Otro joven campesino es asesinado por sicario de dirigente colorado

Otro joven dirigente campesino murió este lunes 18 de enero después de más de un mes de agonía a consecuencia de los numerosos disparos que recibiera el pasado 4 de diciembre, por parte de un matón al servicio del dirigente colorado Gerónimo Sanabria y su esposa, quienes figuran como supuestos propietarios de 1.000 hectáreas de tierras donde se encontraba organizado el asentamiento «Edilson Mercado».

Se trata de Arnaldo Solís, que con sus 33 años luchaba junto a numerosas familias de Yasy Kañy por la recuperación de parte de las tierras que anteriormente pertenecieron a La Industrial Paraguaya S.A., y habían sido donadas hace décadas al Estado paraguayo para su distribución a familias campesinas a quienes la ley reconoce como sujetos de la Reforma Agraria. Sin embargo, las maniobras judiciales, la fuerza armada ilegal de los terratenientes y la protección del cartismo, a través de Cristina Villalba y los narcosojeros, produjo el 2 de diciembre pasado un desalojo donde luego de expulsar del territorio a las familias campesinas, la policía desmanteló el asentamiento «Edilson Mercado» despojándoles incluso de sus animales y de los cultivos que la comunidad trabajó en ese lugar.

A dos días del ilegal desalojo, Arnaldo Solís, uno de los dirigentes del asentamiento, se acercó a la chacra con la intención de recuperar algo de los cultivos de la comunidad, y fue recibido a balazos por un matón de los terratenientes, quedando en estado grave por los numerosos impactos de bala recibidos, los que finalmente produjeron su fallecimiento este lunes, sumando un muerto más en el marco del conflicto por las tierras de la comunidad. De hecho, el nombre del asentamiento rinde homenaje a a otro mártir campesino también asesinado por matones hace un año atrás, en el marco de este mismo conflicto: Edilson Mercado.

Desde la adolescencia, el compañero Arnaldo Solís apostó a la organización colectiva y a la lucha contra la injusticia y la impunidad. Años atrás formó parte de la Juventud Comunista Paraguaya, posteriormente fue migrante en la Argentina y a su regreso continuó en el esfuerzo de oponer resistencia a la mafia del agronegocio y en la defensa del derecho a la tierra trabajando en su comunidad.

Desde 1989, en Paraguay al menos 130 campesinos han sido asesinados por sicarios contratados por terratenientes y hasta por el propio Estado, en el marco de la lucha por el derecho a la tierra.

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