Internacionales | Por Secretaría de Relaciones Internacionales
Desde el 1 de diciembre, se dieron cita en Asunción las delegaciones de varios países, para llevar a cabo la 19 ª sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En este contexto, desde su podio en la sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, Palestina pidió acciones contra el genocidio cultural que perpetra “Israel”.
Allí la representante de Palestina ante la Unesco, Hala Taweel, denunció que fueron asesinados 28 artistas y escritores desde el 7 de octubre. Dijo, además, que el ataque de la entidad sionista sobre el patrimonio cultural palestino es sistemático e intencional. Instó a la comunidad internacional a intensificar sus esfuerzos para proteger el patrimonio cultural palestino y pidió que aumente el apoyo a los artistas palestinos, que en medio del terrible genocidio siguen creando y alimentando con su arte la resistencia de todo un pueblo subyugado.
Si bien el hermetismo de “Israel” dificulta la completa evaluación sobre el terreno del daño al patrimonio palestino, hasta ahora la Unesco contabilizó el daño a 69 sitios, 10 religiosos, 43 edificios de interés histórico y artístico, dos depósitos de bienes culturales muebles, seis monumentos, un museo y siete sitios arqueológicos. Estos números son incompletos y seguirán siéndolo hasta que los sionistas terminen su agresión militar.
Si bien Israel ya no pertenece a la Unesco, debe igualmente cumplir con sus dictámenes, que tienen como objetivo la preservación del patrimonio histórico, pues es firmante de la Convención de La Haya de 1954.
Nosotros recordamos especialmente al poeta palestino Refaat Alareer que con su arte nos muestra la infinita dignidad que da la resistencia. A continuación compartimos el poema «If I must die» de Alareer, traducido por Norma Flores Allende:
Si he de morir,
tú debes vivir
para contar mi historia
vender mis cosas
comprar un pedazo de tela
y algunos hilos
(que la tela sea blanca de larga cola)
así un niño, en algún lugar de Gaza
al contemplar el cielo en sus ojos
mientras espera a su papá perdido en las llamas
—quien no logró dar el adiós
ni siquiera a su carne
ni siquiera a sí mismo—
vea la cometa, la cometa que hiciste para mí, volando
y crea por un momento que es un ángel ahí arriba
enviándole amor.
Si he de morir
que traiga esperanza
que sea una leyenda.