Por Oscar Herreros Usher
Con alguna frecuencia aparecen en la prensa escrita noticias que nos informan que la economía paraguaya va viento en popa. Una de ellas, de fines del pasado mes de mayo, afirma que el nuestro es el país en el que más se ha reducido la pobreza en el último año en la región. La pobreza, según datos oficiales, se ha reducido al 20,1% de la población, porcentaje que, de todas maneras, sigue siendo elevado.
A fin de comprobar la realidad fui a la fuente, el informe Pobreza monetaria y distribución de ingreso EPHC 2024, del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicado en marzo de 2025.
El INE ha definido (en el año 2012) una Canasta Básica de Alimentos cuyo contenido calórico y proteico satisface los requerimientos nutricionales mínimos de la población. El costo mensual por persona de la canasta básica de alimentos se denomina Línea de Pobreza Extrema (LPE). Se define como población en pobreza extrema al conjunto de personas que vive en hogares cuyos ingresos per cápita son inferiores al costo de una Canasta Básica de Alimentos.
El INE ha definido también una Canasta Básica de Consumo constituida por la canasta básica de alimentos más una canasta básica no alimentaria compuesta por bienes y servicios esenciales relacionados con la vivienda, vestimenta, educación y otros. El costo de esta Canasta Básica de Consumo se denomina Línea de pobreza Total (LPT). Se define como población pobre al conjunto de personas residentes en hogares cuyo nivel de ingresos es inferior al costo de esa Canasta Básica de Consumo.
Las medidas de pobreza de cada año se establecen con base en la Encuesta Permanente de Hogares Continua (EPHC), de la que se obtienen los ingresos. Los costos de las canastas básicas alimentaria y de consumo son actualizados por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Banco Central del Paraguay.
El informe EPHC 2024 estableció para ese año los valores mensuales por persona (en guaraníes) de las líneas de pobreza extrema (LPE) y de pobreza total (LPT) según áreas de residencia como sigue (del Cuadro N.º 1 del informe):

En relación a estos valores, el informe EPHC 2024 del INE hace el siguiente comentario: en general, el valor de la canasta básica de alimentos (línea de pobreza extrema) del año 2024 aumentó en 9,0% en comparación con el año 2023. Este aumento se observa tanto en áreas urbanas como rurales. En el caso de la canasta básica de consumo (línea de pobreza total) el aumento fue de 5,1% en áreas urbanas y de 5,8% en áreas rurales. Por otra parte, el valor del IPC que se ha utilizado para determinar el ajuste del salario mínimo legal (SML) es de 3,6%, lo que nos indica que los trabajadores formalizados del sector privado sufrirán una sensible pérdida de su nivel adquisitivo, dando plena razón a quienes afirman que los actuales criterios para definir el ajuste del SML son inadecuados para preservar el valor adquisitivo de los trabajadores y que es urgente su actualización.
Ahora bien, a partir del 1º de julio el salario mínimo legal (SML) se incrementará en 3,6% (100.769 guaraníes) alcanzando la suma de 2.899.048 guaraníes. ¿Será suficiente el SML para que el ingreso de las familias de los trabajadores superen las líneas de pobreza? Depende de la cantidad de miembros de las familias. Veamos qué ocurre en el área urbana.

Estos valores se han obtenido al multiplicar los valores LPE y LPT por persona del área urbana por el número de miembros de las familias.
Los números nos muestran que con el nuevo SML las familias de 3 miembros apenas superarán la LPT y que las de 4 o más miembros son pobres totales. Esto obliga a que ambos padres salgan a trabajar, dejando a los hijos a cargo de otras personas o descuidados la mayor parte del día, privándoles de los cuidados paternales tan necesarios para un adecuado desarrollo y maduración emocional y sicológica. Esto explica también, al menos en parte, la violencia y la criminalidad que actualmente se observa entre los jóvenes.
Los números expuestos más arriba nos muestran sólo una parte de la realidad, no nos dicen cuántas son las personas que son pobres totales. Para ello recurriremos a otros datos contenidos en el EPHC 2024.
Previamente es necesario explicar algunos métodos y términos que se utilizan en la investigación estadística. Como sería muy costoso, en tiempo y en recursos, entrevistar a todas las familias sólo se entrevista a un subconjunto de las mismas. A ese subconjunto se le llama muestra. Para que la muestra sea representativa, es decir, para que refleje de manera fideligna las características de la población, la cantidad y la forma en que las familias son seleccionadas están determinados por criterios técnicos que aquí no es necesario explicar.
Supóngase una muestra de 100 familias. Se ordenan esas familias según alguna medida, en este caso el ingreso familiar mensual. Se forma un grupo con las 20 familias que tienen los menores ingresos, luego otras 20 con los ingresos inmediatamente superiores, y así sucesivamente, hasta llegar a las 20 familias con los ingresos mayores. Se han formado 5 grupos de 20 familias para un total de 100, a esos grupos se les llama quintiles (cada grupo es una quinta parte de la muestra, de ahí el nombre de quintil). Posteriormente se calcula dentro de cada quintil el promedio de los ingresos de las familias que lo conforman. Se puede suponer que esos promedios se ubican en, o cerca de, la mitad de su correspondiente quintil; entonces, el promedio del primer quintil se ubica cerca del 10% de la población, el del segundo quintil alrededor del 30%, y así sucesivamente.
El EPHC 2024 aplicó lo anterior al conjunto de familias que fueron entrevistadas. Los resultados se muestran en la siguiente tabla con el ingreso familiar mensual promedio en miles de guaraníes. El ingreso total incluye el ingreso laboral, las ayudas familiares tanto del interior como del exterior del país, las jubilaciones y pensiones, las ayudas del Estado como Tekopora o Adulto Mayor, el costo del almuerzo o merienda escolar, y otros como rentas, alquileres, dividendos, etc. A partir de los datos del Cuadro N.º 5 del informe formamos la siguiente tabla:

