Por Jean Mersault

Fervor disperso es una obra que comprende toda una época de la vida de su autor, y, por ende, de la historia. Esta breve introducción sobre la onda dispersiva de los versos del Fervor pretende compartir elementos para dar cuenta de la magnitud y la relevancia histórica del compendio reseñado. Luis María Martínez es el autor de dicha obra publicada en 1994, bajo el sello editorial de Ediciones Intento (editora gestionada por el propio poeta). 

En octubre de 2023 se cumplen 29 años de su lanzamiento. A raíz de este aniversario se dispuso de la hoja en blanco y de las manos para traer al presente —parcialmente— esta obra poética que ilustra una comprometida concepción de la vida, la lucha y de la belleza

Si bien este trabajo no pretende servir de perfil biográfico requiere de algunas referencias para ofrecer una visión mayormente amplia de un libro que fue construido a lo largo de varias décadas, muchas de ellas bajo la represión de tiranías (lideradas por Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner respectivamente) de las más largas de la región sudamericana.

Notas breves sobre Luis María Martínez

De Martínez, las reseñas biográficas formales (Casola, 2012; y Suárez, 2011) indican que nació un 21 de junio de 1933 en Asunción, Paraguay y que fue un prolífico escritor, poeta perteneciente a la llamada promoción del ‘60, además de crítico literario y editor. Falleció en enero de 2023. 

Una de las claves para comprender su esfuerzo en la literatura es su militancia comunista. Él mismo contó en entrevista (2020) que se acercó a la militancia desde muy joven debido a diversas experiencias que lo marcaron: la guerra civil, el autoritarismo moriniguista y el asesinato del joven comunista Mariano Roque Alonso, entre otros eventos impactantes. Esta aproximación temprana condicionó su labor posterior, le fueron asignadas tareas de agitación y propaganda, tal es así que llegó a dirigir Patria Nueva, periódico mimeografiado de la Federación Juvenil Comunista (FJC), distribuido en clandestinidad. 

Es en esos tiempos de juvenil inquietud que conectó con una lista de varios autores encabezada por el soviético Vladímir Mayakovski, seguida por los no menos importantes Rafael Barrett, Ángel I. González, Hérib Campos Cervera (p), Mijaíl Bajtín y Jack London. Esa conjugación germinó en Martínez una sensibilidad poética-social profundamente arraigada a la clase trabajadora. 

La mención a Mayakovski es clave para comprender la intención estética y temática de Martínez, concentrada en la función social de la literatura en los términos en que lo ubica el autor soviético en el texto Desde el cielo a la tierra (2023, pp. 1-2). A continuación un fragmento: 

Se necesitaría pedir a los señores poetas que bajen desde el cielo a la tierra.
Tú presumes de dominar las palabras: sé amable y escribe una ejemplar «resolución del comité local sobre la recogida de la basura del patio». ¿No quieres? ¿Dices que tienes un estilo más sublime? Entonces escribe una primera plana ejemplar dirigida a los pueblos del mundo: ¿acaso puede haber una tarea más sublime? Solo entonces creeremos que tus ejercicios en el campo de la poesía tienen un sentido real, que tu sublime obra puede ser utilizada para mejorar la vida de la gente. Entonces nadie se opondría a tus poemas nebulosos e incomprensibles.
Porque tenemos en el campo del arte de la palabra a unos ingenieros, pero ni a un solo trabajador, ni a un solo maestro. ¿Y qué sentido tienen entonces los planes sublimes?

Martínez se erigió obrero de la palabra (denominación puesta originalmente por su amigo Augusto Casola) y poeta-historiador del proletariado —en el sentido barrettiano (Barrett, 1990, pp. 267-268): los historiadores célebres fueron grandes poetas. Con cada verso apuntaló la historia y una bocanada de vida. 

Con el tiempo crecieron sus responsabilidades en la militancia clandestina y pasó a formar parte del Partido Comunista Paraguayo (PCP). Redactó columnas, artículos y folletos para el PCP y posteriormente pasó a dirigir su órgano de comunicación Adelante! 

