Para este viernes 19 de septiembre, el Sindicato de Trabajadores de la ANDE (SITRANDE) convoca en su local a un “Congreso Nacional de Dirigentes Sociales, Sindicales y Campesinos”, para “definir un plan de lucha firme y unitario que culmine en una movilización multitudinaria a nivel nacional en defensa de la soberanía energética del Paraguay”, según expresa la resolución del Consejo de Delegados, reunido de manera extraordinaria el pasado 15 de septiembre.

Esta decisión guarda relación con el proyecto de creación del súper Ministerio de Industria, Comercio, Turismo, Minas y Energía, promovido por el gobierno colorado. Uno de los principales problemas que nos afecta —a la gran mayoría de las y los habitantes del Paraguay— es que, entre sus atribuciones, este nuevo ministerio concentrará la toma de decisiones en torno a la provisión de energía eléctrica, pudiendo abrir paso a la privatización del sistema de suministro.

Nos afecta porque todos los países que privatizaron el suministro de energía eléctrica terminaron encareciendo los precios, lo cual sucederá en nuestro país si se desmantela la ANDE.

De hecho, hace muchos años que la ANDE no puede utilizar sus ganancias anuales para modernizar el servicio y mejorar la calidad, generando muchas críticas y molestias en la población, favoreciendo el clima social para que la gente pida o esté de acuerdo con la privatización del sistema eléctrico.

El negocio de la electricidad es uno de los más importantes —tal vez el más importante— en cuanto a las ganancias que puede reportar. Por eso muchos empresarios, capitales internacionales y locales están detrás de la administración de la electricidad en nuestro país.

En nuestros editoriales venimos insistiendo en que el Estado paraguayo se sostiene con el dinero de los trabajadores y funciona en contra de los mismos, favoreciendo los intereses de una minoría explotadora, corrompida y narcomafiosa. También recalcamos que esa minoría es dirigida por el capital internacional, y que ni a ellos les funciona este Estado. Por eso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) plantea las reformas que el gobierno servil viene realizando en total perjuicio de las mayorías, eliminando muchos derechos de la clase trabajadora, el campesinado, los pueblos indígenas, estudiantes, científicos, intelectuales y artistas.

Frenar la privatización de la energía es fundamental. Por eso, el llamado para el congreso del viernes tiene gran importancia. Además, se encuadra dentro de otra insistencia que hemos venido planteando desde antes de las elecciones del 2023: necesitamos un frente de trabajadores por la recuperación y la defensa de nuestros derechos.

Somos un pueblo que no tiene hábitos preventivos. Nos cuesta mucho anticiparnos a las situaciones difíciles, prepararnos para evitar escenarios más duros y perjudiciales. Solo cuando la necesidad y la amenaza son muy grandes y podemos sentir el peligro, nos convocamos, buscamos la unidad y nos decidimos a luchar.

En este momento, tanto la necesidad como la amenaza son grandes, y el peligro es real. La clase dominante se muestra cada vez más individualista y mezquina, además de torpe y mediocre. Como muestra, los jóvenes de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) convocaron al corrupto, inepto, impresentable y títere Javier Milei, responsable del progresivo desmantelamiento industrial de la Argentina, para el Foro de Emprendedores Industriales del Paraguay (FEIP). Y dicha actividad está apoyada por el gobierno paraguayo, por la Secretaría Nacional de la Juventud, desde su mayoría parlamentaria y por el Partido Colorado. No hay duda de que defienden proyectos mezquinos que no toman en cuenta las necesidades de las mayorías que habitamos el país, y además pretenden perjudicarnos aún más.

Solo la clase trabajadora, en alianza con el campesinado, los pueblos indígenas, el estudiantado, así como también científicos, artistas e intelectuales comprometidos con una sociedad libre que garantice igualdad de condiciones para todas y todos, puede enfrentar este desafío que tenemos.

Desde nuestras organizaciones, nos sumamos al congreso de este viernes, respaldamos la lucha por la defensa de nuestra soberanía energética e insistimos en una unidad de acción en la que las organizaciones sociales con mayor fuerza —en cuanto a cantidad de militantes y recursos económicos— asuman el liderazgo para construir la solidaridad y la unidad que necesitamos como pueblo trabajador, para luchar por la defensa y recuperación de nuestros derechos, en tránsito hacia una síntesis política dirigida por la mayoría trabajadora, con una fuerza y poder en condiciones de destruir este Estado y construir otro verdaderamente democrático y garante de la justicia social.