir, que este proceso de toma de conciencia no fue espontáneo y tiene un contexto internacional que influyó en nuestro país.
Paraguay está, en este período, situado en la posguerra de la Triple Alianza que implicó la introducción a sangre y fuego de nuestra nación a los postulados del capitalismo mundial, hegemonizado momentáneamente por el Reino Unido.
De hecho, la influencia británica en Paraguay seguirá siendo profunda, junto con la Argentina por lo menos hasta los primeros años del gobierno de Alfredo Stroessner (1954-1989) donde se va a consolidar el cambio de hegemonía a una pro estadounidense y brasileña.
Volviendo a comienzos del siglo XX, Paraguay abandona el proyecto independiente y se incorpora al engranaje imperial británico como país periférico proveedor de materias primas. En ese sentido se empieza a configurar el país del latifundio, en un proceso político-jurídico que va desde la sanción de la Constitución de 1870 hasta la sanción de la Ley de Tierras de 1883, proceso que fue profundizándose hasta nuestros días.
Mientras eso [5] ocurría en el campo, en las ciudades (con mayor énfasis Asunción, centro económico, social, político y cultural de nuestro país, aunque se percibe ello en otros núcleos urbanos como Aregua, Sapucai, Villarrica) surgía la pequeña y mediana industria y servicios en el que nace la clase obrera paraguaya.
Esta clase obrera vernácula, a la cual se suma, la inmigración que viene del otro lado del mar (magra comparativamente a otros países vecinos, pero culturalmente muy influyente) es el germen de las primeras organizaciones obreras que enfrentan las condiciones laborales, similares en modalidades a las del campo.
Así en 1885 surge el primer periódico obrero “El Artesano” de tendencia anarquista. Al año siguiente, a raíz de esta prensa, se forma el primer sindicato en Paraguay, la Sociedad Tipográfica del Paraguay. El 10 de mayo de 1889 se realizaba la primera huelga registrada en nuestro país, por los trabajadores ferroviarios. En 1892 surge el primer manifiesto anarquista paraguayo. Desde 1893 se realizaron sendos intentos de formación de una central obrera, en la que participan algunos trabajadores que con posterioridad van a formar parte del Partido Comunista Paraguayo, tal el caso de Lucas Ibarrola con el Centro General de Obreros de 1904.
En 1902, en los talleres ferroviarios de Sapucai, se realizó la primera conmemoración del 1° mayo registrado en nuestro país, con arengas tales como “Viva el primero de mayo, muera la burguesía”.
Estos primeros años de crecimiento organizativo de la clase obrera se dieron bajo la influencia del anarquismo, por un lado, y del sindicalismo reformista, por el otro, todo ello bajo duras represiones y clandestinidad, cuando no hubo intentos de cooptación hasta incluso simpatía por parte de la intelectualidad política burguesa, tales los casos de José P. Guggiari, Cecilio Báez y Eligio Ayala desde el Partido Liberal y Blas Garay desde el Partido Colorado.
Invalorable el aporte en conciencia, asimismo, de Rafael Barrett, periodista e intelectual español, en su ideario para la clase obrera, y que, en sus últimos años en Paraguay, abrazaría al anarquismo como su ideología.
Es en dicho contexto que la influencia del ejemplo de la Revolución Rusa de octubre/noviembre de 1917 comienza a decantar en la necesidad de organizaciones para la revolución proletaria en Paraguay. Esa experiencia de primer Estado obrero exitoso en el mundo, brindó esperanza a la clase obrera paraguaya y alarmó a los sectores más recalcitrantes de los potentados nacionales y sus amos imperiales. La necesidad de un Partido de la clase obrera se hacía cada vez más patente.
En 1914 hubo un primer intento de Partido Obrero, que tendrá relativo éxito cuando logra un escaño de diputado en 1923, ya como Partido Socialista Revolucionario, no permitiendo el gobierno liberal que el legislador electo asuma su cargo, ni lo ejerza.
Surgen, asimismo, expresiones autodenominadas comunistas, siguiendo el ejemplo soviético, tanto en el movimiento obrero, como en el campesinado, estudiantado e intelectualidad.
Así, en 1924, un grupo de intelectuales, dirigentes obreros y campesinos, crea el primer grupo y periódico de abierta orientación marxista en Paraguay: Bandera Roja, cuyo único ejemplar se editó en enero de 1925. Hubo intentos de formación de Partidos Comunistas fallidos entre 1923 y 1925, con intentos de participación electoral vedados por el Estado y breves contactos con el Secretariado Latinoamericano de la Internacional Comunista (I.C.).
El 19 de febrero de 1928 gran parte de los sectores que formaron Bandera Roja y obreros revolucionarios del Comité Sindical Clasista fundan definitivamente el Partido Comunista Paraguayo, designando como secretario general a Lucas Ibarrola, con la asistencia de 50 miembros y un Comité Central de 10 miembros, dos de los cuales eran extranjeros. El secretario electo participa en el VI Congreso de la I.C, en julio de ese mismo año, que acepta la incorporación del PCP.
Al mismo tiempo, jóvenes intelectuales paraguayos formaron el “Nuevo Ideario Nacional” en 1929, movimiento de raigambre político intelectual, heterogéneo en composición clasista e ideológica, herederos del proceso de la Reforma Universitaria. Grandes luminarias de este sector se incorporarán al PCP en los años venideros.
Toda esta ebullición social decantará en el intento de la toma de la ciudad de Encarnación, con la instauración de una comuna obrera, de 16 horas de duración, cuyas muestras de heroísmo tales como la condonación forzosa de las deudas campesinas con la quema de los registros de los bancos, son ejemplos que iluminan a la clase obrera paraguaya al día de hoy.