Además, entre finales del siglo XX y comienzos del XXI, fundó, co-fundó y colaboró con numerosas revistas culturales, entre ellas: Revista Estudios, Revista Martiniana, Revista del PEN Club del Paraguay, Diversidad poética en Paraguay. Llegó a publicar más de una treintena de libros, la mayoría de ellos con Ediciones Intento y la editorial Arandurã

Su trabajo más conocido, El trino soterrado, lo ubica justamente en el podio de aquella definición de Casola, obrero de la palabra. Se trata de una enorme compilación publicada en dos tomos, curada, prologada, editada y publicada por Luis María Martínez, que buscó salvar la historia (o al menos una parte significativa) de la poesía social paraguaya. 

El Trino y Ediciones Intento merecen, a su vez, una atención especial y se advierte que con estas pocas líneas no se podrá hacer justicia a su relevancia en el cuerpo de la literatura paraguaya. La reseña de Françoise Coureau (1989, pp. 137-139) es pertinente en cuanto expresa lo siguiente: 

La originalidad y el valor de la obra de Martínez no residen únicamente en su trabajo de recolección de poemas inéditos o censurados sino también en la creación de una actitud analítica nueva (…) El trino cumple pues con dos funciones de notable importancia: la de dar a conocer una visión poética totalmente inédita, y la de proporcionar al lector una fuente informativa auténtica con valor de testimonio histórico original… 

Si a un poeta se lo entiende como voz de su generación, a Martínez se lo entiende como poeta-historiador, en tanto amplificó las voces de cientos de poetas y prosistas de varias generaciones en Paraguay. Martínez es un fenómeno social, producto de su contexto histórico determinado, marcado por la sociedad a la que perteneció, mayormente consciente; fue parte de la historia que supo narrar en más de treinta libros. En la medida de sus posibilidades pudo rescatar la memoria de aquellas —cómo atinó en llamar T. S. Eliot (1952, p. 139)— vastas fuerzas impersonales.

Fervor disperso (1954-1994) contra la censura y opresión

Fervor disperso es un poemario que contiene textos escritos desde 1954 hasta 1994, varios de ellos pertenecían originalmente a otros libros pero por su contenido fueron suprimidos durante el periodo del régimen stronista. En este libro, además de lo susodicho, vuelven las reseñas históricas y los dardos a la injusticia internacional producto del salvaje despliegue de la ofensiva capitalista. 

El poemario se divide en dos segmentos: 

1) Poemas sociales contiene 30 poemas, la mayoría de ellos pensados y escritos para formar parte de otras obras, censuradas por la amenazas del aparato stronista. Escritas en tono revolucionario, tienen estructuras distintas, no respetan ningún orden cronológico (salvo los que señalan la obra en la que deberían haberse publicado) y es frecuente el verso libre. Las temáticas van desde la cuestión social paraguaya, la experiencia de China, el conflicto argelino, la intervención estadounidense, el periódico de la Juventud Comunista y el transporte público…  

2) Hombre y hombre contiene 71 poemas; en esta sección están reseñadas muchas figuras históricas relevantes para Martínez, algunas contemporáneas y otras de su pasado, nacionales e internacionales, reconocidas por luchar contra la opresión. Desde Lenin, Mayakovski, Antonio Maidana, Santiago Dimas Aranda, Verón de Astrada, Derlis Villagra hasta Antonio Bonzi, Carmen Soler y su hermano Miguel Ángel, entre muchos otros. Aquí el verso tradicional juega un papel importante, aunque disruptivamente aparece la prosa poética en algunos segmentos. También dedica poemas a su familia y amigos: con especial mención a su padre, hija y nietos.

En su prólogo se expresa sobre la composición de Fervor disperso:

Es obvio entender que el contenido del presente poemario no puede ser temáticamente uniforme. Eso sí, Fervor disperso es no parecido en sus motivaciones pero uniforme, sinceramente uniforme en una concepción de la vida, de lucha y de belleza, que es lo que importa.

