Opinión | Alhelí González Cáceres1
“This is Donald Trump’s world – we’re all just living in it-, con esta oración inicia el editorial más esperado por los analistas internacionales. El semanario británico The Economist presentó esta semana su famoso editorial The World Ahead 20262 con las proyecciones de la economía mundial para el próximo año, sumándose a los diferentes análisis prospectivos ya publicados por otros organismos del establishment como el Grupo Banco Mundial. Ambos coinciden en tres aspectos: ralentización del crecimiento de la economía mundial junto a la posibilidad de experimentar riesgos inflacionarios; aumento de las tensiones bélicas y recrudecimiento de fenómenos climáticos extremos3.
Al leer los reportes sobre lo que podemos esperar de la economía mundial en 2026 me pareció interesante iniciar esta nota con el juego de palabras que se puede leer en el título de esta nota: The World Ahead is Upside Down o El Mundo que se Avecina está de cabeza. Y no por capricho, sino por lo concreto de la crisis capitalista global.

En su editorial, Tom Standage proyecta diez elementos que deberán considerarse para el próximo año. La oración con la que inicia el editorial da cuenta de la influencia de las políticas de Trump en la economía mundial y es la misma con la que damos inicio a esta nota: “Este es el mundo de Donald Trump nosotros solo vivimos en el”. Pero, ¿por qué la concepción política de Trump es tan relevante? Para Standage, independientemente del resultado de las elecciones de medio término este noviembre en Estados Unidos, los deseos de Trump seguirán imponiéndose tanto dentro como fuera de los Estados Unidos.
The Economist delinea un 2026 a la deriva en términos geopolíticos pues, lejos de una nueva “Guerra Fría” o de recrear zonas de influencia bajo el control de las principales potencias económicas: Estados Unidos, China y Europa; tanto el dragón imperial como el halcón coinciden en un punto: la conveniencia de una política transaccional en el plano internacional antes que una confrontación directa. Contribuyendo de esta manera al declive del viejo orden mundial y empezando a dibujar las bases de un nuevo acuerdo entre las potencias imperialistas. Un acuerdo basado en tres elementos: defensa, comercio y energía.
Esto es particularmente peligroso para nuestra región y el resto de economías periféricas. Latinoamérica —y África— se encuentran en el centro de la disputa no solo por los mercados, sino por el acceso a materias primas y recursos energéticos estratégicos para los mercados de Europa y Estados Unidos. Garantizar la cadena de suministros de tierras raras, minerales que forman parte fundamental de la industria automovilística, armamentística y energética será el derrotero de las potencias para las siguientes décadas. Especialmente para Europa y Estados Unidos que necesitan mejorar los términos de la competencia con el gigante asiático que, por el momento, lleva la delantera en el sector tecnológico.
El aumento de los trabajos de prospección minera en nuestros territorios lo demuestra. Datos oficiales del viceministerio de Minas y Energía de Paraguay4 exponen que en nuestro país se encuentran en auge las exploraciones mineras y han tomado especial impulso desde el 2013 creciendo un 9,5%5.
Entre los recursos minerales que se encuentran en territorio paraguayo están el cobalto, mineral utilizado en la industria aeroespacial y para la fabricación de aleaciones y baterías, elemento esencial para la industria estadounidense y europea. Otros elementos como el uranio y los indicios de petróleo han movilizado el flujo de capitales extranjeros para la exploración y explotación de los recursos minerales y energéticos del país sin generar ningún tipo de infraestructura o dejar capacidades instaladas en los territorios en las que se instalan grandes compañías como MESINA S.A; empresa que en 2024 presentó su propuesta de exploración y explotación de minerales metálicos y no metálicos en Bloque Nueva Esperanza, departamento de Canindeyú6.
Otras riquezas minerales halladas en subsuelo paraguayo son el magnesio, cobre, oro, platinoides, aluminio, sílice de alta pureza, carbonato de hierro, utilizado en la industria siderúrgica para la producción de hierro y también en la producción de materiales de construcción como el hormigón. En la región Occidental, específicamente en el Alto Paraguay, se han encontrado indicios “significativos” de tierras raras, fosfatos, torio, uranio, cobalto, potasio, baritina y minerales metálicos7.
El conjunto de países del bloque Mercosur son particularmente ricos en estos minerales, lo que permite entender el impulso tanto de élites estadounidenses como europeas por la firma de acuerdos comerciales. La ofensiva del capital transnacional bajo la forma de Tratados de Libre Comercio (TLC) como los que impulsa la Unión Europea para con el Mercosur, o los TLC de Estados Unidos, entre ellos los recientemente firmados con Argentina, Ecuador, El Salvador y Guatemala son evidencia de ello.
Estos acuerdos —como es de esperarse— no configuran ningún beneficio para las economías del sur y mucho menos para la clase trabajadora y, en el caso argentino su alcance es realmente estremecedor. No solo por la opacidad que los envuelve, sino por lo que implica en términos de soberanía y reprimarización de las estructuras productivas de las principales economías de la región: Argentina y Brasil y, consecuentemente, el desmantelamiento de su mercado interno, impactando severamente en el empleo.
