Los comunistas ante el proceso de construcción socialista en Cuba

Réplica al artículo de Ronald León Núñez publicado en ABC el 1 de agosto de 2021.

Por Alhelí Cáceres[i]

A modo de introducción

La decadencia teórica e intelectual de una de las tantas secciones del trotskismo internacional es tal, que se evidencia en la incapacidad recurrente de hacer justicia al método marxista para analizar los fenómenos sociales, el cual no es otro, que partir de la realidad. Es decir, de analizar la realidad a la luz de la teoría marxista y no intentar “ajustar” la realidad a un cuerpo teórico. Como comúnmente lo hace la mainstream, en una clara y vergonzosa vulgarización del marxismo.

Por tanto, al analizar los hechos que tuvieron lugar en Cuba el pasado 11 de julio no podemos abstraernos del asedio político, económico y militar que pesa sobre la revolución cubana desde su nacimiento y que toma cuerpo no solo en lo que comúnmente se conoce como “bloqueo”, sino que va mucho más allá, implicando, incluso, la denominada guerra “no convencional”.

Al mismo tiempo, una evidencia más de la decadencia teórica e instrumental del trotskismo a cuya sección adscribe el señor León, se verifica en la manifiesta incapacidad para manejar categorías elementales de la economía política marxista y, por tanto, en la imposibilidad de distinguir entre modos de producción, cuya piedra angular radica en el tipo de propiedad dominante en una sociedad.

Así, León incorpora la definición de “burguesía nacional” para ubicar en ese terreno a dirigentes del Partido Comunista de Cuba, cuando que no existen pruebas concretas -y sí una cantidad de informaciones falsas que, desde hace décadas, vienen siendo publicadas por los aparatos ideológicos de las patronales- de que estas personas tengan posesión de medios de producción.

Al mismo tiempo, transitando temblorosamente por los márgenes superficiales de la vulgaridad marxista, coloca la categoría de dictadura a secas, sin tener en cuenta cuál es la clase social hegemónica. Pero no descansa León en su vileza intelectual y entonces caracteriza como “plan neoliberal” el que se desarrolla en Cuba, bastardeando toda comprensión seria desde una matriz que se pretenda marxista y entonces rigurosa a la hora de abordar de manera materialista la historia, utilizando el método dialéctico.

La revolución cubana a la luz del marxismo

Si en dos palabras se pudiera caracterizar a la revolución cubana, sin duda, estas serían “asedio y resistencia”. Desde el triunfo de la revolución en enero de 1959, esta ha sido condenada por el imperialismo por haber tenido la osadía de construir el socialismo a 90 millas del imperio. ¿Cómo una isla pobre, otrora patio trasero de la mafia cubano-americana podía rebelarse contra el amo?

Un análisis marxista de la revolución cubana implica la necesaria comprensión de las condiciones materiales desde las cuales se parte en la tarea de organizar la revolución, y, posteriormente, construir el socialismo. En este sentido, comprender el lugar que ocupa Cuba en la dinámica de acumulación capitalista a escala mundial implica, necesariamente, comprenderla en su condición de país atrasado y dependiente.

Entonces, un elemento estratégico que ordena dichas condiciones materiales, es la guerra que envuelve al proceso cubano, con diversas expresiones de terrorismo capitaneado por las patronales norteamericanas y su Estado burgués, con la participación de los monopolios imperialistas de todo el mundo. El bloqueo, la ocupación de Guantánamo y la cantidad de atentados e incursiones militares, son parte de este escenario de guerra que agudiza la lucha de clases más allá del territorio cubano, involucrando como máximo protagonista, nada más y nada menos que a la principal potencia mundial.