Este hecho encabezado por dirigentes obreros, va a tener a muchos cuadros que se sumarían con posterioridad al Partido Comunista Paraguayo, entre ellos, uno de sus líderes, Obdulio Barthe, quien llegara a Secretario General del Partido y a algunos de los brigadistas antifascistas, quienes harán sus primeras armas en dicho levantamiento, entre quienes se destaca, Emiliano Paiva Palacios.
En el mismo año ocurre también la masacre de estudiantes del 23 de octubre de 1931, origen de protestas estudiantiles donde participa, Víctor Martínez, uno de los combatientes en España.
Esta ebullición social se vio de repente suspendida por la efervescencia nacional que implicó la guerra por el Chaco Boreal entre 1932 y 1935, basada supuestamente en una disputa fronteriza entre Bolivia y Paraguay, con escaramuzas desde 1928 pero que en realidad fue una matanza de casi 30 mil paraguayos y 60 mil bolivianos por intereses imperialistas de monopolios petroleros estadounidenses y europeos.
En dicho sentido, hay que destacar que el PCP en coordinación con el Secretariado Latinoamericano de la Internacional Comunista mantuvieron una clara posición antiguerrerista desde la fundación misma del Partido, lo cual le valió, además de una crisis interna con sectores chovinistas dentro de la organización, una ardua represión por parte del Estado paraguayo.
Así surgen los Comités Antiguerreros de trabajo político en contra de la Guerra del Chaco, denunciando los intereses imperialistas en la región, lo que implicó la incorporación al PCP de muchos militantes del Nuevo Ideario Nacional y obreros como Perfecto Ibarra, otro de nuestros brigadistas. En dichos organismos, Emiliano Paiva Palacios se destacará en la frontera argentina donde fue desterrado, y Perfecto Ibarra junto a Barthe y Aurelio Alcaraz en tierra paraguaya, en la clandestinidad.
.

.
También cabe señalar, que por parte del Secretariado Latinoamericano de la Internacional Comunista se analizó la posibilidad de incentivar una situación revolucionaria, ante el eventual descontento popular que debería ocurrir: cosa que jamás ocurrió pese a lo arduo del escenario de guerra.
Dado que el PCP no ordenó la deserción de sus miembros, muchos de sus militantes fueron a la primera línea de fuego en la guerra, confraternizando con los soldados. Algunos de ellos tendrán importancia en la posguerra del Chaco, en la afiliación de nuevos miembros al PCP y su trabajo en la Asociación Nacional de Ex Combatientes, sobretodo en la Revolución de 1936 y durante el gobierno febrerista.
Lo referido, tiene especial importancia en la discusión sobre el tema, porque se difunde la cuestión de que habría dos grupos de brigadistas sin conexión política (comunistas por un lado y militares por el otro), cuando es preciso señalar que los veteranos de guerra paraguayos que fueron a España desde suelo nacional lo hicieron por su pertenencia y/o simpatía al PCP.
Si bien el comunismo paraguayo, con una reestructuración desde 1934, no será la única organización que va a promover la solidaridad con la España Republicana, si va a ser la principal aportante de luchadores paraguayos en esa guerra.
En dicho sentido, la Guerra del Chaco fue fundamental para los brigadistas en varios puntos de su desarrollo posterior en la Guerra Civil Española. En primer lugar, por su incorporación al Partido Comunista Paraguayo como organización revolucionaria obrera que le dará una visión internacionalista a las ansias de transformación social que la práctica de los brigadistas, huelgas y levantamientos, venía teniendo.
El segundo elemento es haberlos puesto en la línea de fuego de una guerra moderna como fue la Guerra del Chaco, con todas las contradicciones que dicho evento tuvo. De hecho, dicha guerra fue durante su tiempo muy estudiada por los ejércitos previo a la Segunda Guerra Mundial, puesto que, si bien ambos países no tenían ejércitos modernos, los empréstitos internacionales basados en los intereses imperialistas en la región hicieron que tanto el ejército paraguayo como el boliviano utilicen armamento novedoso para el combate, como carros y aviones de combates y ametralladoras.
Por último, va a ser la soldadesca y la nueva suboficialidad surgida de la guerra, a la cual pertenecieron en su mayoría los brigadistas, un nuevo sujeto político que va a movilizar la Revolución de Febrero de 1936, abriendo un nuevo período de luchas de clases en el Paraguay.
1935/1936: el principio de todo. De la Guerra del Chaco a la Guerra Civil Española.
Mientras tanto en Europa, el surgimiento de gobiernos fascistas en Italia y Alemania, con el anticomunismo como bandera, alarmaba a la Internacional Comunista.
Con los asesinatos de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, la represión a la revolución en Bavaria y Turin, Gramsci preso y moribundo y la prohibición de los Partidos Comunistas en esos países, la Komintern dispuso como línea internacional de los PC´s el combate al fascismo, aunque ya en el Congreso Antiimperialista de Montevideo en 1929, con la participación del recientemente fundado PCP, se esbozaron líneas de lucha por la paz y contra el fascismo.
En dicho sentido, se propició la política de frentes populares antifascistas con expresiones democráticas no revolucionarias, en el VII Congreso de la Internacional en 1935. Dichos frentes tuvieron gobiernos en Francia, Chile y España, siendo este último proceso el más radical en influencia de sectores de izquierdas.
Tal situación, sumado al apoyo de los gobiernos italiano y alemán a los sectores conservadores españoles y el guerrerismo de los países del Eje (a quien hay que agregar el imperio del Japón), quienes en la época estaban aventurados en políticas expansionistas como el norte de África, Austria y China, generó un intento de golpe de Estado fallido en 1936, con la asonada del ejército en Marruecos, encabezado por el general Francisco Franco y el inicio de la guerra civil en España.