La alineación de gobiernos como el de Bukele y Milei a la política de Trump es realmente escandalosa, no sólo en términos comerciales sino también políticos e ideológicos. Mientras el primero convierte a El Salvador en una cárcel abierta para las inhumanas políticas migratorias de Trump, el segundo otorga acceso total y absoluto a las riquezas naturales del país, incluso de su potencial nuclear.
Los TLC entre EE. UU. y varios países de la región se suman a otra serie de acuerdos comerciales que Trump ha cerrado con países asiáticos dan cuenta de la preferencia de la administración de Donald Trump por una política de corte transaccional como acertadamente apunta Standage en su editorial, pero no por ello menos confrontativa ni menos letal.
Otro de los elementos que seguirán marcando el devenir del próximo año, según apunta Standage, serán los conflictos bélicos en Ucrania, Sudán, Myanmar y, por supuesto, el peligro de la fragilidad de la “paz” en Gaza, pero ubica otro elemento en el centro del análisis: la crisis por el control del Ártico entre Estados Unidos, China y Rusia.
El deshielo del Ártico, acelerado por la crisis climática, no solo está exponiendo las vastas riquezas minerales del subsuelo rico en tierras raras, sino que también está abriendo nuevas rutas marítimas estratégicas. Esta doble oportunidad – económica y logística – ha desatado una pugna creciente entre las potencias imperialistas. Estados Unidos y sus aliados, Rusia y China compiten por el control de una zona geoestratégica para los intereses del gran capital, un conflicto que, lejos de apagarse, se prevé que se agudice en los próximos años8.
El 2026 que se proyecta es uno en el que los problemas de Europa también se agudizarán. Para Standage, el aumento de los gastos en Defensa, mantener a Estados Unidos de su lado, impulsar el crecimiento económico y lidiar con el déficit fiscal serán los grandes desafíos de un bloque que se debate entre la defensa acérrima de los principios del libre comercio y las políticas de protección ambiental. El editorial de The Economist es claro al respecto, libre comercio y protección ambiental no van de la mano.
Por su parte el gigante asiático seguirá lidiando con sus propios dilemas: deflación, desaceleración económica y estrechez del mercado interno para su vasta producción industrial. Para la economía china expandirse es el principal desafío. No podía ser de otra manera, la expansión es una de las necesidades vitales del capital en su lógica de acumulación. En este sentido, la política de Trump “America First” se convierte en una posibilidad para que China pueda ampliar su influencia global a través de la diplomacia del dinero, pero sin confrontarse a Estados Unidos. Ambos dependen el uno del otro. El editorial de Standage cierra con un elemento de preocupación para el conjunto de la clase trabajadora: los impactos de la Inteligencia Artificial en el mercado de trabajo. El avance científico – técnico en el capitalismo no puede sino acrecentar los antagonismos de clase, antagonismos que no son morales sino estrictamente económicos. La incorporación de la Inteligencia Artificial a los procesos productivos promete elevar la productividad del trabajo y, al mismo, amenaza con destruir millones de puestos de trabajo. ¿Cómo lidiará el capital con esta contradicción? Con acierto señalaba Beinstein que las formas que ha asumido el capitalismo —derivadas de la propia lógica de acumulación— no hacen sino profundizar el carácter demencial del modo de producción capitalista, un sistema que se dispara a sí mismo a los pies. La interrogante realmente importante aquí es: ¿estamos las y los trabajadores preparados para enfrentarlo?
Notas y referencias
- Economista por la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Pinar del Río, Cuba. Máster en Ciencias Sociales y Doctoranda en Economía por el Instituto de Industria, Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. Directora de la Sociedad de Economía Política del Paraguay y de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico en América Latina y el Caribe. Miembro de la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe. Integrante del GT de CLACSO Crisis y Economía Mundial. Docente universitaria e investigadora social con formación de posgrado en Análisis de la Economía Mundial y Economía Financiera Contemporánea por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid y por el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, respectivamente. Contacto: caceresalheli06@gmail.com ↩︎
- The Economist (2025). The World Ahead 2026. Consultado en noviembre de 2025 The World Ahead 2026 from The Economist ↩︎
- World Bank Group Flashing Report (2025). Global Economic Prospects. Consultado en noviembre de 2025 Global Economic Prospects — June 2025 ↩︎
- Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. Viceministerio de Minas y Energía (s.f.) Potencial minero del Paraguay. Consultado en noviembre de 2025 Potencial Minero en Paraguay [Modo de compatibilidad] ↩︎
- Conacyt – MERCOSUR (2019). Estudios prospectivos-Minería. Consultado en noviembre de 2025 TOMO 3-Minería.pdf ↩︎
- MESINA S.A. (2024). RIMA Proyecto “Prospección de minerales metálicos y no metálicos – Bloque Nueva Esperanza del Departamento de Canindeyú- Región Oriental del Paraguay. Consultado en noviembre de 2025 6306__2024___RIMA_BLOQUE_NUEVA_ESPERANZA_MESINA_SA.pdf ↩︎
- Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. Viceministerio de Minas y Energía (s.f.) Potencial minero del Paraguay. Consultado en noviembre de 2025 Potencial Minero en Paraguay [Modo de compatibilidad] ↩︎
- TRENDS RESEARCH & ADVISORY (2024). The Artic: A Risck of Escalating Conflicts. Consultado en noviembre de 2025 TRENDS Research & Advisory – The Arctic: A Risk of Escalating Conflicts ↩︎