Cualquier situación que involucre a seres humanos tuvo, tiene y tendrá contradicciones. Los errores son parte de la cotidianidad de los seres humanos. Y cuando las mayorías trabajadoras y sus dirigencias, son obligadas a organizar sus formas productivas, sociales, culturales, militares, enmarcadas en una guerra, las posibilidades de error y de contradicciones se multiplican. Dicho esto, a modo de explicación y nunca como justificativo de errores, valoramos la tenaz lucha de cubanas y cubanos, de la militancia y dirigencia del Partido Comunista, así como de quienes están al frente del gobierno, a sabiendas de la profundidad de los debates en clave crítica y autocrítica, que se desarrollan en todos los espacios de labor política, económica, social, cultural y militar dentro de Cuba.

¿Una restauración capitalista?

El triunfo de la revolución significó la abolición de la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción que, en una escala nacional, inició el proceso de construir el socialismo en las condiciones más hostiles posibles. No sólo aquellas derivadas de la deformación estructural que caracteriza a las economías dependientes, sino, además, bajo una ofensiva del capital internacional que implicó incluso la incursión armada y el terrorismo.

El asedio por parte de la mayor potencia imperial, colocó de manera dramática la voracidad y violencia del capital, acelerando el proceso de consciencia colectiva de la dirigencia, la militancia y esa mayoría campesina y obrera cubana, empujando a la revolución a definirse como socialista y acercarse al denominado campo de países con dicha orientación, para garantizar su supervivencia, en un contexto de golpes y dictaduras militares que azotaron a la región latinoamericana y caribeña entre las décadas del 60 y 70, junto a la ofensiva del capital que, de la mano de tiranías militares y los organismos financieros internacionales, impusieron las contrarreformas mal llamadas “neoliberales” desde la década de los 90 hasta esta parte.

La desaparición de la Unión Soviética significó para Cuba la destrucción del 85% de su comercio exterior y una caída del PIB del 35%. Nunca antes una economía había experimentado tal destrucción, así como nunca antes en la historia de las relaciones internacionales, un país ha soportado más de medio siglo de asedio económico, financiero, comercial, político y militar, como lo ha hecho el pueblo cubano y su revolución.

La caída del campo socialista no implicó la “restauración capitalista” como mal intencionada y erróneamente señala el autor, lo que sí ocurrió fue la diversificación de los socios comerciales y la apertura a la inversión extranjera. Pues, como es sabido, para cualquiera que entienda elementos fundamentales de la dinámica económica, un país requiere disponer de recursos monetarios que permitan impulsar las actividades productivas.

El turismo ha sido históricamente el motor de la economía cubana, en un país que no cuenta con grandes recursos naturales, como ríos caudalosos, grandes reservas de hidrocarburos o, incluso, suelo fértil para impulsar al sector agrícola y ganadero, dada la ubicación geográfica de la isla que, junto a la salinidad del suelo, han dificultado la implementación de la política agrícola que posibilite cubrir la demanda nacional de alimentos y, por tanto, garantizar la soberanía alimentaria.

Es por ello que, la revolución ha apostado al desarrollo de la industria biomédica y biofarmacéutica, con la intención de que estas ramas se constituyan en las dinamizadoras de la economía, así como la formación de profesionales y la exportación de fuerza de trabajo altamente cualificada.

A pesar de la dura caída del PIB entre los años 1990-1994 y el inicio de lo que los cubanos denominaron “período especial”, la revolución no recurrió a la privatización ni de la salud, ni de la educación y continuó manteniendo el monopolio sobre el comercio exterior, como ocurre hasta la actualidad. Asimismo, tampoco se recurrió al ajuste por el lado de los derechos conquistados por la clase trabajadora.

En el artículo se menciona de manera dogmática y hasta con cierta vileza, la ausencia de una “auténtica política socialista”, como si la construcción del socialismo demandara la existencia de una “receta” que se debería seguir para que, con justeza, se adquiera el rótulo de “socialista”, cuando, parafraseando a Mariátegui, el socialismo no es otra cosa que, la construcción heroica de los pueblos. Construcción heroica que se encuentra condicionada y, hasta cierto punto, determinada por las condiciones histórico-concretas en el contexto de la lucha de clases a nivel mundial.