Las columnas Qi/Q1 son el cociente entre el ingreso promedio de cada quintil en relación al primero, es decir, representan cuántas veces es mayor el ingreso promedio de las familias de cada quintil en relación al ingreso promedio de las familias del primer quintil. Se puede apreciar que el ingreso familiar promedio del quinto quintil es de alrededor de 7 veces el ingreso familiar promedio del primer quintil, o sea, en promedio el ingreso de las familias más ricas es unas 7 veces el de las más pobres.
Según la primera tabla una familia de 4 miembros necesita más de 3.588.672 guaraníes para superar la LPT, lo que la ubica entre los quintiles 2 y 3, es decir, entre el 30% y el 50% de la población. Una familia de 5 miembros requiere de 4.485.840 guaraníes para superar la LPT, lo que la ubica en el quintil 3, es decir, alrededor del 50% de la población. Esto no se compadece con la afirmación del INE de que la pobreza en 2024 era de tan sólo el 20,1% de la población. El gráfico a continuación permite visualizar mejor lo afirmado:

Claramente el nuevo valor del SML es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de un trabajador que deba sostener a una familia de 4 o más miembros sin verse sumergido en la pobreza.
Debe considerarse, además, que las familias numerosas son más frecuentes entre la población de menores recursos. En aquellas en que una mujer es la cabeza de familia, ella es la única que aporta ingresos a la misma. Asimismo, es frecuente que de todas estas familias formen parte también las madres y los padres ancianos, cuyos ingresos por los programas estatales de subsidios a la tercera edad ya han sido contabilizados como parte del ingreso total familiar.
A todo esto debe sumarse el deterioro y precarización que han sufrido los servicios públicos de salud, educación, transporte, etc., lo que significa que los gastos familiares en estos rubros han ido aumentando en proporción mucho mayor que lo reflejado por el IPC.
Es necesaria una observación adicional. La estructura de las canastas alimentaria y no alimentaria ha sido definida por el INE mediante las Encuestas de Ingresos y Gastos 2011/2012. En una década los hábitos de consumo han cambiado, con lo que esas canastas se han vuelto obsoletas e inadecuadas para medir la pobreza con una precisión razonable.
Las columnas 3 y 5 de la tabla anterior muestran también otro aspecto de la realidad social de nuestro país. Se observa que las familias del segundo quintil tienen un ingreso promedio ligeramente inferior al doble respecto del primero, las del tercero cerca de dos veces y media, las del cuarto unas tres veces y media, pero el ingreso promedio del quinto salta a cerca de siete veces. Esto muestra que una minoría (20%) tiene ingresos muy superiores al resto de la población, lo que se puede corroborar cualitativamente mediante la información que día a día nos traen los medios de prensa escrita o los noticiarios de la televisión.
Cuando analiza la composición de los ingresos familiares el EPHC 2024 (Cuadro N.º 4) hace la siguiente apreciación: independientemente del nivel de ingresos de las familias paraguayas, la mayor parte de sus ingresos provinieron de las actividades económicas. Los ingresos laborales representaron el 84,2% del total de ingresos a nivel nacional. En el primer quintil, esta fuente de ingresos concentró 72,0% de los mismos y fue aumentando a medida que los ingresos familiares se incrementaron hasta el cuarto quintil, luego disminuyó a 83,8% en el último quintil donde cobran peso los ingresos por jubilaciones y pensiones (7,9%).
Veamos la proporción, en relación al ingreso familiar total, de los ingresos por jubilaciones o pensiones para cada quintil (la cifra del quintil 1 está basada en pocos casos muestrales, que puede ser considerada como insuficiencia muestral, observación tomada del informe EPHC 2023):

Si se graficara se vería una curva casi exponencial (cada quintil, quitando el primero, aproximadamente duplica al anterior). Pero detrás de esa representación matemática se esconde una pavorosa realidad social. Se supone que la seguridad social, de la que las jubilaciones y pensiones forman parte importante, tiene la finalidad de proteger a los sectores más vulnerables de la población. Sin embargo los números presentados más arriba muestran que quienes mayormente se benefician de las jubilaciones y pensiones son las familias de mayores ingresos, lo cual es un reflejo de la precariedad e informalidad laborales que afectan a los sectores de menores ingresos.
El siguiente gráfico, elaborado a partir del Cuadro N.º 6 del EPHC 2025, que muestra la distribución del ingreso mensual per cápita refuerza todo lo anterior:

En el mismo Cuadro N.º 6 del informe EPHC 2024 se observa que el 10% más rico participa con el 35,2% del ingreso promedio total. Sin embargo, la suma de las participaciones del 70% más pobre es del 37,9% del ingreso promedio total. El ingreso promedio del 10% más rico es 18,9 veces el del 10% más pobre. Reflejo fiel de la enorme desigualdad social imperante en nuestro país.
El gobierno actual y los dos anteriores, habiendo cuadruplicado la deuda pública y en medio de una campaña inspirada por el Fondo Monetario Internacional para saquear los fondos jubilatorios y recortar los derechos de la clase trabajadora, se ufana de ir reduciendo la pobreza año tras año, ubicándola ahora en 20,1%. Un análisis criterioso de los números que el mismo gobierno publica lo pone en duda y una mirada a lo que acontece en las calles lo desmiente.
La Santa Inquisición de la Iglesia Católica torturaba a las mujeres acusadas de brujería para que confesaran sus componendas con el diablo, también a los sospechosos de herejía para que admitieran sus desvíos. Alguien dijo que la estadística es el arte de torturar los números para hacerles decir lo que uno quisiera.