Editorial del 5 de febrero del 2025
El inicio del 2025 fue brutal: desalojos de comunidades, despidos de trabajadoras y trabajadores, suba de precios, deficitario servicio de electricidad y agua potable.
En “la otra vereda”, la del poder miserable: mansión para veranear, utilización del helicóptero para fines personales y familiares, por parte de Peña. Helicóptero y combustible que pagamos todas las personas que habitamos el Paraguay. Y, en estos últimos días, la aparición de intercambios por vía telefónica entre Lalo Gómez, Orlando Arévalo y jueces, todos miembros del oficialismo cartista-stronista, en lo mismo de siempre: traficando influencias, utilizando dinero sucio para comprar protección ilegal y nombramientos, burlándose una vez más de todo el pueblo trabajador que batalla para vivir dignamente y cuidar su salud.
Nuestra propuesta sigue siendo la articulación de un frente de trabajadoras y trabajadores para defender nuestros derechos, porque la ofensiva contra los derechos que hemos conquistado continuará con fuerza este año. Un frente de unidad de acción, para ser efectivo, requiere de mucha gente, debe ser masivo y, además, tener solidez en su dirigencia, en su coordinación, para presionar y lograr defender y recuperar derechos sin dividirse.
Hasta ahora, el gobierno ha trabajado sobre nuestras debilidades, logrando consolidar sus promesas y negociando por partes. Mientras no corrijamos esa debilidad, será imposible enfrentar esta brutal y miserable ofensiva de las patronales y del gobierno.
Esta ofensiva es de los dueños de grandes extensiones de tierras, de empresas y bancos, con el gobierno que representa sus intereses. Más allá de las diferencias políticas de ciertos sectores de las patronales con el cartismo stronista, coinciden en esta ofensiva precarizadora del trabajo y que atropella las tierras de campesinos e indígenas.
Por eso es tan importante tener claridad en la identificación de todos estos sectores y en las tareas unitarias para enfrentar con la mayor fuerza posible este momento.
El encuentro del pasado 3 de febrero en la Plaza de los Desaparecidos por el Terrorismo de Estado durante 1954 y 1989, por los 36 años de la caída de Stroessner, genera esperanza. Fue una gran convocatoria con mayoría juvenil y renovadas formas de homenaje a quienes libraron cruentas luchas durante la tiranía stronista, además de la reivindicación del arte, la belleza, el coraje y la creatividad, para enfrentar al oscurantismo conservador y narcomafioso, es de lo más gratificante de este momento.
Nos costará mucho construir un frente de unidad de acción con la masividad y la solidez dirigencial para frenar la ofensiva de las patronales. Esta es una realidad, pero esta realidad nos convoca a la imaginación y a la valentía, así como al persistente trabajo de base que logre aglutinar a miles y miles de trabajadoras y trabajadores, campesinas y campesinos, estudiantes, indígenas y todos los sectores perjudicados, en defensa de lo que nos pertenece, dispuestos a recuperar todo lo que nos robaron.
La batalla de ideas será determinante para la acumulación de fuerza en cantidad y con la moral para luchar en condiciones de victoria. Tenemos una superioridad moral integral frente a la minoría explotadora y narcomafiosa que gobierna. Esa superioridad moral la debemos trabajar en encuentros permanentes, con ideas renovadas, con autocrítica y ejemplo de voluntad para cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Este 2025 es el año de la batalla de ideas, batalla cultural e ideológica para hacer valer nuestra condición de mayoría como trabajadoras y trabajadores, combinando agitación, propaganda y conspiración para lograr efectividad.