La socialización de los medios de producción, el desarrollo de una política productiva industrial, el manejo de diversas formas productivas, la política monetaria y financiera, el movimiento de la ley de valor en procesos productivos planificados, la cuestión de los estímulos materiales, fueron y son parte de la discusión crítica y autocrítica permanente, atendiendo al carácter global del capitalismo y a la necesidad de construir una estrategia revolucionaria común rigurosa en términos marxistas. Aquello conocido como “El Gran Debate”, entre 1963 y 1964, fue una importantísima síntesis de ese intercambio realizado a la luz pública entre militantes y cuadros cubanos, soviéticos y de otras latitudes, liderado con una genialidad poco conocida, por Ernesto “Che” Guevara.

El autor sostiene, además, que el “relato castrista no resiste la prueba de los hechos”, refiriéndose al bloqueo y sus impactos como catalizadores de las penurias que aquejan al pueblo cubano, obviando el peso que ha tenido el histórico y actual cuadro de situación en el que la revolución cubana resiste y se proyecta, como si fuese que el “Verbo Divino” esbozado en un papel o vociferado en tribunas, terminará de resolver las complejas condiciones en que la lucha de clases se desarrolla, ubicando a la hegemonía de los monopolios como potentes condicionantes del movimiento de gobiernos proletarios, sin desmerecer ni retirar el avasallamiento simbólico, cultural e ideológico que, desde hace décadas ha venido desarmando a no pocas organizaciones políticas cuya raíz teórica se reclame marxista.

De hecho, cuando hablamos de hegemonía recurrimos a una concepción que Lenin utilizó con mucha profundidad y, a la vez, con sentido de oportunidad; y que Gramsci tomó para dotarla de una descripción y análisis que permitan un abordaje crítico de su dimensión. En la concepción de hegemonía, conceptos como sociedad dividida en clases, poder y dominación, sentido común y buen sentido, guerra de posiciones, bloque histórico, revolución pasiva, se imbrican y presuponen para realizar diversas síntesis en cuyo centro se ubica el Poder [1]. El análisis de las relaciones de fuerza y la pluralidad de formas en las que el poder existe y se manifiesta, es central para ubicar el peso de diversos factores, como por ejemplo el del Bloqueo a Cuba.

Y es justamente este, uno de esos hechos poco mencionados por el autor, adrede quizás. Nos referimos al impacto económico del bloqueo y al resquebrajamiento del tejido social que de esto se deriva [2]. El conjunto de medidas coercitivas hacia Cuba implica en realidad un complejo entramado jurídico que viola no solo, todas las normativas del derecho internacional, sino, además, socava la soberanía y el derecho del pueblo cubano a la autodeterminación dada la extraterritorialidad de las sanciones.

La ley Helms-Burton sancionada por el congreso de los EE.UU en 1996, amplía y profundiza las sanciones que ya contemplaba la Ley Torricelli sancionada en 1992. La Ley Torricelli o de embargo económico, limita el comercio de Cuba con el resto del mundo al prohibir que las subsidiarias de compañías de EE.UU establecidas en terceros países comercien con la isla, al mismo tiempo en el que establece la imposición de sanciones a terceros países que violen las regulaciones establecidas en el marco de este engendro jurídico; al mismo tiempo, prohíbe que los barcos que hayan embarcado en puertos cubanos, con propósitos comerciales, puedan llegar a puertos estadounidenses con los mismos propósitos durante los 180 días siguientes a la fecha de haber abandonado puertos cubanos. [3]

En tanto que, la ley Helms-Burton, dividida en cuatro apartados, establece, por un lado, la prohibición del financiamiento directo a Cuba, así como prohíbe a la isla acceder a financiamiento de organismos financieros internacionales. Asimismo, excluye a Cuba de la OEA y establece la violación del espectro radioeléctrico cubano, impulsando la emisión de señales de radio y televisión con contenido subversivo.