Como corolario del antifascismo en cuanto línea internacional comunista, la Komintern convocó a las Brigadas Internacionales para la lucha en suelo español, a las cuales se sumaron -no sólo- voluntarios comunistas, sino que también soldados profesionales, socialdemócratas, trotskistas, anarquistas, liberales democráticos, etc.
Por su parte, en Paraguay, el fin de la Guerra del Chaco, con los triunfos militares y un tratado de paz con más ventajas para el imperialismo que para los países que ofrendaron sus hijos en las trágicas batallas, si bien implicó el retorno de miles de compatriotas a sus vidas anteriores, con las marcas sociales y generacionales que esa confrontación bélica dejó a los veteranos, también forjó la aparición de un nuevo sujeto político: el ex combatiente.
Obrero, campesino o estudiante, pero con la condición social de “héroe de la patria”, es decir con amplio apoyo popular y con el entrenamiento suficiente para empuñar armamento moderno. He ahí la complejidad de este sujeto interpelado por las múltiples ideologías en pugna en el mundo: el decadente liberalismo, el fascismo por derecha y el comunismo como alternativa por un mundo sin explotados.
Esa mixtura se empezará a ver en la Asociación Nacional de Ex Combatientes y en el órgano de prensa de dicho espacio, la revista Verde Olivo, en donde Víctor Martínez se desenvuelve como escritor del Partido en dicha organización. El mismo trabajo tendrá Emiliano Paiva Palacios con la organización de clubes de soldados, llamados durante el gobierno febrerista “Clubes Revolucionarios” en la zona de Caazapá.
El fracaso de las negociaciones de paz con Bolivia que fueron una derrota diplomática pese a los triunfos militares paraguayos, el alza generalizada de precios de la posguerra, los miles de soldados que no recibieron colaboración alguna por parte del Estado, además de las ya pobres condiciones de vida de los trabajadores y campesinos, hicieron que el trabajo de los partidos opositores al gobernante Partido Liberal, entre ellos el PCP, generaran las condiciones para el movimiento cívico militar del 17 de febrero de 1936.
La insurrección de febrero de 1936, encabezada por militares de la Asociación Nacional de Ex Combatientes, logró tras un día de arduos combates, la renuncia del presidente liberal Eusebio Ayala poniendo fin a casi 30 años ininterrumpidos de gobierno del Partido Liberal.
El PCP, donde ya estaban afiliados todos los brigadistas que partieron desde nuestro país, apoyó la insurrección y tuvo actos importantes de combate, tales como la toma de la jefatura de la Policía de la Capital. Pese a lo referido, el movimiento militar y el aumento en influencia de sectores nacionalistas, propiciaron el crecimiento de visiones corporativistas que precisaban reprimir al comunismo, no perseguido por primera vez en su historia, en ese 17 de febrero de 1936.
El 10 de marzo de 1936, el gobierno del Gral. Franco dicta el decreto 152, que ilegaliza a todos los Partidos, incluido el Comunista, y a los sindicatos, CNT incluida. Este decreto de clara inspiración fascista puso al PCP en primera línea de lucha contra los sectores antidemocráticos que propiciaron dicha norma, pero apoyando medidas de mejora de las condiciones de vida de los trabajadores tales como la ley 6060 de Reforma Agraria, las regulaciones laborales, entre otras.
El trabajo del Partido en los breves días de actividad legal que tuvo en ese proceso fue dirigir el proceso de unificación de la clase obrera en la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT). Con posterioridad, pese a la represión del gobierno Febrerista, la labor comunista en la clase obrera empieza a afianzarse en este período.
Los brigadistas del Partido mantienen durante este periodo el trabajo entre los ex combatientes y la clase obrera, exponiéndose incluso hasta la prisión.
El proceso Febrerista, cada vez más desgastado por sus contradicciones, cae con un contragolpe el 13 de agosto de 1937. El nuevo gobierno liberal mantendrá la legislación represiva y fomentará el accionar del Frente de Guerra, fuerza paramilitar fascista contra el accionar de las organizaciones democráticas y obreras, entre ellas el PCP.
La escalada represiva de esos años culminó con el asesinato de varios camaradas del Partido, entre ellos, Humberto Solaro, argentino [6] que estaba difundiendo la solidaridad con España, formando la Federación de Organizaciones de la Ayuda a la República Española (FOARE), y Félix H. Agüero, primer encargado de la Juventud Comunista.
Como podrá verse, la convulsión política y la dura represión al movimiento de izquierdas en Paraguay, hizo que la solidaridad con España no tuviera la misma trascendencia que en otros lugares del continente americano. No obstante, y pese al asesinato de Solaro, se organizó un «Comité de ayuda a la España Republicana» integrado por Antonio Moreno González, José S. Villarejo, Arturo Alsina, Rafael Oddone, Hérib Campos Cervera, José María Duarte, Ricardo Romero, entre otros dirigentes obreros e intelectuales.
Los españoles en el Paraguay se encontraban divididos en sus posiciones, por ejemplo, el encargado de la Embajada española en Paraguay estaba en favor de la República. En el Centro Catalá, se recogió comida para España y atendieron entre 100 y 150 personas.
Respecto al gobierno febrerista, por su heterogeneidad ideológica, que iba desde sectores fascistas hasta socialdemócratas, no hubo toma de postura oficial respecto de la guerra en España. Sin embargo, hubo una venta masiva de armamento de la Guerra del Chaco mediante el traficante de armas suizo Thorvald Elrich (decreto ley 8406 del 15/01/1937).
No será hasta el fin de la guerra que el Estado paraguayo reconoce a los franquistas.
A lo referido hay que sumar el crecimiento de la simpatía nazi fascista en los Partidos hegemónicos, que favorecerá visiones militaristas, represivas y totalitarias, con un régimen legal dictatorial como el de la Constitución de 1940 y el accionar de una ardua represión mediante mecanismos legales e ilegales de represión (fuerzas paramilitares y parapoliciales como el Frente de Guerra y el Guión Rojo, más cerca del fin de la Segunda Guerra Mundial).