Teniendo en cuenta la propia naturaleza del poemario parece pertinente iniciar la revisión por uno de los poemas del segmento Hombre y hombre, que marcan la relación que tuvo Martínez con sus nietos, la impronta de una visión del futuro y la memoria Con Carlos y Sofía (1994, p. 101):

(A mis nietos)
Con ellos me acerco al sesgo del futuro
y escucho yo con ellos que el rumor pasa y pasa.
La vida late en ellos como buena surgente,
con colores diversos, prontitud y alborada.
Ellos tienen la esencia y el vigor de un buen árbol.
Es que el tiempo es un pino que procura y procura
y que eleva con calma su verdor y sus ramas.
Yo me afano entre tanto por ver cómo caminan 
y cómo es que recogen las vides del camino.
Ellos están como en vuelo, es decir, con las alas,
mientras creo que en algo y en ellos me sostengo.
Entonces, pienso y pienso, que el partir se hace leve.

Este poema contiene una declaración de amor y, al mismo tiempo, de compromiso con la vida. Aflora entre párrafos una sensación de vitalidad y de confrontación con eso que algunos autores de mediados del siglo XX denominaron “náusea” o “absurdo”; el sentido de vida ya se conformó en el vuelo hacia el final. El clima se construye en un tiempo presente, Martínez se sitúa en el poema y anota su enfoque: el partir se hace leve.

De uno de los textos más íntimos pasamos al canto con que se inicia el poemario, titulado ¡Mi patria! (1994, p. 6) que se transcribe en su totalidad a continuación: 

Mi patria es un cerrado ventanal para el Grito,
con agrios pedernales machacando sus mástiles.
Cárcel, barrotes, muros, clausurando lumbreras
y el hambre encarnizada recorriendo solares.

Un sombrío paraje donde el pan se ha acabado.
Un espejo en donde pueden mirarse los inviernos.

Recorrer los lugares habitados del campo,
andar por los suburbios - húmedos de miserias-
regresar y pensar en lo que significan
estos sufrimientos que nos vienen de lejos.

¿Preguntaréis, hermanos, si así trajinaremos
con el pan decaído y la miseria enhiesta?
Yo puedo responderles que no será por siempre,
el vinagre y el humo, la llovizna y el hambre.

Campesinos y obreros levantarán las manos
con fusiles, granadas y coraje encendido
para que caigan los muros, los ladrillos del cieno,
y que advenga la lumbre para la luz tranquila...

Ya con certeza y siempre el pan en nuestras manos,
la bandera y el libro estarán entre nosotros.
Ya no habrán para entonces, rostros entumecidos,
miradas que se pierdan detrás de las fronteras.
Los labriegos y obreros estarán convocados
para alzar las paredes de la vida segura,
y todos, codo a codo, empujando hacia arriba.

Aquí podemos apreciar al Martínez revolucionario, sin rodeos y con la firme intención de brindar una poética punzante como arma para el proletariado. Su ritmo simple y sus imágenes claras revelan sin rodeos el objeto de su proyecto artístico. La intención estética del poema es marcada desde el inicio con la construcción de la imagen de la patria como cerrado ventanal para el grito.

Al periódico de la FJC, del que supo ser director, le dedicó un poema —fechado en 1954— titulado Patria Nueva (1994, p. 10) y que se transcribe enteramente aquí: 

(Al periódico clandestino de la FJC, 
faro luminoso entre las tinieblas de la dictadura)

	Tu voz nos acompaña y nos señala
	luz nueva, vertical y de combate.
	Tu voz es roja estrella y que regala
	sonido astral, azul, que ya nos late. 

	Llevas palomas, sal de las jornadas,
	semillas de los rifles, sol futuro,
	cuerdas vibrantes y disciplinadas,
	acento juvenil detrás de un muro.

	Vuelas callada, entera, entre canales,
	saludas al obrero y lo despiertas
	hacia el camino claro de las aurora;
	en tanto, firmemente, entre tus cales,
	tu voz desenreda y lo libertas
	en poderosa luz visitadora.

En este poema Martínez recuerda la vida de todos aquellos que fueron parte de esta publicación clandestina, que buscó darle voz a una población juvenil trabajadora oprimida por la tiranía. El verso-bala, del que habló en algún momento Martínez, no se regodea. Busca salvar la memoria y, a la vez, herir a la tiranía. 