Al mismo tiempo, esta ley habilita a los Estados Unidos a exigir informes de los países que comercian y asisten a Cuba, en tanto que, autoriza el financiamiento de organizaciones no gubernamentales con fondos de los contribuyentes estadounidenses, cuyo propósito sea la lucha por la “democracia y la libertad de Cuba”. De hecho, el presidente Biden autorizó el pasado mes de mayo, el destino de 20 millones de dólares para el financiamiento de las organizaciones subversivas que operan en territorio cubano. [4]

Los alcances de la ley involucran también la injerencia extranjera en cuanto a la elección del gobierno cubano, pues, establece en su Título II la imposición de una política de transición, junto a los requisitos que dicho gobierno debe tener para ser “elegido democráticamente”.

Sin embargo, el carácter extraterritorial y violatorio del derecho internacional no queda allí, pues el Título III autoriza a ciudadanos cubanos y extranjeros que se hayan visto “afectados” por la política de confiscaciones durante la revolución, que establezcan juicios en contra del Estado cubano en tribunales estadounidenses. [5]

El asedio político, económico y militar hacia Cuba por parte de los EE.UU, junto a las 243 [6] nuevas sanciones impuestas por Trump, entre las que destacan la incorporación de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo y las consecuencias que de esta inclusión se derivan, se añade la prohibición del envío de remesas, así como de los viajes de ciudadanos estadounidenses hacia la isla, entre otras tantas, impactan negativamente en la economía de la nación, destruyendo el aparato productivo e imponiendo severas condiciones de vida al conjunto de la población. Y, es, por tanto, en este contexto en el que debe entenderse la revolución, sus avances, desafíos y los últimos acontecimientos que han tenido lugar en la isla [7].

Ni política “neoliberal” ni restauración capitalista

El 10 de diciembre del 2020 Miguel Díaz Canel Bermúdez anunció el inicio de la “Tarea Ordenamiento”, este hecho no puede ser considerado como sorpresivo, para los cubanos residentes en la isla era algo esperado y necesario. El gobierno cubano proyectó desarrollar a corto plazo la unificación monetaria, cambiaria, de tarifas y salarios, así como la eliminación gradual de subsidios excesivos y gratuidades indebidas, aun en medio de la compleja situación económica que presenta el país, agravada por la pandemia, la crisis mundial y el bloqueo.

Las dudas al respecto estaban relacionadas con el momento en que debía ser implementada esta política, pues, la grave crisis mundial a la que se añade la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo derivado de la ampliación de las sanciones y la habilitación del Título III de la Ley Helms-Burton, complejizan aún más el escenario interno.

La economía y sociedad cubanas atraviesan por un momento de grandes dificultades, estas se manifestaron durante todo el año 2019, incluso antes de que la pandemia de la COVID -19 afectara al país, un bloqueo recrudecido como nunca antes por la administración de Trump con la implementación de 243 nuevas sanciones que se suman a las que ya contempla la Ley Helms-Burton, más la debilidad del aparato productivo nacional, en especial del agropecuario, deudas incrementadas que recortan los ingresos externos y hacen imposible en el corto plazo lograr una mejora de la oferta vía importaciones y un espacio fiscal extremadamente reducido.

Colocado a precios corrientes, los daños acumulados en casi 60 años de aplicación de esta política, ascienden a más de 147 mil millones de dólares que, al ubicarlos como recibidos, incrementaría la capacidad de pago de Cuba, permitiendo, “en menos de un quinquenio, restituir significativamente la situación de obsolescencia de gran parte de la infraestructura cubana y, en particular, transformar la matriz energética del país a favor de las fuentes de energía renovable. Disponer de ese monto permitiría revertir favorablemente la situación financiera del país, consolidar la confianza de los inversionistas y acreedores externos e incrementar sustancialmente la capacidad de acceder a los mercados financieros y de capitales”.[8]

En este marco histórico y actual se inició una reforma estructural inédita en la economía cubana. En general, se trata de un escenario altamente negativo para el inicio de esta necesaria transformación, en el cual actúan muchas variables que están fuera del control del gobierno y que generan elementos de incertidumbre y alto riesgo.

