Por Secretaría de Relaciones Internacionales — JCP
Con el objetivo declarado de «fortalecer la gobernanza y operación de los servicios de agua potable y saneamiento», el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones anunció la realización de la «Misión Técnica Paraguay–Israel sobre Gestión Integral del Agua» del 20 al 22 de octubre, en Asunción, con la participación de autoridades paraguayas —–representantes del propio MOPC, del MADES, de ESSAP, de la SEN, de SENASA, la ERSSAN e incluso el MRE— y de «expertos» israelíes en políticas y gestión hídrica según se indica en la página web del ministerio. Y, al leer que las autoridades estatales paraguayas van a trabajar con «expertos» israelíes en manejo del agua, no podemos evitar pensar en cómo Israel maneja el agua en Palestina.
Las infraestructuras de almacenamiento y distribución de agua en territorios palestinos son flancos de ataques sistemáticos en la política de ocupación militar israelí desde 1967. Así como indicaron los integrantes de Ingeniería Sin Fronteras, en un artículo en El Salto, «la ocupación israelí manipula el acceso al agua mediante infraestructuras, marcos legales y políticas ambientales diseñadas para privilegiar a las poblaciones israelíes en detrimento de la población palestina. Este sistema de apartheid hídrico quedó institucionalizado en los Acuerdos de Oslo (1995), que establecieron un régimen de distribución profundamente desigual, donde la población palestina depende de permisos e infraestructuras controladas por Israel».

La privación de agua como arma de guerra por parte de Israel contra la población palestina fue denunciada por numerosas organizaciones en la última década y documentada por Médicos Sin Fronteras. Los datos desde el 7 de octubre de 2023 indican que el acceso al agua en toda la Franja de Gaza fue cortado en un 97% por Israel, dejando a la población palestina sobreviviendo con apenas entre 3 y 15 litros de agua al día, cuando, según la ONU, es un derecho humano acceder a entre 50 y 100 litros. Más del 67% de las instalaciones e infraestructura del agua en la Franja de Gaza fue destruida por las fuerzas de ocupación israelíes. En toda la Franja, alrededor de 40 pozos quedaron completamente destruidos, mientras que alrededor de 93 quedaron seriamente dañados y solo funciona el 17% de los 284 pozos subterráneos. En algunos casos, los soldados israelíes se encargaron de dejar su impronta en la destrucción genocida al estampar la bandera israelí en una de las paredes de una planta de tratamiento de agua.
Ni hablar de Cisjordania, donde los colonos israelíes atacan las plantas de agua que proveen a las aldeas palestinas o las propias fuerzas de ocupación israelíes dañan los manantiales de la zona de la que la población palestina se sirve para irrigar sus huertas, buscando así que los palestinos y palestinas abandonen el lugar para continuar expandiendo los asentamientos israelíes. Es una vieja tradición israelí en el «manejo de los recursos hídricos». En el año 2000, por ejemplo, todo el margen del río Jordán quedó bajo control israelí. Según estudios del Banco Mundial, 90% del agua en Cisjordania se usaba en beneficio de Israel. Sabiendo todo esto, ya imaginamos lo «fructífera» que será esta misión conjunta entre los dos estados genocidas para el manejo del agua en Paraguay.
Teniendo en cuenta todo esto, es necesario seguir denunciando el carácter genocida de Israel y exigir la ruptura de toda relación con el sionismo, incluyendo esta ‘cooperación técnica’ sobre la gestión de nuestras aguas.