El crecimiento del fascismo en Paraguay genera la fuerte convicción en el PCP de que el combate contra la reacción a nivel internacional, frenaría el avance de estos sectores en nuestro país, es por ello que envían a cuadros del sector militar del Partido, adhiriendo a la política de la Komintern en el armado de las Brigadas Internacionales.
El envío de los brigadistas del Partido Comunista Paraguayo se realizó en su mayoría entre 1937 y 1938, en virtud de la fuerte represión de la que era el PCP tanto por herramientas legales como los decretos leyes anticomunistas, como por el aparato paramilitar del Frente de Guerra.
Es así que parte un grupo en 1937 que se compone de Víctor Martínez, José Aparicio Gutiérrez y Tomás Vera. En dicho viaje se suma otro integrante del PCP, Facundo Duarte Miranda.
.

.
En 1938 se incorporan desde el Paraguay, José Delgado, chofer y mecánico recientemente afiliado al PCP, Emiliano Paiva Palacios y Perfecto Ibarra, este último miembro del Comité Central del Partido y de su Buró Político.
A este contingente de comunistas paraguayos se suman los hermanos Vicente y José Durá Campos ya en tierras españolas en 1936, que se afilian al PC en suelo español.
Resulta imperioso señalar que este contingente de nueve brigadistas, no resultan ser los únicos paraguayos que se incorporan a la lucha de la Guerra Civil Española, pero es el grupo del que más registro se tiene.
.

.
Según las distintas fuentes historiográficas, la participación de paraguayos en la Guerra Civil Española se calcula entre 13 y 28 personas. Para Andreu Castells, citado por Dalla-Corte, uno de los más importantes historiadores sobre las Brigadas Internacionales, han participado 28 paraguayos de los cuales tres murieron, dos desaparecieron, ocho fueron fusilados, y los restantes sobrevivieron el conflicto bélico.
Muchos de ellos se incorporaron desde otros contingentes como el brasileño, tal el caso – Lucas Nemo Canbararro, veterano de la Guerra del Chaco. También los casos de Joaquín Fernández Subiza, paraguayo proveniente desde Formosa, Juan Seguí Méndez y José María García Giménez, conforme los registros de la Internacional, aunque no sabemos si esos son nombres de clandestinidad, cuyo único registro existente posterior es la retirada de estos en las Brigadas Internacionales, organizadas a fines de 1938.
También se ha encontrado el caso de dos paraguayos participando del bando franquista, cuya memoria preferimos omitir.
Asimismo, han colaborado con la causa reaccionaria del Franquismo, cónsules paraguayos en España; en el País Vasco fue fusilado un capitán de ingeniería español acusado de haber mandado informes militares a Burgos por mediación de los cónsules de Austria y Paraguay.
Pero pese a todo lo referido es la brigada paraguaya de comunistas la más organizada y con mayores vínculos con Paraguay la que ha pasado a la historia por sus aportes a la lucha antifascista durante la guerra española, la guerra en Europa y en el rescate histórico de dicha hazaña por la humanidad.
Sus aportes se pueden dar en tres elementos. El primero, el carácter de veteranos de la Guerra del Chaco, los puso en el rol de combatientes expertos, comandando brigadas y comandos. El segundo de sus aportes fue político durante el conflicto español. Por último, el aporte del vínculo orgánico existente con el Paraguay resulta indudable.
En el caso del aporte militar que otorgaron los veteranos del Chaco paraguayo resultó fundamental para, tanto el entrenamiento de los voluntarios brigadistas como para los combates en sí. Recordemos que muchos de los voluntarios no tenían experiencia militar de ningún tipo.
La condición de veteranos de guerra fue una cuestión litigiosa durante aquellos años. Muestra de ello era la visión de la prensa internacional del momento. Según el diario La Sociedad de Quito: “Noticias del Paraguay informan que los rojos tratan de contratar a oficiales de este país para sus ejércitos de España, y que el gobierno paraguayo ha expresado que no pone obstáculos para la celebración del contrato, pero que los oficiales que aceptan, perderán la ciudadanía paraguaya”.
Si bien hubo casos de varios oficiales de la Guerra del Chaco participando de los combates del bando republicano (tal los casos de los brigadistas del PCP, o de Nemo Canbarraro paraguayo proveniente del Brasil, o del boliviano trotskista Ricardo Valle Closa, caído prisionero del ejército paraguayo, o del uruguayo aviador Luis Tomás Tuya que había luchado para el Paraguay durante el conflicto chaqueño), los mismos fueron por haber pertenecido a organizaciones de clase en sus respectivos países, con una clara visión antifascista.
Volviendo a la vida militar de cada uno, tanto Martínez, Vera, Duarte y Gutiérrez fueron suboficiales del ejército paraguayo durante la Guerra del Chaco.

.
Al respecto en las posiciones político-militares de cada uno fueron:
Emiliano Paiva Palacios en la 129 Brigada Internacional. Fue secretario político de su brigada. Después pasó a la delegación de la 129 Brigada en el Estado Mayor del Ejército de Levante. Tenía la tarea de enlace con el Partido Comunista. Termina en el campo de concentración de Gurs, Francia.
Junto a él, Facundo Duarte Miranda, en la misma 129 Brigada, conocida como de las 40 Naciones. Le toca la tarea de dirección de una compañía, la cual, durante la batalla del Levante, en abril de 1938 queda retrasada en una retirada. Con rapidez extiende sus líneas a lo largo de un bosque y utilizando toda su capacidad de fuego, se desplaza constantemente de un lado para otro dando la sensación de una numerosa cantidad de fuerzas atacantes, con mucha potencia de fuego; con lo que consigue retrasar el avance enemigo por 24 horas.