El primero de Enero de 2021 inició oficialmente el proceso de eliminación del peso convertible cubano (CUC), concebido como una respuesta táctica de defensa de la economía del país, frente a una posición extremadamente hostil de la administración norteamericana de turno que ordenó una persecución implacable de las operaciones en dólares norteamericanos que realizaba la economía cubana, diversas situaciones conllevaron a que la superación de esta anomalía pudiera suceder solo en este momento, 27 años después. [9]

La reforma monetaria había sido un reclamo durante años de la mayoría de expertos económicos, y las autoridades cubanas habían insinuado en varias ocasiones que el CUC terminaría por desaparecer, este tema está reflejado en todos los documentos rectores para el desarrollo del país, tanto del PCC [10] como del gobierno cubano.

Primeramente, decir que la existencia de varias monedas y tasas de cambio en la economía, tipifica una situación absolutamente anormal, que debe ser superada, este es un tema de consenso en la academia cubana, en la que desde hace mucho tiempo circulaban diversas propuestas sobre cómo realizar esta reforma, muchas de ellas fueron finalmente consideradas e incluidas en los lineamientos de la política económica y social.

Por otro lado, se diseñaron mecanismos para conocer inmediatamente la opinión de la población y dar respuesta casi inmediata a los reclamos de modificación discutidos y aceptados.  De modo a evitar que una política gradual de unificación monetaria se traduzca en una terapia de choque que perjudique a sectores importantes de la población.

Así se han anunciado correcciones a la baja para los nuevos precios aprobados por el Estado para la electricidad, el gas, los comedores obreros, espectáculos culturales etc., que generaron grandes desacuerdos por parte de la población y donde, en el intento de preservar las conquistas sociales de la revolución, el liderazgo de la Central de Trabajadores de Cuba fue fundamental para frenar los aumentos de precios de estos servicios.

Asimismo, se ha diseñado un amplio programa de divulgación sobre la implementación de la Tarea Ordenamiento que incluye el intercambio directo con la población por parte de las principales autoridades del país.

Se trata de un proceso sin embargo que entraña numerosos riesgos, no todo puede ser previsto. Se ha dedicado gran atención a la necesidad de controlar la inflación dentro de ciertos marcos. Asimilables en los incrementos de los salarios, sueldos y pensiones que se han realizado. Será difícil evitar que la devaluación y consiguiente pérdida del poder adquisitivo del ciudadano cubano, que tendrá lugar al unificarse el tipo de cambio entre dos monedas que tenían una brecha tan marcada, pueda contenerse completamente.

Durante el año 2020, en respuesta al empeoramiento de la situación económica, el gobierno cubano creó establecimientos comerciales donde son vendidos productos en divisas a través del pago electrónico, se trata de una medida que estaba en debate desde hace bastante tiempo, en aquel momento se esperaba que, cerca de 2000 millones de dólares que eran extraídos del país por agentes privados, pudieran ser captados internamente y utilizados en función del desarrollo económico y social.

Esta medida, contradictoria desde el punto de vista social, fue implementada junto con otras como la autorización para los agentes privados de importar y exportar a través de las empresas estatales establecidas que brindan este servicio. Frente a la expansión de esta red de mercados a los cuales tiene acceso solo un sector de la población, se generaron dudas y preocupaciones que llegan hasta hoy. Esta situación que puede ser comprensible, ha llevado a varios economistas a hablar de que en realidad la dualidad monetaria no desaparece, ya que existe una “dolarización cautiva” a medida que se avanza con la unificación de los tipos de cambio.

