Editorial del 29 de julio de 2025


Esta semana se festeja el día de la amistad en nuestro país. Hasta hoy, mucha gente se refiere al Paraguay como “el país de los amigos”. Esta expresión suele tener un valor positivo. Sin embargo, al pensar en el funcionamiento de las instituciones y los poderes del Estado, el concepto del “país de los amigos” pasa a mostrarse como un maquillaje para encubrir el tráfico de influencia y el funcionamiento injusto del Estado para la mayoría de quienes vivimos en este país.

Para sacar la mayoría de los expedientes, hacer trámites, acudir a la justicia o a cualquier ministerio, siempre se necesitan “contactos”, “amigos”. De lo contrario no conseguimos lo que buscamos o nos sale más caro o tarda mucho. 

La idea del “país de los amigos” encubre el deficiente y prebendario funcionamiento del Estado y sus instituciones, obligando a que la gente se corrompa coimeando o buscando a alguien que le facilite el trámite, violando los principios de la institucionalidad y la vigencia de derechos.

Algunos derechos se cumplen cuando tenemos algún contacto o nos relacionamos con algún politiquero que sabemos que es corrupto. Respecto a los otros derechos que no se cumplen —salud, educación, empleo, etc.—, algunas personas buscan acceder a ellos formando parte del esquema de corrupción para juntar dinero y tener ahorros para afrontar situaciones de enfermedad, desempleo, etc.   

La semana pasada se reunieron dirigencias de las centrales obreras de nuestro país, que no acompañaron los reclamos de las y los trabajadores, en rechazo a la leyes de saqueo como la Ley de superintendencia de jubilaciones o de la Función Pública, y resolvieron llamar a un congreso unitario que proponen se realice en el mes de agosto, aproximadamente. Buscan así aglutinar a todas las organizaciones sociales del país, con la intención de evaluar la situación difícil en la que nos encontramos como pueblo trabajador e inclusive la posibilidad de llamar a una Huelga General si es que nuestros reclamos no son escuchados.

Configuran el panorama de reclamos la suba de precios de la canasta básica y de todos los productos en general, el ajuste ridículo del salario mínimo en cien mil guaraníes, la modificación de la ley de la función pública y de mipymes, la precarización laboral creciente, el pago de la deuda del Estado con el IPS, los privilegios de los empresarios del transporte público y su pésimo servicio, la situación de abandono del campesinado y el despojo de nuestros derechos en general. 

De nuestra parte, estos y otros reclamos los venimos colocando en reuniones, encuentros, charlas, publicaciones en redes sociales, manifestaciones, marchas y diversas actividades. Lo hacemos desde el Partido y la Juventud Comunista, como también desde los espacios sindicales, campesinos, indígenas, estudiantiles, territoriales, culturales en los que estamos.

La situación del sistema de salud (sin medicamentos y con personales de salud superexplotados), la situación de la educación igual a la de la salud y con programas como “Ñe’ẽry” y otros que son puro maquillaje, o como el “Hambre cero” que sirven para robar dinero y favorecer a la estructura electoral del Partido Colorado, así como el incumplimiento de la ley favorable a las ollas y comedores populares, o la creciente ola delictiva a consecuencia de la falta de oportunidades y el dominio de un proyecto de país para pocas familias alineadas a la narcomafia, forman parte de los reclamos que tenemos.

Nosotros reivindicamos el encuentro y la unidad para hacer frente a esta situación. Creemos que un congreso unitario y una Huelga General son pasos necesarios para defender y recuperar derechos, y que deben ser parte de la discusión en las bases de cada sindicato, gremio, organización estudiantil, territorial, cultural, campesina, indígena de todo el país. Y como tienen una central importancia y requieren de la masiva y multitudinaria participación del pueblo en todo el país, asumimos que es un trabajo serio que requiere de acuerdos y conductas firmes.

Necesitamos una unidad con representantes incorruptibles que solo negociarán en función de acuerdos e intereses defendidos por las mayorías trabajadoras, sin buscar beneficio personal y totalmente subordinados al mandato del pueblo organizado. Esto es sumamente difícil porque la experiencia es contraria. De hecho, las centrales que están convocando, dieron su acuerdo para que el gobierno apruebe la ley de superintendencia y entonces el dinero de los jubilados vaya a Ueno Bank y pueda ser utilizado de diversas formas por la camarilla de delincuentes al frente del gobierno y de varias empresas alineadas al cartismo.

De hecho, solicitar a este gobierno que favorezca a los intereses de los trabajadores es igual que pedirle a un empresario del transporte que sea justo con sus trabajadores y con los usuarios, que pague sus impuestos, sus deudas, ofrezca un servicio de calidad las 24 horas, con un precio menor al actual. Imposible.

Por eso es tan importante que las mayorías trabajadoras organicemos nuestros esfuerzos de manera colectiva para terminar con la lógica prebendaria y corrupta del país de los amigos, buscando amplias unidades y construyendo dirigencias sanas, valientes, inteligentes, serias, responsables, que estén a la altura de las necesidades de este momento. 

Trabajemos la unidad, trabajemos la huelga general, construyamos una representación que realmente luche por los intereses colectivos y no tenga compromisos bajo la mesa con los explotadores y corruptos. Esta es la tarea esencial de la clase trabajadora, el campesinado, los estudiantes, los pueblos indígenas, artistas, científicos e intelectuales.