Al día siguiente reanudan el ataque los nacionalistas con un gran despliegue de tropas y artillería. La compañía de Duarte Miranda es diezmada y los pocos sobrevivientes informan que su jefe había muerto en combate. El mando superior lo asciende inmediatamente al grado de Capitán.

.
Otra baja en ese frente de batalla fue la de Aparicio Gutiérrez, incorporado a la 12 división del 5 cuerpo de Ejército, bajo el mando del Comandante Líster. Muere en la toma de Teruel en julio de 1938, al estallarle una bomba de aviación del enemigo, combatiendo pese a sus enfermedades gástricas.
Prácticamente en la misma batalla del Ebro cae Perfecto Ibarra quien fuera nombrado Comisario Político de la XIII Brigada Internacional. Ibarra en un repliegue se niega a ser evacuado. Como comisario y ametralladorista, creía que su deber era permanecer en su puesto, por lo que muere resistiendo la retirada de sus camaradas de armas.
Esas tres fueron las bajas heroicas durante la Guerra. El resto se retira en los campos de concentración francés, con la salvedad de Vicente Durá Campos que se repliega con el retiro internacional de fines de 1938.
.

Tomás Vera ejerció como sargento ametrallador en la XII Brigada Internacional “Garibaldi”. Fue herido en el Frente del Ebro. Ascendido a teniente. Termina en el campo de concentración de Gurs en Francia.
Víctor M. Martínez fue destinado a la Brigada de Caballería del ejército del Centro. En 1938 es remitido al campo de concentración de Gurs en Francia.
José Delgado participó en el Ejército de Tierra por la XII Brigada Internacional “Garibaldi”. Lucho con Lister y en Guadalajara con los anarquistas de Cipriano Mera. Al fin de la Guerra Civil, Delgado fue conducido a los campos de concentración de Saint-Cyprien y Gurs.
Los hermanos Durá Campos fueron de la unidad de Carabineros, desde donde son incorporados a las Brigadas Internacionales por su nacionalidad, ya que ellos ya vivían en España antes de la guerra.
José muere enfermo en septiembre de 1939 en el campo de concentración de Gurs y Vicente puede regresar a Paraguay antes del fin de la guerra, quien no es citado por Martínez y Vera atento encontrarse en suelo paraguayo.
Como podemos ver de los aportes militares, las bajas durante la Guerra Civil Española se debieron a aportes fundamentales en las batallas, tanto resistiendo el repliegue de los camaradas de armas (los casos de Ibarra y Duarte) como en posiciones de vanguardia en la toma de posiciones estratégicas (como fue la toma de Teruel en donde muere Gutiérrez).
Otra de las labores de los comunistas paraguayos fue la organización de las Brigadas Internacionales: además de los puestos de combate a los que fueron remitidos el grupo paraguayo, también es destacable los roles de dirección y vigilancia revolucionaria en el frente de batalla.
Como fue reseñado párrafos arriba, Emiliano Paiva fue designado enlace entre el Partido y la 129 Brigada Internacional, siendo reconocido por sus pares internacionales. Los informes de la Komintern en ese sentido son contestes con el rol fundamental de Paiva, que se verá consolidado con su rol durante la Segunda Guerra Mundial.
Ibarra, como miembro del Buró Político del CC del PCP, fue designado secretario político de su Brigada, el cual fallece resistiendo el repliegue para que sus camaradas puedan retroceder lo más seguros posibles.
Asimismo, Facundo Duarte Miranda que como dirección militar de una compañía mantuvo en alto la vigilancia revolucionaria al descubrir que un supuesto brigadista alemán era en realidad un agente de la Gestapo Nazi, con un carnet oculto que tenía el traidor.
Por último, la relación que tuvieron los brigadistas con las organizaciones populares en suelo paraguayo fue otro gran aporte a la causa, en clave de solidaridad internacional.
Ya en suelo español, Martínez y Gutiérrez, envían una carta sobre su experiencia en suelo español para la Asociación Nacional de Ex Combatientes en 1937, la cual llega a la ANEC, generando respeto y admiración a los brigadistas entre los veteranos y los obreros organizados.
Culminan dicha carta así: “Camaradas excombatientes!: desde todos los frentes de la España inmortal e indómita; desde las filas compactas y disciplinadas de su Ejército triunfal, a cuyo cuadro de Jefes y Oficiales tenemos el honor de pertenecer, os enviamos con los puños en alto, nuestro cálido saludo antifascista, y os exhortamos a continuar luchando por la liberación de nuestra patria de la opresión extranjera siguiendo la ruta emprendida el 17 de febrero!! Solo así habremos de reconstruir en tiempo no lejano la patria grande y libre de los López!!! ¡VIVA EL HEROICO PUEBLO ESPAÑOL Y SU EJÉRCITO TRIUNFANTE! ¡VIVA POR UN PARAGUAY DEMOCRÁTICO Y ANTIFASCISTA! Frente Leal de España, Noviembre de 1937. Víctor Manuel Martínez y Aparicio Gutiérrez.”
Esta solidaridad va a tener especial importancia durante la prisión de los brigadistas en suelo francés, cuando el congreso fundacional de la Confederación de Trabajadores del Paraguay (CTP), realizado en el año 1939 en el Teatro Municipal de Asunción, aprobó un llamamiento a la lucha popular contra el fascismo y a la formación de un Comité Nacional por la repatriación de los brigadistas paraguayos recluidos en el campo de concentración de Gurs al término de la guerra civil.
Ello sin contar, con el aporte de las entre 10 o 20 familias republicanas afincadas en nuestro país, que han aportado, con los límites de la represión moriniguista y stronista, a la cultura nacional.
.