Cualquiera que tenga los más elementales conocimientos de economía, reconoce que la aplicación de cualquier tipo de política económica tiene costos, tanto en el ámbito político como social. Sin embargo, a pesar de que las medidas buscan ajustar los mecanismos económicos en Cuba, en donde la aparición del CUC fue resultado de las sanciones estadounidenses que impiden a la isla la utilización del dólar en sus transacciones internacionales y obliga al país a pagar por adelantado en cualquier negociación, en la que, además, los costos se ven aumentados; estos costos nunca han recaído sobre el conjunto de la población más vulnerable.

Al contrario, el gobierno ha hecho todo lo posible por preservar las conquistas sociales de la revolución, como lo son la salud, la educación, la cultura, etc., aun en las condiciones más adversas, condiciones a las que ningún otro país se ha enfrentado.

Por ejemplo, las empresas alemanas Sartorius y Merck, así como de Cytiva y otros proveedores habituales de material de laboratorio, reactivos e insumos, debido al recrudecimiento del bloqueo detuvieron sus suministros hacia Cuba en 2020. De ese tiempo a esta parte, el país no pudo acceder a un total de 32 equipos e insumos relacionados con la producción de candidatos vacunales contra la COVID-19 o con la ejecución de etapas que permiten la culminación de los estudios clínicos de la vacuna, entre éstos, equipamiento para la purificación de los candidatos vacunales, aditamentos para equipos de producción, tanques y cápsulas de filtración, solución de cloruro de potasio, timerosal, bolsas y reactivos. Cuba tuvo que recurrir a otros proveedores como intermediarios, generándose un incremento del precio entre el 50% y el 65% del establecido históricamente, dada la imposibilidad de contratar directamente al fabricante [11].

A pesar del recrudecimiento del bloqueo, la revolución ha logrado exitosamente contener durante un año el avance de la pandemia en su territorio, al tiempo que ha desarrollado 3 vacunas y dos candidatos vacunales. Siendo el único país latinoamericano en producir su propia vacuna e inmunizar a su población con ella, mientras el resto del mundo veía colapsar su sistema sanitario, en Cuba, a pesar de la escasez de insumos médicos, la pandemia fue gestionada de una manera eficaz que, incluso le llevó a ser reconocida por organismos internacionales y centros de investigación médica.

Sobre los hechos del 11 de julio… El gobierno revolucionario siempre ha dado la cara al pueblo

Sin ninguna duda, los acontecimientos del 11 de julio se enmarcan en el contexto del deterioro de las condiciones de vida del pueblo cubano. Sin embargo, no resulta ajustado a la verdad decir que el gobierno haya criminalizado las protestas y a quienes se han manifestado. De hecho, el propio Diaz-Canel se presentó ante los manifestantes en la ciudad de San Antonio de los baños, en la provincia de La Habana, reconociendo las demandas legítimas del pueblo por mejoras materiales de sus condiciones de vida, al mismo tiempo que, reconoció las debilidades y los grandes desafíos a los que se enfrentan el gobierno y el pueblo cubanos.

En la misma línea, falta a la verdad el hecho de establecer relaciones entre el desempleo y las protestas en Cuba, tal como lo realiza el autor del artículo. En la isla, el desempleo cerró el 2019 con un 1.3% según datos de la CEPAL, en donde el informe señala que si bien, se previó para el 2020 un incremento en la tasa de desempleo, este es en el segmento del sector no estatal de la economía, debido a la contracción del sector turístico como resultado de la pandemia, pues el sector de los cuentapropistas se encuentra estrechamente vinculado a las demandas que genera el sector turístico, tales como el alquiler de viviendas, transporte y restaurantes.

Sin embargo, a pesar de la pandemia y de las difíciles condiciones generadas, el Estado no ha cercenado los derechos de los trabajadores, como sí ocurrió en el resto del mundo, en donde millones de personas perdieron sus puestos de trabajo, quedando a la deriva. En Cuba, el Estado garantizó el cobro del 100% del salario para los trabajadores que fueron cesados durante el primer mes y el 60% durante los meses siguientes. Además de impulsar la modalidad del teletrabajo con el 100% del salario.

