Editorial del 7 de octubre de 2024
La democracia significa gobierno de las mayorías, pero desde hace décadas que el Partido de la clase trabajadora identificó dos tipos de democracia: la democracia burguesa, que es la democracia de los patrones, o sea, la democracia capitalista, donde el poder del dinero define el cumplimiento de leyes y se fomenta la corrupción, la desigualdad y la concentración de dinero y poder en manos de los explotadores; y, por otro lado, la democracia obrera, que es la democracia de los trabajadores, o sea, la democracia socialista-comunista, donde los verdaderos productores tienen el poder y los recursos económicos, asegurando la igualdad de oportunidades y el acceso a la salud, la educación, el trabajo, la tierra, la vivienda, la cultura, el arte, las ciencias, el deporte, en fin, el bienestar para todas y todos.
Arrancamos con esta aclaración porque consideramos que es de fundamental importancia que la clase trabajadora desarrolle la comprensión sobre la necesidad de anular y superar el modo de producción capitalista, por ser una forma productiva que privilegia a explotadores que se valen de la producción de los explotados para enriquecerse y dominar política y económicamente, a través de Gobiernos y Estados que funcionan al servicio de sus intereses. Podemos y debemos avanzar en la recuperación de derechos dentro del sistema capitalista, pero las limitaciones del propio sistema no nos permitirán avanzar hacia un mejor vivir y las conquistas, según nos demuestra la experiencia, terminarán retrocediendo.
Somos conscientes de lo difícil que es avanzar hacia esa tierra sin mal gobernada por trabajadoras y trabajadores. El poder de las patronales nos educa para perpetuar su modo de producción, nos divide, corrompe a dirigencias sindicales y políticas para que la unidad pierda fuerza y la desconfianza reine, nos hace creer que el comunismo es peor que el capitalismo y es autoritario, nos amenaza con perder el trabajo si nos organizamos, nos bombardea con propaganda consumista e individualista. Todo esto es el resultado de la forma en que funciona el capitalismo.
Frente a este escenario dominado por intereses de las patronales y gobernados por la narcomafia, las organizaciones que forman parte del Frente Sindical y Social (FSS) convocan a una movilización para este viernes 11 de octubre, desde las 9h frente a la sede central del IPS, sobre la calle Constitución casi Luis Alberto de Herrera, en Asunción.
La consigna central es CONTRA EL ROBO DE NUESTROS DERECHOS y desde la unidad de acción sindical y social, se busca el encuentro y la construcción de unidad entre trabajadores de los sectores público y privado, tanto quienes tienen trabajo formal como informal, porque la informalidad laboral perjudica enormemente los bolsillos de los trabajadores que tienen formalidad, estabilidad y jubilación. De hecho, el plan de las patronales es universalizar la informalidad y el trabajo precario sin ningún derecho ni cobertura social o de salud. Por esto es tan importante que trabajadores de la ciudad y del campo, estudiantes, pueblos indígenas, en fin, todo el pueblo trabajador salgamos a luchar juntos. Durante décadas nos acostumbraron a vivir sin derechos, nos hicieron creer que algunos pocos derechos que conquistamos en realidad son beneficios y privilegios a los que accedemos gracias a los políticos. Y ahora vienen por todo, sabiendo que los derechos laborales, que el trabajo formal, solo cubren a una minoría de la clase trabajadora y, desde los medios de comunicación, construyen la idea de que esta minoría tiene privilegios.
Luego de la gran consigna que es CONTRA EL ROBO DE NUESTROS DERECHOS, se despliegan las siguientes consignas: No a la reforma del código laboral, contra la privatización de la seguridad social, por la derogación de la ley de superintendencia, no al vaciamiento de las cajas fiscales y a la destrucción del IPS, contra el registro unificado nacional, por la declaración de emergencia sanitaria en IPS y en el Ministerio de Salud Pública, contra la carrera del servicio civil, no a la jubilación VIP de senadores y diputados, contra los negocios y al ataque a los derechos democráticos, por la unidad obrera, campesina estudiantil y popular, no a las recetas del Fondo Monetario Internacional.
La reforma del Código Laboral ha motivado la reunión de cinco Centrales Obreras que tienen en común la afiliación internacional a la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA), que a su vez es parte de la Confederación Sindical Internacional (CSI). En la plenaria se analizó la posibilidad de organizar y convocar una Huelga General ante esta ofensiva de las patronales, lo cual abre una perspectiva de lucha amplia para demostrar el verdadero poder de quienes todo producimos. Desde nuestro medio y nuestro Partido Comunista Paraguayo, ya hemos colocado la necesidad de trabajar sobre una Huelga General para frenar esta poderosa, injusta y mezquina ofensiva de las patronales corruptas, explotadoras y narcomafiosas.
Es importante avanzar hacia la máxima unidad de acción posible. Y al mismo tiempo alertar que estas Centrales se acercaron al cartismo para darle su voto de confianza a un gobierno probadamente patronista, corrupto y narcomafioso. De hecho, el coloradismo desde hace décadas controla a la mayor parte de la dirigencia sindical y a las centrales obreras, para que las mismas operen a favor de los intereses de la patronales y solamente beneficien a sus cúpulas dirigenciales.
Además del coloradismo, otra limitación que tienen las Centrales es su afiliación a la CSA-CSI, pues esta central nació hace décadas con financiamiento de la Central de Inteligencia de los EE. UU. (CIA), no para combatir a las patronales, sino para combatir al comunismo, llenando de dinero a las dirigencias y sindicatos que asumían posturas conciliatorias y a favor de los patrones. Lamentablemente en Paraguay tienen el control del movimiento sindical e inclusive han promocionado a dirigentes sindicales paraguayos a cargos de gran importancia en su estructura internacional. Si analizamos la situación del sindicalismo en Paraguay durante el control de la CSA-CSI y la participación de dirigencia paraguaya en la conducción de dicha organización, podremos concluir fácilmente a favor de quiénes están.
Nuestra intención es reivindicar la unidad de la clase trabajadora, incluso la unidad de acción con las Centrales Obreras, sin dejar de identificar el comportamiento histórico de varias dirigencias sindicales, para entender cuál podría ser la tendencia y fortalecer la consciencia en torno a la necesidad de reorganizar a la clase trabajadora en la recuperación de confianza, combatividad y defensa inclaudicable de sus intereses de clase.
Avancemos en la unidad hacia el 11 de octubre y hacia una Huelga General, con total claridad en torno a las trabas y dificultades que tendremos en este difícil, pero necesario e ineludible camino de liberación social, económica y política.
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