Nuevos campos de batalla para los partisanos: contra el enemigo nazi
Arriadas las banderas republicanas, tras el triunfo del bando franquista el 1 de abril de 1939, llegó a su fin una de las batallas contra la reacción que más apoyo internacional entre los obreros, campesinos y estudiantes del mundo había logrado. Pero la lucha contra la bestia parda no había terminado.
La Italia fascista y la Alemania nazi, socias guerreras del franquismo iniciaron sus políticas de agresión imperial, chocando con los intereses del viejo imperio británico y del naciente imperialismo estadounidense. Asimismo, todos estos países tenían como vocación final destruir la experiencia de estado obrero de la Unión Soviética. Se respira olor a guerra, una conflagración mundial, que tuvo en España su primer gran batalla y en el Chaco los ratones de laboratorio de la nueva armamentística.
El nazismo alemán anexiona media Europa y domina militarmente a la otra mitad, ante la impotencia de las fuerzas armadas nacionales del occidente europeo. Los pueblos resistirán y tendrán un rol importante en el desgaste que culminará con la derrota del nazifascismo en 1945, con el invalorable aporte del Ejército Rojo y los partisanos/guerrilleros antifascistas.
En ese contexto tenemos a nuestros brigadistas en Francia, siendo ubicados en el campo de Argelès-sur-Mer, primero y, posteriormente, en el mes de mayo, en la barraca 26 del campo de prisioneros de Gurs, ubicado a diez kilómetros de la localidad de Olorón Sainte Marie.
.

Cinco de los nueve que iniciaron la lucha sobreviven a la guerra, aunque serán sólo tres los intervinientes en la batalla europea, sobre todo en Francia: como ya dijimos antes, José Durá Campos muere enfermo en el campo de concentración de Gurs, donde estaban refugiados con otros exiliados españoles.
Martínez retorna a Paraguay en 1940, con su esposa miliciana española, quien tendrá un gran trabajo organizando a las mujeres de los prisioneros y reclamos consulares.
Ya en nuestro país es recibido por el Partido, el cual lo vincula con su homólogo argentino, y se radica en Argentina desde 1945 hasta su muerte, con una participación más atenuada en razón de sus compromisos familiares pero no, por ello, menos comprometida con los exiliados paraguayos de la dictadura stronista.
Incluso el poeta Elvio Romero le llega a dedicar un poema (“Padre de Fuego”, primer poema del libro “Los Valles Imaginarios” de 1980) se vincula en Argentina con Roa Bastos, Barthe, José Asunción Flores, siendo fundador de la Casa Paraguaya en Rosario y va a la URSS en 1969, invitado por el 30 aniversario del fin de la guerra en España, motivo por el cual es despedido en la empresa ACINDAR a su regreso a Argentina.
Cabe destacar, por último, que la madre de Martínez colaboró con el Partido, llegando a resguardar en su casa a perseguidos, entre ellos a Félix H. Agüero, ya mencionado, al igual que su muerte.
Los restantes brigadistas siguieron la lucha antifascista en Francia contra los nazis desde la Resistencia, tras escaparse de Gurs.
Así las cosas, José Delgado al salir del campo de concentración, luchó en la Novena Compañía de la Segunda División Blindada de la Francia Libre, también conocida como División Leclerc. Combatió en el Sahara, en París, y en Estrasburgo, junto a cientos de milicianos españoles. Murió en agosto de 1944 durante la batalla por la liberación de París, batalla donde los hombres del Mariscal Leclerc tuvieron un rol de vanguardia y destacado.
Respecto de Paiva Palacios, su labor política posterior tuvo grados de arrojo, a punto tal de ser símbolo de los comunistas paraguayos en el exilio, al día de hoy. Ya en el campo de Gurs lidera a los latinoamericanos del campo, lanzado la consigna de “Lucha contra el fascismo”, instando a los brigadistas a continuar la lucha contra los nazis en Francia.
Incluso, cuenta Martínez, su rol político en las discusiones sobre el pacto Ribbentrop-Molotov, entre Alemania y la URSS previo al inicio de la guerra.
Entre 1941 y 1942 se articula alrededor de Marsella, junto al Partido Comunista Francés, formando parte de su brazo armado “Francotiradores y Partisanos Franceses – Mano de Obra Inmigrada” (FTPF – MOI), que actuaba bajo el nombre general de Fuerzas Francesas del Interior (FFI), en compañía de otras agrupaciones que formaban parte de la Resistencia francesa.
En junio 1943 Paiva fue designado «Comisario Interregional para Marsella y París» de las FFI, por lo que fue homologado al grado de Capitán del Ejército Francés. En el mes de noviembre de ese año fue designado con el cargo de Comandante.
El 21 de abril de 1944 fue detenido en la estación de Compiegne, al norte de Francia por la Gestapo, policía secreta del régimen nazi. Fue arrestado en las prisiones de La Santé, Fresnes y Cherche-Midi. El 2 de julio de 1944 Emiliano fue enviado en un tren rumbo al campo de exterminio de Dachau, pero no arribó a su destino, estando desaparecido al día de hoy.
Sobre su muerte se han establecido dos hipótesis: murió enfermo o instando una rebelión en el tren.
Sólo nos queda saber que esta última podría ser el último destello de la lucha que Emiliano proyectó para su -ya de por sí- destacada trayectoria.
Tomas Vera, si bien arranca la lucha al régimen nazi en el sur junto a Paiva Palacios, es trasladado al norte en las “Compañías de Trabajo”, actuando como maqui en la resistencia francesa, después de escaparse del frente alemán, en sabotajes a los medios de comunicación y locomoción de los fascistas. Sobrevive a la guerra y se radica en Francia hasta su muerte.
.
.
