Editorial del 19 de agosto del 2025
Sabemos que el gobierno miente cuando dice que estamos mejor. Acerca de esto, nos plagueamos: con amistades, compañeros de trabajo, de estudio, con desconocidos. Nos plagueamos en cualquier lugar: esperando el ómnibus o en el mercado, en el súper, en la farmacia, en el fútbol, en los encuentros que tenemos. Intercambiamos quejas sobre los altos precios, la inseguridad en las calles y los barrios, el pésimo transporte público, los bajos salarios, lo difícil que es acceder a salud y a educación de calidad, a tierras para cultivar, para vivir de acuerdo a las diversas culturas, como es el caso de los pueblos indígenas.
De esto y de mucho más se estuvo hablando en estos días, así como dijimos, entre la gente y desde varios medios de comunicación. Nos plagueamos por todas partes, también en las redes sociales, con angustia y con humor, buscando descargar nuestras desgracias con burlas hacia Peña, Cartes, la mayoría colorada y los politiqueros, además de los explotadores y usureros que se aprovechan de nuestro trabajo.
Nos plagueamos porque las patronales ya están mejor a costa nuestra
Solo los medios del Estado paraguayo y del grupo Cartes dicen que estamos bien y que el gobierno ha logrado avances. Y para apaciguar el mal humor y el hartazgo del pueblo trabajador, hacen mucha propaganda de eventos como los Juegos Panamericanos e insisten con el crecimiento del país, incluyendo a los “influencers” extranjeros que dicen que la gente tiene que venir a Paraguay porque en nuestro país se vive bien.
En realidad, como en cualquier parte, cuando alguien posee mucho dinero tiene posibilidades de acceder a los mejores servicios. Eso también pasa en Paraguay, incluyendo la posibilidad de violar leyes laborales, medioambientales, con coima y compra de jueces, además de exportar e importar de manera ilegal o guardar dinero fruto de negocios ilícitos, de tráficos de influencias y otras formas de corrupción en los bancos.
Para generar posibilidades de resolver nuestros problemas debemos pasar del plagueo a la crítica comprometida.
Para dar ese paso, las trabajadoras y los trabajadores necesitamos acercarnos, hablar de estos problemas y pensar en una organización cuya principal bandera sea la total lealtad en la defensa de los intereses de toda la clase trabajadora, en defensa y recuperación de derechos.
Las trabajadoras y los trabajadores más honestos, solidarios, firmes, pacientes y con capacidad de trabajo colectivo deben ser promocionados y respetados como líderes de sindicatos, movimientos campesinos, barriales, culturales, indígenas, que en su conjunto organicen la llegada, el intercambio con esos millones de trabajadores que viven sin ningún derecho trabajando por cuenta propia o en empresas que violan el código laboral; al mismo tiempo que a los trabajadores que, en estos últimos años, han visto mermados su derechos adquiridos ante la presión de las patronales.
La mayoría trabajadora reconoce a sus explotadores, por eso las críticas a Biggie
Esta semana el gobierno cerró por unos días la famosa cadena de minimercados “Biggie”, por encontrar productos vencidos en algunos de sus locales. La práctica de jugar con los precios y de vender productos vencidos es una realidad que padecemos como pueblo en muchos mercados y supermercados. El hecho de que se haya dado el cierre de locales de esta cadena y no de otras cadenas o locales, nos dio a entender que fue parte de una pelea entre grupos de poder, en este caso entre el Grupo Cartes que gobierna desde el Estado, y el Grupo Zuccolillo, dueño mayoritario de la cadena “Biggie” y de muchas otras empresas más, competidor directo de aquel.
El grupo Zuccolillo y algunos aliados empresariales buscaron que el pueblo trabajador salga a repudiar la persecución del gobierno a sus negocios. En seguida, la mayoría trabajadora empezó a recordar la manera en que explotan y maltratan a los trabajadores en los Biggies, sobre todo en las redes sociales, lo cual es fundamental para ubicarnos y seguir pensando en la unidad de las mayorías para frenar los atropellos y recuperar nuestros derechos.
Ninguna solidaridad con grupos que explotan, violan todos nuestros derechos y construyen opinión pública mintiendo desde sus medios masivos de comunicación, como son el Grupo Cartes, el Grupo Zuccolillo y el Grupo Vierci.
La crítica comprometida es un paso necesario hacia la acción de organizarnos como clase
La crítica comprometida es una decisión que incluye empatía, solidaridad, responsabilidad de toda la clase trabajadora para enfrentar el difícil momento que vivimos, gobernados por explotadores mezquinos, corruptos y mafiosos.
Trabajadores de supermercados, minimercados como la cadena que fue atacada por el gobierno, trabajadores de estaciones de servicios, de maquiladoras, de cadenas farmacéuticas, comercios, de la mayoría de las industrias y de los servicios no tienen una herramienta organizativa, un sindicato para defender sus derechos.
En el anterior editorial colocamos la necesidad de que los sindicatos fuertes, con recursos y beneficios recibidos a través de sus luchas, asuman la gran responsabilidad de organizar, con los demás gremios, organizaciones e inclusive individualidades conscientes, un plan para desarrollar a nivel país que permita la unidad entre trabajadores con derechos y trabajadores sin derechos, para defender la dignidad de todos los trabajadores, igualando para arriba, garantizando el total cumplimiento del código laboral.
El encuentro necesario y urgente entre todos los trabajadores, debe incluir a emprendedores para discutir los engaños por detrás de la promoción de las micros y pequeñas empresas, tema sobre el cual hablaremos en los próximos editoriales.
Es bueno plaguearnos, gritar nuestras protestas, reclamar, manifestarnos, pero es mejor aún hacer todo esto con una crítica responsable que nos haga disponer nuestros mejores esfuerzos para juntar a mucha gente y tener la fuerza para recuperar los derechos y tener una mejor vida.