Asimismo, colocar que el sistema sanitario en Cuba ha colapsado o viene arrastrando un colapso estructural es faltar a la verdad. La calidad del sistema sanitario en la isla es uno de los principales logros de la revolución, reconocido internacionalmente, aunque mal pese a algunos pseudo “izquierdistas”. A pesar del recrudecimiento del bloqueo, que ha impedido el acceso a insumos y medicinas, la industria biofarmacéutica cubana produce el 58% del cuadro básico de medicamentos del sector, unos 619 fármacos.

Finalmente, la caterva de falacias respecto a la “dictadura del partido único” encabezada por el PCC, da cuenta del desconocimiento absoluto del sistema político cubano y la mala fe de quien escribió dicho artículo. La revolución no ha “destruido” los partidos políticos, ese fue Batista quien con el golpe de Estado en 1952 suspendió las elecciones.

Con el triunfo de la revolución se inició un proceso de unificación de las distintas organizaciones políticas de la clase trabajadora. Se crearon así las Organizaciones Revolucionarias Integradas, las mismas que en 1959 aceptaron constituir conjuntamente el Partido Comunista de Cuba, retomando la línea de los héroes cubanos Antonio Mella y Carlos Baliño.

El autor obvió deliberadamente -o en razón de su ponderable ignorancia- que el Partido Comunista de Cuba no es un partido electoralista, es decir, no participa en elecciones ni propone candidaturas. Es el pueblo organizado desde sus barrios quienes postulan a sus candidatos para las Asambleas provinciales y, finalmente, para la Asamblea Nacional y en donde el único requisito es la idoneidad, es decir, no es obligatoria la afiliación al Partido para candidatarse a cargos públicos.

Asumir que la dirección de la revolución cubana ha derivado en esa suerte de “burguesía nacional” da cuenta del desconocimiento más elemental de la historia de Cuba y del proceso revolucionario, así como de los mecanismos profundamente democráticos que solamente existen en la isla, y con los cuales nuestros pueblos solo sueñan.

La valoración, a secas, de dictadura es otra expresión liberal que omite el carácter de clase de los procesos propios de las sociedades clasistas. La democracia que existe en Cuba es la que se construye como democracia obrera, no sin las contradicciones propias de la condición humana arropada en las circunstancias históricas, geográficas y geopolíticas particulares, a su vez enmarcadas en la hegemonía y ofensiva del capital sobre el trabajo a escala mundial. Y cuando hablamos de democracia obrera estamos hablando de la dictadura del proletariado. Así como cuando hablamos de democracia burguesa, hablamos de la dictadura del capital [12].

La Revolución Cubana se ha venido construyendo en el marco de una guerra de múltiples dimensiones. Asumir el edificio teórico desarrollado por Karl Marx, obliga a realizar valoraciones con las dimensiones que los sucesos, acontecimientos y expresiones, tanto subjetivos como objetivos, demandan y contienen.

La existencia de represión, violencia, encarcelamiento, por parte de quienes detentan el mayor poder, debe ser valorada en razón de los intereses que en concreto se explicitan como defendidos. Claro que hay varias personas apresadas en el marco de esta crisis y las manifestaciones generadas. Varias de ellas tienen probadas relaciones con agencias norteamericanas. Y seguramente, en el marco de dicha guerra, existirán personas que deben estar libres, así como existirán grados muy altos de dudas y de impresiones respecto a la honestidad de muchas y muchos cubanos y cubanas, en sus reclamos, teniendo en cuenta esas múltiples dimensiones de la guerra. Y sobre esta es importante insistir: el proceso cubano es contradictorio, tiene errores, como también es crítico y autocrítico. Lo que no tiene ese proceso es el grado de corrupción, mezquindad, concentración de riquezas y criminal expresión de la desigualdad, como sí tienen los procesos envueltos en la dominación del modo de producción capitalista.