Conclusión
Podemos decir que la historia de los brigadistas paraguayos en las guerras antifascistas resume las luchas del mundo en aquella época, las cuales se mantienen más que vigentes en momentos donde el fantasma fascista parece querer volver, con otros colores y pelajes, pero con su mismo rasgo fétido: la fantasía para las masas, a costa de su hambre, explotación y muerte, mientras el capital profundiza su decadencia integral, en momentos de crisis.
Así también los contextos de la situación paraguaya de la primera parte del siglo XX que esperanzaron a generaciones de jóvenes por un nuevo país y una nueva patria.
En ese sentido, si bien las coincidencias no suelen ser la regla de la historia, si existe cierta alea en todo lo que mencionamos: una generación, marcada por la ilusión de la construcción de un país para las mayorías, inspirados en el ejemplo soviético -con sus más y menos que conviene también citarlos para la construcción de un mundo nuevo, aún justo y necesario-, también marcadas por las muestras de arrojo y bizarría en la Guerra del Chaco, pese a lo injusto de su objetivo, que dieron fuerza a la lucha por algo nuevo.
En el medio el fascismo, externo e interno, el necesario para ese capital cuando tambalea su dominio, si bien fracasó a nivel internacional, fue en su forma stronista el que gana la guerra civil en 1947 -quizás una de las últimas batallas de esa guerra antifascista y de las primeras de la guerra fría, en ese cambio de hegemonías internacionales que ya se avizoraba- y el que se consolida como proyecto de dominación desde otro frío día de mayo hasta la actualidad, con sus matices y bemoles.
En ese contexto, el ejemplo de los brigadistas, de los cuales caben sacar las siguientes conclusiones: [7]
a) resultó indispensable la formación del PCP para este aporte, en cuanto como organización sintetizaba las distintas fuentes obreras en los primeros años del siglo XX: los obreros, los anarcocomunistas, el Nuevo Ideario Nacional, miembros de la Asociación Nacional de Ex Combatientes, docentes, estudiantes e intelectuales;
b) las relaciones internacionales del comunismo aceitaron la participación tanto para asistir como vanguardia en la retirada tras el triunfo franquista de 1936;
c) si bien los brigadistas tienen distintas generaciones de participación, lo cual se tradujo en su participación concreta en la batalla europea: los más históricos, son los cuadros políticos; los militares, grandes luchadores y los hermanos Delgado, los más novatos, pero no por ello con menos compromiso; no se puede hablar de los brigadistas como grupos separados, en tanto todos fueron militantes del PC;
d) igual todos aportaron como cuadros, incluso de dirección política (los más paradigmáticos Ibarra y Paiva Palacios), pero con destacada participación militar, sobre todo por la importancia de la Guerra del Chaco, como nuevo tipo de confrontación bélica para el momento histórico.
e) después de la guerra, los sobrevivientes, si bien mermaron su participación política, no abandonaron la causa: el rescate histórico y los vínculos de Vera y Martínez.
Resta, por último, dejar sentado que la lucha antifascista, tanto histórica como actual, no puede circunscribirse únicamente al voluntarismo institucional democrático, por cuanto el objetivo fundamental del fascismo es consolidar el status quo capitalista en momentos de crisis, con sangre y fuego.
Es como diría de mejor modo -y también más genial, por lo que con ello termino- el eterno Bertolt Brecht, en “Las cinco dificultades para decir la verdad” de 1934: “Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo”.
Bibliografía
AA. VV. – Resolución del VII Congreso de la Internacional Comunista – Ediciones Cauce, Buenos Aires, Argentina, 1935
Barrett, Rafael – El dolor paraguayo y Lo que son los yerbales – Capital Intelectual, Buenos Aires, Argentina, 2010
Barthe, Obdulio – Memorias inéditas / Obdulio Barthe – Talleres el Álamo, Capiatá, Paraguay, 2009
Bonzi, Antonio – Proceso histórico del Partido Comunista Paraguayo. Un itinerario de luces y sombras – Edición del autor – 2° Ed. – Asunción, Paraguay, 2009
Brezzo, Liliana M. – El Paraguay a comienzos del Siglo XX, 1900-1932 – El Lector, Asunción, Paraguay, 2011
Chiavenato, Julio José – La Guerra del Petróleo – Editorial Punto de Encuentro, Buenos Aires, Argentina, 2007
Dalla-Corte Caballero, Gabriela – De España a Francia: brigadistas paraguayos a través de la fotografía – Editorial de la Universitat de Barcelona, Barcelona, España, 2016
Dalla-Corte Caballero, Gabriela – El brigadista paraguayo Emiliano Paiva Palacios, entre la defensa de la República Española y el campo de internamiento de Gurs, Francia, en Revista Temas Américanistas, N° 38, Universidad de Sevilla, España, junio de 2017, pp.177-202.
Dalla-Corte Caballero, Gabriela – Brigadistas iberoamericanos en el campo de internamiento de Gurs. Relatar el significado del año 1939, en AA.VV – Ciencias Sociales, Humanidades y Derecho. Cómo pensar el mundo Latinoamericano, Universitat de Barcelona/Universidad Nacional Autónoma de México, Barcelona, España, 2017, Pp. 137-155.
Dalla-Corte Caballero, Gabriela – Representaciones fotográficas de un brigadista paraguayo: entre la Guerra del Chaco, la Guerra Civil española y el exilio, en AA. VV. – Iberoamérica, España, Cataluña. Intercambios desde la Geografía y la Historia, Universitat de Barcelona/Universidad Nacional Autónoma de México/Fundació Casa Amèrica Catalunya, Barcelona, España, 2017, Pp. 149-172.
Dalla-Corte Caballero, Gabriela – Adela Dueñas, una mujer republicana entre la Guerra Civil española y el exilio, en Revista Estudios del ISHiR – Unidad Ejecutora en Red ISHiR – CONICET, Argentina, N° 17, 2017, pp. 104-125.