Para culminar este repaso por algunos poemas de Fervor disperso se reproduce Autorretrato

Yo sé que soy un hombre errante y apagado,
Un hombre que va herido por todos los costados
-y en un costado el alma que admira lo más bueno-;
 que soy como un gran árbol con las raíces fuera,
 el tronco desollado, las ramas como hogueras. 
		 yo sé que tengo a veces esa mirada triste,
		 esa perdida y rota mirada que me acuerda
 el ver que la poesía se pierde a cada instante
 igual que un pobre Infante extraviado en la calle.
 Yo sé que soy un hombre amante de alegrías,
 que aspira a ver la vida igual que firme aurora,
 donde los hombres floten lo mismo que banderas,
 que el corazón Los tengan de espuma y abandono,
 y el día acune horarios de pájaros y fuegos.
		Yo sé que tengo a veces esa mirada triste,
		 esa perdida y triste mirada de un buen hombre,
		 Qué siente oscuramente no poder transmutarse
		 en un temible esfuerzo de pétrea llamarada… 
 Yo sé que soy un simple poeta estremecido
 por todas las urgencias que al pueblo lo avasallan,
 que fueron olas recias de cárdenos fulgores 
o parcas  resonancias de yunques sin reposos,
 que suenan como suena el mundo en el jadeo.
		 Yo sé que soy el pueblo: oscuro, lastimado,
		 viviente y demorado;  de imagen:  prisionero,
		 con fé y con optimismo en cosas de un mañana
		 popular y evidente, encendido y radiante,
 		donde el pueblo emergente, humano y liberado,
		 se sienta siendo el alba, hermosa, esperanzada.
		 igual que la esperada: 
		¡un pueblo todo aurora, ya en materia y poesía!

Un poeta estremecido pero aún así convencido de un proyecto liberador y de la necesidad de construirlo colectivamente. En el prólogo al libro que escribió Casola sobre su obra, Martínez aseguró que considerándose un hijo de pueblo no podría sino poner su pluma al servicio de los demás. A pesar del costo que implicó esto. 

Esta es una de esas obras que adquieren magnitud con el tiempo, pensada para el futuro (acudiendo a Bajtín en Literatura, cultura y tiempo histórico), constituida en su conjunto como arma, como una herramienta para apuntar y enfrentar la hegemonía cultural. 

Versos-bala de rumor obrero: a modo de conclusión

Fervor disperso plantea la imposibilidad de separar la literatura de la cultura: la cuestión social es parte de su poesía y viceversa. Es una obra que bebe de siglos de preparación previa, un poemario que se concibe internacional e intergeneracional, con variadas influencias y estilos. Para ingresar a la profundidad madura de ese Fervor hay que tener en cuenta distintos períodos, épocas y hay que ubicarla, al decir de Bajtin, en el gran tiempo. 

Los versos-bala de Martínez mantienen su sensibilidad y su actualidad conforme nuevas generaciones acuden a su obra y encuentran en ella un marcapasos; la creación ha venido a representar una segunda vida. La revolución no puede construirse sin una alternativa cultural, en sus propias palabras: un cambio sin libros es como acudir en ayuda de hambrientos con un jarro de agua. Una revolución sin libros, es como lanzar al aire globitos de agua. 

Para el cierre una paráfrasis del Fervor: ¡Cuántos transportan hoy la pólvora esencial de Martínez!

Referencias

Barrett, R. (1990). Obras completas: Vol. IV. RP Ediciones

Casola, A. (2012). Luis María Martínez: Obrero de la palabra (Primera edición). Arandurā.

Coureau, F. (1989). Luis María Martínez, El Trino Soterrado, Paraguay: Aproximación al itinerario de su poesía social. Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, 53(1), 137-139.

Eliot, T. S. (1952). Notas para la definición de la cultura (2a. ed). Emecé.

Luís María Martínez. (2020). Presentación de Rumor de lluvia [Arandurã].

Maiakovski, V. (2023, julio 18). Dos ensayos de Maiakovski: Desde el cielo a la tierra (1923) y Agitación y publicidad (1923) (A. Casta, Trad.). Para La Voz. https://paralavoz.com/dos-ensayos-de-maiakovski-desde-el-cielo-a-la-tierra-1923-y-agitacion-y-publicidad-1923/

Martínez, L. M. (1994). Fervor disperso. Ediciones Intento.

Suárez, V. V. (2011). Proceso de la literatura paraguaya: Perfil histórico, bibliografía y entrevistas a los más destacados escritores paraguayos. Criterio Ediciones.