La crisis estructural del modo de producción capitalista, así como la crisis en Cuba, envuelta por aquella, son cosas muy serias. De modo que abordar la problemática y aportar para propuestas superadoras, tanto para Cuba como para toda la humanidad, exige una aproximación y relación crítica que se sacuda de toda armadura caballeresca simuladora de una fortaleza crítica que, en realidad pretende disimular las enormes lagunas y los tupidos velos de la falsa consciencia, tal cual definida en su noción epistemológica, por Marx y Engels, cuando se refirieron a la ideología [13].

En suma, el artículo expresa la miopía política de la tendencia trotskista a la cual adscribe el autor, quienes desde un pedestal han intentado dar cátedras de “buenos revolucionarios” desde la pedantería característica de los intelectuales ajenos al movimiento de la lucha de clases y funcionales a los intereses espurios del imperialismo y las clases dominantes.


[1] Valor Teórico de la concepción gramsciana de la hegemonía. Capítulo 8. Traducir a Gramsci. Páginas 160/161. Traducir a Gramsci. Acanda González, Jorge Luis. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009.

[2] Impacto del bloqueo en los derechos económicos y sociales en Cuba https://www.amnesty.org/download/Documents/44000/amr250072009spa.pdf

Acceso: 01-08-2021

[3] Ley Torricelli https://www.fgr.gob.cu/es/la-ley-torricelli-un-engendro-juridico-para-esclavizar-cuba-ii-parte Acceso: 01-08-2021

[4] Subversión en Cuba http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/05/31/otros-20-millones-para-la-subversion-en-cuba-ahi-si-hay-prioridad-para-la-administracion-estadounidense/ 

Acceso: 01-08-2021

[5] Ley Helms-Burton https://instituciones.sld.cu/facultadfinlayalbarran/files/2019/06/Ley-Helms-Burton.pdf

Acceso: 01-08-2021

[6] Trump aumenta sanciones a Cuba https://elpais.com/internacional/2021-01-02/donald-trump-aumenta-las-sanciones-a-cuba-antes-de-marcharse.html

Acceso: 01-08-2021

[7] Informe del Bloqueo a Cuba http://www.cubaminrex.cu/sites/default/files/2020-10/Informe%20de%20Cuba%20vs.%20bloqueo%202020.%20Espa%C3%B1ol.pdf

Acceso: 01-08-2021

[8]Adendum de Cuba al informe del Srio Gral sobre la resolución 74/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Junio 20, 2021 http://misiones.cubaminrex.cu/sites/default/files/archivos/editorargelia/articulos/a_75_81_add_1_spanish.pdf

[9] El bloqueo prohíbe a Cuba la utilización del dólar en sus transacciones internacionales.

[10] Partido Comunista de Cuba

[11] Adendum de Cuba al informe del Srio Gral sobre la resolución 74/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Junio 20, 2021 http://misiones.cubaminrex.cu/sites/default/files/archivos/editorargelia/articulos/a_75_81_add_1_spanish.pdf

[12] Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado. Presentado al I Congreso de la III Internacional 4 de marzo de 1919 V. I. Lenin, Discursos pronunciados en los congresos de la Internacional Comunista. Editorial Progreso, Moscú, s.f.

[13] : K. Marx & F. Engels. La ideología alemana. Montevideo: Pueblos Unidos, 1959. Trad. al castellano de W. Roces.


[i] Economista. Candidata a Magíster en Ciencias Sociales por FLACSO-Paraguay. Presidenta de la Sociedad de Economía Política del Paraguay-SEPPY. Directora de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico en Latinoamérica- SEPLA. Miembro del GT de CLACSO “Crisis y Economía Mundial”. Responsable de la Comisión de Ideología y Formación del Partido Comunista Paraguayo y miembro del Comité Central.

E-mail: alhelicaceres@seppy.org.py

FOTOS: Juventud Rebelde

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