Federación Rusa, Agencia de Archivos Federales – Documentos de la época soviética: Archivo de la Komintern, recuperado de http://sovdoc.rusarchives.ru
Ferreira Pérez, Saturnino – Proceso político del Paraguay 1936-1942 – Ed. El Lector, Asunción, Paraguay, 1986
Gaona, Francisco – Introducción a la historia gremial y social del Paraguay – 3 Tomos – Editorial Arandurã, Asunción, Paraguay, 2008
Jeifets, Lazar y Jeifets, Víctor – América Latina en la Internacional Comunista. 1919 – 1943. Diccionario Biográfico – CLACSO, Buenos Aires, Argentina, 2017
Maidana, Antonio – Forjando el ideal comunista. Memorias de Antonio Maidana – Ed. Arandurã, Asunción, Paraguay, 2009
Martínez, Víctor y Vera, Tomás – Milicianos paraguayos en la España republicana y en la lucha contra la ocupación nazi de Francia – QR Producciones Gráficas, Asunción, Paraguay, 2002
Mochkofsky, Graciela – El Tío Boris: un héroe olvidado de la Guerra Civil Española – Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2006
Pérez Paiva, Jorge y Tamayo Belda, Eduardo – Españoles y paraguayos en la vorágine de la Guerra Civil española, documental presentado en el Centro Cultural Juan de Salazar, Asunción Paraguay, el 21 de febrero de 2020
Rivarola, Milda – Los orígenes del primer Partido Comunista paraguayo en Viento Fuerte, 28/05/2014 recuperado de http://www.vientofuerte.com.py/news/2014/05/28/los-origenes-del-primer-partido-comunista-paraguayo/
Rivarola, Milda – Obreros, utopías & revoluciones. Formación de las clases trabajadoras en el Paraguay Liberal (1870-1931) – Centro de Documentación y Estudios, Asunción, Paraguay, 1993.
Notas
[1] N. de A.: el presente trabajo es un resumen de un estudio en proceso más elaborado, a los efectos de su publicación, que en razón de los devenires de la situación de la pandemia de COVID-19, será presentado en otro contexto.
[2] N. de A.: Cabe aclarar, sin ahondar demasiado claro está, que el fascismo europeo sobrevivió a nivel gobierno en España y Portugal hasta mediados de la década de 1970, pero sobreviviendo con aliados eventuales, entre los que se destaca Estados Unidos, otrora aliado antifascista, en su lucha contra el comunismo en la Guerra Fría (1945-1991) y gobiernos de índole similar en el continente americano, tal el caso de Paraguay.
[3] N. de A.: Es importante referir que el auge del fascismo europeo surge en un contexto de crisis internacional producida por la Primera Guerra Mundial (en países como Alemania e Italia, la Gran Guerra generó una gran crisis económica, además de un profundo resentimiento a la demás naciones por el resultado del Tratado de Paz de Versaillies) y la Gran Depresión de 1929; además como una reacción al surgimiento del comunismo como fuerza política gravitante.
[4] N. de A.: Es menester señalar que el PCP si bien ha tenido publicaciones propias reproduciendo su historia, tanto la clandestinidad que sufrió, la persecución de la que fue sujeto y los vaivenes de crisis internas impidieron tener una obra historiográfica del talante de otros PC latinoamericanos (por ejemplo, el PC Argentino anterior a 1986 con su “Esbozo” de 1948 o el libro de Oscar Arevalo de 1980) o mundiales (viene a mi memoria el “Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la URSS”), que vale la pena decir, probablemente sean más textos propagandísticos que verdaderos análisis históricos, aunque ricos en fuentes y referencias juntos a otras obras o bases. Sin ir más lejos, las obras más difundidas sobre la historia del PCP, con la salvedad de ciertos folletos (“Panorama del Paraguay” de 1971), revistas (por ejemplo “Revista Internacional” o “Adelante”) o documentos de discusión interna (el Programa, el Estatuto, documentos congresales), están encabezadas por el libro “Proceso histórico del Partido Comunista paraguayo. Un itinerario de luces y sombras”, de Antonio Bonzi, y las que fueron realizadas más bien a títulos personales, como memorias (por ejemplo Barthe, Creydt, Maidana, Barrett, Casabianca, etc.) u obras artísticas (Carmen Soler, Mauricio Schvartzmann, Elvio Romero), no obstante sostener la pertenencia y orgánica partidaria. Existe también obras producidas por autores ajenos al PCP donde tampoco se observa la participación orgánica del Partido, recurriendo a esas fuentes u otros acervos documentales.
[5] N. de A.: Recomendamos la obra de Rafael Barrett “El dolor paraguayo” y “Lo que son los yerbales” para tomar noción del trabajo mensual en el campo paraguayo.
[6] N. de A.: el caso de Solaro no es el primero, ya que durante la Guerra del Chaco, el Secretariado Internacional envía a un militante comunista argentino de apellido Guerrero, el cual fue interceptado por la policía paraguaya y ahogado en el río.
[7] N. de A.: No es un listado taxativo por lo que se espera que haya nuevos aportes y conclusiones; eso sí, en honor a los compañeros luchadores, un análisis vestido de trabajador, de mujer, de campesino, de estudiante: de quienes deben construir el nuevo Paraguay anhelado por generaciones.
9 mayo, 2020 a las 5:41 pm
Que fantástico trabajo de investigación.
9 mayo, 2020 a las 10:16 pm
Memorable historia que merece ser conservado en la memoria de las y los Paraguayos antifascista.
10 mayo, 2020 a las 10:53 am
Excelente trabajo, recuperación histórica de gran valor con mucha
vigencia
12 mayo, 2020 a las 5:09 pm
Excelente trabajo de recuperación. Viva la lucha proletaria internacionalista!