Editorial del Lunes 23 de junio del 2025

Asesinatos, desapariciones, suicidios se suceden en nuestro pueblo, y los jóvenes son las principales víctimas. En este contexto, las grandes dificultades económicas relacionadas a la suba de precios en general, y de la canasta básica en particular, angustian a las familias trabajadoras. Las respuestas del Estado son: el funcionamiento de la justicia paraguaya manejada por mafiosos y corruptos, sin dar respuestas a las situaciones de violencia e inseguridad y, frente a la crisis económica, el gobierno resuelve un miserable y ridículo ajuste de cien mil guaraníes al salario mínimo.

El accionar del gobierno es de una criminal irresponsabilidad. La crisis económica, la crisis en la seguridad de las personas y las familias, la sensación, por lo demás correcta, de ser gobernados por la mafia generan rabia, miedo y una perspectiva de futuro que, cuando no se nos presenta peligroso y sombrío, se nos achica.

Así, en vez de ocuparse de los grandes problemas del pueblo paraguayo, el gobierno narcomafioso utilizó la sede de una Gobernación Departamental para realizar el acto de entrega de nuevas afiliaciones para el Partido Colorado. En una jornada proselitista, el corrupto Cartes colocó al Partido Colorado por delante de cualquier otra institución. Y el títere Peña repitió tres veces: «¡Sigámosle a Cartes!».

Toda esta situación de crisis se vuelve más peligrosa por la total subordinación del gobierno paraguayo a los intereses de EE. UU. y de Israel, en un escenario dramático a las puertas de una tercera guerra mundial, haciendo que nuestro país pueda convertirse en un posible blanco de ataque en el marco del genocidio terrorista que vienen operando sobre Palestina y los pueblos árabes.

Este panorama de guerra imperialista perjudica directamente los bolsillos de las mayorías trabajadoras, porque el encarecimiento del petróleo generará una nueva disparada de precios de todos los productos. Además de que, ante el peligro de la guerra, se nos restará más libertades y derechos, así también, aumentará la delincuencia y la violencia, favoreciendo la lógica del «todos contra todos».

Movilizarnos es el único e ineludible camino contra la guerra y por la paz, por la unidad de las mayorías trabajadoras para defender nuestros derechos, por la necesaria construcción, desde los lugares de trabajo, vivienda y estudio, de una verdadera alternativa política capaz de enfrentar al cartismo y a las patronales angurrientas, explotadoras, corruptas y mafiosas.

Con la intención de promover el encuentro, el intercambio de opiniones, experiencias y formas de organización, retomamos los editoriales semanales, asumiendo el compromiso de ir desmenuzando en más detalle todos los elementos que configuran la situación concreta actual, así como las propuestas para superar este difícil y peligroso momento que atraviesa la clase trabajadora en todo el mundo.