Editorial | 7 de agosto de 2023

Como esperábamos, el continuismo stronista pretende seguir despojando los derechos de las mayorías trabajadoras, aprovechando la mayoría parlamentaria al servicio de las patronales, para seguir ajustando el aparato estatal en función a los intereses de las minorías millonarias.

Desde hace años que se ha instalado la idea de que el Estado que funciona en el Paraguay es grande y que se debe achicar. Este Estado, creado a imagen y semejanza de las patronales, totalmente inservible para garantizar los derechos del pueblo trabajador y organizado para el tráfico de influencias, la corrupción y la repartija entre empresarios y politiqueros, es presentado por quienes siempre se beneficiaron, como un Estado grande que debe ser achicado, cuando en realidad el gran problema es su diseño y la política de saqueo de quienes lo han diseñado.

Claro que el Estado malgasta nuestros recursos. Claro que debemos desmontarlo para construir un Estado transparente y organizado para defender los intereses de las mayorías. Pero esta tarea requiere de un gran debate nacional con datos serios, donde la propuesta estatal probablemente tenga un mayor gasto público y sea más grande pero eficiente y eficaz.

Defendemos las rupturas con burocracias inútiles; defendemos el combate y la eliminación del planillerismo. Pero nada de eso es lo que se propone Peña con su gobierno stronista. Todo lo contrario. Achicar el Estado para seguir robando y generando mayores ganancias a las minorías. El nombramiento de ministros corruptos, stronistas, relacionados con la mafia, como Barchini, el Tigre Ramírez, Riera (quien tuvo un pasado antistronista pero está totalmente asimilado por la mafia y los sectores antiderechos), Tadeo Rojas, tan solo por citar algunos, envueltos por el liderazgo del mafioso Horacio Cartes, da cuentas del rumbo que tendrá su gestión.

Muy lejos de la solución de los graves problemas económicos que tenemos como pueblo, así como la ineficiencia e ineficacia de las instituciones organizadas y orientadas por el Estado, el gobierno actúa con la prepotencia que caracteriza a las patronales y a la narcomafia, organizando los cambios a espaldas de la población. Es seguro que, con las críticas y el anuncio de movilizaciones de diversos sectores molestos con las posiciones expresadas por Peña y sus futuros ministros, desarrollen un simulacro de participación con representantes vendidos, para darle una supuesta legitimidad a las decisiones resueltas entre grandes empresarios, banqueros y terratenientes subordinados a capitales extranjeros imperialistas.

Necesitamos una unidad capaz de renovar dirigencias, ampliar su llegada a millones de trabajadoras y trabajadores de la ciudad y del campo, mostrando una conducta transparente y de total defensa de los intereses de las mayorías. Una dirigencia que no tenga precio y que tenga una alta moral capaz de generar la confianza que hemos perdido entre explotados y excluidos. Recordemos que las minorías nos dominan porque logran dividirnos y corromper a quienes asumen como representantes de la clase trabajadora, del campesinado, de los pueblos indígenas, de las y los estudiantes.

Recuperar la confianza para apostar a la lucha como mayoría de pueblo que somos es fundamental. Sin eso no podremos hacer valer nuestra fuerza para darle vuelta a este gobierno, hacerle tragar su prepotencia y lograr que nos mire a la cara y discuta con las mayorías trabajadoras del país, qué tipo de Paraguay queremos para garantizar la justicia y la igualdad de oportunidades, entendiendo que este tipo de logros nos permitirá avanzar hacia un gobierno dirigido por la clase trabajadora. Porque con el continuismo stronista liderado por Cartes y su títere Peña, solo nos espera engaño y robo.

Este 15 de agosto nos manifestaremos en repudio al gobierno ladrón, stronista y al servicio de las minorías. Otro 15 de agosto se expresará mientras asume el continuismo narcomafioso. En ese otro 15 de agosto, el derecho a la alimentación, el derecho a la jubilación, los reclamos por un sistema de transporte público de calidad y con precio justo, la defensa de los derechos de las mujeres, la niñez, adeloscencia y juventud, los derechos de la comunidad LGBTQ+, la defensa de la tierra, asistencia técnica, semillas y mercado para el campesinado, así como el derecho a los territorios de los pueblos indígenas, se expresarán con fuerza y alegría entre varias organizaciones sociales y políticas que confiamos en la unidad de acción para defender, recuperar y conquistar derechos. Nos encontraremos el 15 de agosto para renovar nuestras fuerzas con la felicidad que nos genera la dignidad de luchar contra las injusticias. Vy’apópe igustove ñañorairõ.


Imagen de inicio: La reproducción prohibida (1937), de René Magritte.