Palestina | Por Marcos Castellano


En 1949, el filósofo Theodor Adorno escribe un ensayo titulado “Crítica de la cultura y sociedad”. Este ensayo refleja la profunda crisis ética y estética que la catástrofe del Holocausto impuso sobre la producción cultural y la reflexión filosófica europea. En dicha obra, el autor sostiene que “escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie”. Comúnmente, esta citación es recordada a través de la paráfrasis “¿habrá poesía después de Auschwitz?”, atribuída a Adorno. El cuestionamiento de si seguirá existiendo poesía después de una tragedia como el Holocausto puede ayudarnos a reflexionar sobre el actual proyecto genocida de Israel. 

Todos los días despertamos y presenciamos una gran cantidad de crímenes contra la población palestina transmitidos en vivo. El número de migrantes de crisis, de personas hambrientas, de palestinos que necesitan atención médica, de personas desabrigadas, víctimas de los ataques israelíes, aumenta. Ante esta tragedia, se impone el silencio de la denominada Comunidad Internacional y de los medios de comunicación a su servicio.

La pregunta “¿habrá poesía después de Auschwitz?” surge del asombro que los intelectuales europeos sintieron al descubrir los horrores cometidos, supuestamente de forma velada, en los campos de concentración nazi. Es común escuchar a las personas afirmar con convicción de que si ellos hubieran vivido en aquella época, no permanecerían callados. Y, sin embargo, hoy lo están. Otros se hacen la pregunta: “¿cómo será que era vivir en aquella época con los engranajes de la maquinaria de la muerte funcionando a todo vapor?”. Ya no hace falta preguntarse, hoy vivimos un genocidio y todavía nos levantamos todos los lunes por la mañana para agarrar el colectivo lleno de gente para ir al trabajo.

Palestina es un punto de inflexión en la historia. Palestina representa el desmoronamiento de la idea de progreso lineal de la historia humana y del avance progresivo de los derechos humanos desde la primera Revolución Industrial. Palestina representa el fin del multilateralismo liberal de los organismos internacionales, como señala el filósofo Vladimir Safatle: “Gaza marcó el fin de facto de las Naciones Unidas como organismo vinculante, ya que incluso una demanda de alto al fuego por parte de su Consejo de Seguridad es atendida por el Estado de Israel con soberana indiferencia”. Adicionalmente, Palestina es un mensaje. Uno que debemos escuchar con bastante atención, porque no es difícil imaginar un escenario en el que nosotros seamos los próximos. 

En un texto titulado “Palestinización del mundo”, la socióloga Berenice Bento resalta que: “La mayor contribución de Israel al mundo globalizado ha sido su tecnología mortífera. El gas lacrimógeno, con un alto riesgo de letalidad, el rastreo biométrico de cuerpos, la inteligencia artificial que genera listas de presuntos terroristas, tecnologías combinadas con armas químicas ya conocidas, como el fósforo blanco, y técnicas exportadas por Israel capaces de producir cuerpos mutilados en masa con precisión quirúrgica y sin desperdiciar munición”.

Palestina es un laboratorio en el cual las fuerzas de ocupación israelíes prueban sus armas de destrucción. Pero también es un mostrador en el que son exhibidos la eficacia de la tecnología israelí para controlar cuerpos. Considerando los estrechos vínculos entre el coloradismo y los sionistas, ¿quién nos garantiza que dentro de poco Paraguay también no será escaparate mundial de la excelente calidad de las armas israelíes? Nosotros, igual que los palestinos, somos pobres. ¿Quién se importará de llorar a nuestros muertos?

Palestina es la necesidad de un despertar brusco. Es la cruel ilustración de la frase de Lenin: “Más allá del poder, todo es ilusión”. Ya no podemos defender proyectos políticos conciliadores con la ilusión de que los Estados-Nación respetarán una supuesta orden democrática.  

Finalmente, Palestina también deja en evidencia la bancarrota política e ideológica en la que se encuentran los países centrales del capitalismo. Parece muy fácil y obvio condenar la violencia de Rusia contra Ucrania, pero, ¿por qué parece ser tan complejo defender la vida de inocentes palestinos? Incluso intelectuales como Jungen Habermas, una de las supuestas luminarias de las ciencias sociales contemporáneas, un mes después del 07 de Octubre de 2023, se pronunció sobre el genocidio afirmando que la reacción de Israel es “a principio justificada”. 

Como crítica al cinismo de los intelectuales europeos, Aimé Césaire en su libro “Discurso sobre el Colonialismo” argumenta que: Europa es indefendible. Y él continúa diciendo: “Al final del capitalismo, deseoso de perpetuarse, está Hitler. Al final del humanismo formal y de la renuncia filosófica, está Hitler”. Palestina es la comprobación de esa tesis. Nadie nos liberará, excepto nosotros mismos. Por eso, sigue siendo muy importante organizarnos, hablar de Palestina, financiar proyectos políticos que defiendan la soberanía de nuestro país y la de Palestina. 

El título de este texto es una pregunta: ¿Habrá poesía después de Gaza? El tiempo nos dirá. Por el momento, yo me aferro a algunos fragmentos de textos para no perder la esperanza. En un breve pasaje de “El dolor paraguayo” de Rafael Barrett en el que dice algo así como: si luchamos y al final descubrimos que el bien no existe, nosotros inventaremos el bien. Y en unos versos de Bertolt Brecht: “En los tiempos sombríos/ ¿se cantará también? También se cantará/ sobre los tiempos sombríos”.


Referencias

BENTO, Berenice. Palestinização do Mundo. Blog Boi Tempo, 30 mai. 2024. Disponível em: https://www.boitempoeditorial.com.br/blog/2024/05/30/palestinizacao-do-mundo/?srsltid=AfmBOorgoFeYWz81PqSfDLg6Vi7eSKf4LJ4fE8vNAE-QXnmItF9Wx9_Y. Acesso em: 22 set. 2025.

CÉSAIRE, Aimé. Discurso sobre el colonialismo. Madrid: Akal ediciones, 2006.  SAFATLE, Vladimir. Pensar após Gaza. Blog Boi Tempo, 15 mai. 2024. Disponível em: https://blogdaboitempo.com.br/2024/05/15/pensar-apos-gaza/. Acesso em: 22 set.